Grave cogida de El Merlo en Carabanchel

El inter¨¦s de la novillada estuvo en el juego desigual de los bovinos. El primero cumpli¨® en varas y lleg¨® a la muleta dificil por el izquierdo; el segundo, bien en varas y noble en la muleta; el tercero, manso -total y condenado a banderillas negras, no tuvo problemas en la muleta; el cuarto, un manso con mucho trap¨ªo, tampoco dio problemas; el quinto, manso, con muchos pies, -sac¨® genio y muri¨® en los medios como un bravo, y el sexto, otro manso, acab¨® dif¨ªcil y descompuesto. Con este g¨¦nero triunf¨® Jes¨²s M¨¢rquez, regular con el capote, jug¨® bien los brazos y media ver¨®nica tuvo verdadera calidad. A su primero le hizo una faena valiente, comenzada con eficaces doblones y hubo derechazos muy buenos, tal vez un poco r¨¢pidos, dio un buen natural y lo mejor fue un pase de pecho con la derecha, en el que se sac¨® al novillo por el hombro. No debe citar con el pico de la muleta, ni retrasar la pierna. Con el quinto se libr¨® de una cornada, al caer en la cara del toro, se hizo el quite con el vuelo del capo te, luego estuvo valiente y eficaz en las dobladas, sin m¨¢s lucimiento, pues falt¨® mando.?El Merlo?, torero bastote y valent¨®n, torea agachado hasta con la capa. En el tercero, se qued¨® muy quieto, pero con el defecto de retirar la muleta de la cara del novillo y de no correr la mano, torp¨®n, fue varias veces desarmado. Al sexto lo banderille¨® al quiebro con las cortas y s¨®lo coloc¨® dos palos por marcar el quiebro anticipadamente. Reincidi¨® en sus defectos, aunque vimos, sueltos, alg¨²n derechazo estimable. Al matar por sexta vez le alcanz¨® el novillo en un derrote a la boca y fue llevado a la enfermer¨ªa conmocionado. Mat¨® al novillo G¨¢mez, y el presidente, con grave desconocimiento del reglamento, no comenz¨® la nueva cuenta de tiempo y envi¨® dos avisos m¨¢s.

Muy mal G¨¢mez, sin recursos y con infinitas precauciones, caus¨® una penosa impresi¨®n.