Un halc¨®n para la paz
Duro o blando —m¨¢s bien duro— Shimon Peres, el nuevo dirigente m¨¢ximo del Partido Laborista israel¨ª y eventual primer ministro interino, es un hombre conocido. Tal vez, excesivamente conocido en un pa¨ªs donde el sistema de promoci¨®n pol¨ªtica y designaci¨®n electoral no permite que las personalidades nuevas surjan f¨¢cilmente. Peres ha sido el gran reorganizador de las fuerzas armadas israel¨ªes despu¨¦s de la amarga victoria del ?Yom Kipur?. Muchos creyeron ver, tras sus actitudes tajantes y su intransigencia, la sombra de Dayan y de los ?halcones?. Ahora Peres debe repartir juego en el complicado universo pol¨ªtico israel¨ª. Obviamente deber¨¢ dejar para otra ocasi¨®n su intransigencia para con los ¨¢rabes.
Porque el panorama pol¨ªtico de Israel, apenas cinco semanas antes de las elecciones legislativas, es todo menos sencillo. Hasta ahora la teor¨ªa de las dos fuerzas pol¨ªticas b¨¢sicas funcionaba perfectamente. Por un lado estaba el Partido ?Maarakh? en el poder y por otro, el Likkud, el gran partido de la derecha. La aparici¨®n de un nuevo grupo pol¨ªtico —el Movimiento Democr¨¢tico para el Cambio ( Shinui, en hebreo)— cambia considerablemente el panorama electoral. El ?Shinui? pretende precisamente democratizar las -elecciones, El pueblo israel¨ª est¨¢ fatigado por la designaci¨®n, desde los estados mayores de los partidos, de todos los candidatos, algunos de los cuales han demostrado cumplidamente su incapacidad. El ?Shinui? ha llevado a cabo elecciones de base en todo el pa¨ªs para superar este trauma, legalmente consagrado por la normativa electoral vigente.
Tres personalidades —el profesor Ygal Yadlin, el profesor Rubinstein y Samuel Tamir, tr¨¢nsfuga del Likkud— bastante conocidas coordinan actualmente la labor propagand¨ªstica del nuevo grupo para el que se vaticinan ¨¦xitos importantes. Hay quien asegura que el ?Shinui? puede ser el fiel de la balanza en los comicios de mayo y que ninguno de los dos grandes partidos tradicionales podr¨¢ gobernar sin su apoyo o con su oposici¨®n.
El afianzamiento electoral del ?Shinui? se har¨¢ muy probablemente a expensas de los dos peque?os partidos (la ?alianza religiosa? y los ?liberales? que en el momento actual colaboran con el Gobierno. El centro, que se reclama interclasista y moderado, puede arrancarle tambi¨¦n sufragios a la izquierda, incluso a los comunistas prosovi¨¦ticos que ahora pretenden introducir en sus listas electorales a personalidades independientes.
Sea como sea, Peres y su partido deber¨¢n establecer con meti?ulosidad su estrategia en los 2 d¨ªas. El esc¨¢ndalo que ha terminado con Rabin no favorecer¨¢ precisamente a sus candidatos. Por otra parte la nueva actitud de los americanos coloca a las fuerzas gubernamentales en una situaci¨®n delicada. El presidente Carter acaba de declarar que los palestinos tienen derecho a ?un hogar? o a una patria. Semejante toma de posici¨®n en otras ¨¦pocas o en otras circunstancias habr¨ªa provocado un aut¨¦ntico esc¨¢ndalo en Israel. Hoy, la actualidad pol¨ªtica y el desgaste del Gobierno hacen que las protestas sean m¨¢s bien d¨¦biles.
Por mucho que lo sienta, el duro Peres tendr¨¢ que jugar en los pr¨®ximos meses —seguramente como jefe del Gobierno— la carta de la tolerancia. Primero, con vistas a las elecciones; despu¨¦s con la vista puesta en la conferencia de paz de Ginebra. Pese a la lucha fronteriza en el L¨ªbano y a la crisis gubernamental, los comentaristas internacionales coinciden ahora en afirmar que la paz no est¨¢ lejos en Oriente Pr¨®ximo.
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