Cuixart
?Son los achaques de la voluntad desmayos de la reputaci¨®n ( ... ). El primer esfuerzo llega a violentarlos; a disimularlos, el segundo. Aquella tiene m¨¢s de valeroso; esto, de astuto.? Ante la exposici¨®n que por estos d¨ªas presenta en Madrid Modest Cuixart, vi¨¦neme una vez m¨¢s a la letra, y como anillo al dedo, el llano settir de nuestro conceptista por antonomasia. En verdad que lo que para, el cofundador de Dau al Set fuera ayer esfuerzo, hoy es disimulo, y lo valeroso de su actitud en aquellos dif¨ªciles a?os cuarenta no pasa, en los que corren, de suplir el desmayo de reputaci¨®n por probada y comprobada astucia.Cumpli¨¦ndole a Modest Cuixart (Barcelona, 1925) el papel de protagonista en los primeros conatos renovadores de nuestro arte posb¨¦lico, no debe ce?irse la cr¨ªtica a 19 aqu¨ª y ahora expuesto, sin la oportuna alusi¨®n a su curriculum o el cotejo entre lo dado a la luz en un pasado pr¨®ximo y lo ofrecido en el presente. Y de la confrontaci¨®n de su ayer fundacional (y prefundacional con su hora m¨¢s actualizada se colige algo as¨ª como el tr¨¢nsito desde una actitud valerosamente creadora a la astucia de una pr¨¢ctica acad¨¦mica, aun adornada de modernidad.
Cuixart
Galer¨ªa Rayuela.Claudio Coello, 19.
La serie, por ejemplo, de las pinturas tituladas Linneus, de los a?os cuarenta (anteriores, incluso, a la fundaci¨®n de Dau al Set), lejos de encamar la remota premonici¨®n de sus actuales criaturas, parecen su l¨®gica consecuencia, siendo igualmente contradictoria la relaci¨®n que nos es dado establecer entre sus obras abstraccionistas de la Suite Bienal de Sao Paulo (sacralizadas, en frase de Cirici Pellicer, por la liturgia de la materia) y los ejercicios ficticiamente surrealistas, por redomadamente acad¨¦micos, que ahora ofrece a nuestra contemplaci¨®n.
La evoluci¨®n del quehacer de Cuixart (al igual que el de T¨¢pies o a ejemplo suyo) discurre, hasta finales del cincuenta y principios de la d¨¦cada siguiente, por sendas de progresi¨®n. Las ilustraciones literarias del primer surrealismo exig¨ªan verse urgentemente transformadas (como de hecho ocurri¨® en su caso y en el de los m¨¢s consecuentes con los postulados te¨®ricos de la escuela) en unas propuestas libertarias, no-figurativas, que vinieran a fomentar la genuina plasmaci¨®n de las exigencias del deseo, al margen de alegor¨ªas y met¨¢foras.
Y es, justamente, en ese momento crucial (que T¨¤pies, por ejemplo, entendi¨® e interpret¨® como pocos) cuando Modest Cuixart inicia un proceso impenitentemente regresivo, decadente, que hab¨ªa de llevarlo a la pr¨¢ctica de un academicismo sin paliativos. Por trepidante que parezca el color, risue?a la an¨¦cdota y desenfadados los personajes, preponderan en la exposici¨®n presente valores tan acad¨¦micos como la composici¨®n, el claroscuro, la medida alternancia entre la gam¨ªa c¨¢lida y la fr¨ªa... y la premeditada concepci¨®n de cada una de las estampas.
De ¨¦stas dir¨¦ que las ejecutadas con la t¨¦cnica del pastel a¨²n conservan una cierta inmediatez y frescura, favorecidas por la reducci¨®n del formato; Los ¨®leos (y m¨¢s cuanto de mayores proporciones) revelan, bajo capa de desenvoltura, lodo un universo convencional, minuciosamente premeditado, m¨¢s propio de ilustraci¨®n literaria que consecuente con la pr¨¢ctica espec¨ªfica de la pintura. Lo que ayer, en fin, fuera esfuerzo, hoy es disimulo, y lo valeroso de su actitud de una edad no lejana ha parado en pura y simple astucia.
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