Entre la marginaci¨®n y la xenofobia
Cincuenta y nueve millones de d¨®lares (m¨¢s de 4.000 millones de pesetas) recaudaron el pasado a?o en Italia los secuestradores. La ?cifra de negocios? hab¨ªa descendido ligeramente en relaci¨®n con 1975, a?o en que fueron secuestradas 65 personas (en 1976, 45). Puede ser que este a?o el descenso contin¨²e, aunque los gangs italianos parecen dispuestos a exportar sus m¨¦todos a los pa¨ªses vecinos. Por si hubiera alguna duda sobre la nacionalidad de los secuestradores del se?or Luchino Revelli Beaumont, ¨¦sta qued¨® despejada tras haber escuchado su mensaje a trav¨¦s de los micr¨®fonos de Europa n¨²mero I. Pocas duras hay tampoco sobre lo que este extra?o ?comit¨¦ de defensa de los trabajadores italianos en Francia? pretende. No se trata, obviamente, de un golpe destinado a ganar dinero, pese a la cifra pedida y a la extra?a exigencia de que se repartan v¨ªveres y medicinas entre los trabajadores italianos.Hay, sin duda, una pol¨ªtica en el secuestro. Aunque muy probablemente los autores del hecho pueden haberse equivocado. Francia no es precisamente un pa¨ªs donde el problema de los trabajadores extranjeros y su marginaci¨®n haya sido resuelto satisfactoriamente, como se han encargado de se?alar en los ¨²ltimos meses los sindicatos de todos los colores. La opini¨®n p¨²blica gala ha visto con relativa inquietud a lo largo de algunas d¨¦cadas la presencia de emigrantes en el suelo patrio. Y no se trata solamente de xenofobia o de racismo. El paro y el desempleo larvado de los nacionales provoca ahora mayor inquietud ante los millones de emigrantes turcos, italianos, portugueses, argelinos, senegaleses, etc¨¦tera. Es probable que las fuerzas m¨¢s reaccionarias aprovechen este rocambolesco suceso para llamar la atenci¨®n sobre estos extranjeros ?incontrolados? y relativamente olvidados. Para llamar la atenci¨®n y sugerir medidas dr¨¢sticas contra ellos, por supuesto.
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