Una reflexi¨®n ¨¢cida y machista

Jules Feiffer es un autor conocido de todo el mundo por su actividad como guionista y dibujante de historietas sat¨ªricas, a veces de intenci¨®n pol¨ªtica, las m¨¢s con una clar¨ªsima visi¨®n cr¨ªtica del sexo, el compromiso y la responsabilidad del ciudadano norteamericano de hoy. Sus tiras tienen un encanto ¨²nico, hecho posible por un magn¨ªfico dibujo y unos textos espl¨¦ndidos, con iron¨ªa desacostumbrada en el medio y un alcance que va mucho m¨¢s all¨¢ del simple entretenimiento m¨¢s o menos divertido.Conocimiento carnal es una transposici¨®n al cine de las ideas de este columnista gr¨¢fico, una reflexi¨®n ¨¢cida y machista -en el mejor sentido de esta palabra, si es que tiene alguno bueno- sobre la suerte de unos adolescentes universitarios que, inevitablemente, se empe?an en envejecer y relacionarse insistentemente con las mujeres de su edad. El t¨ªtulo es suficientemente expresivo de las intenciones de la obra, pero la malevolencia celt¨ªb¨¦rica -es sabido que los hombres de este pa¨ªs no pensamos m¨¢s que en una cosa- puede viciar su exacto entendimiento. Los personajes pueden ser pat¨¦ticos y discutibles, pero nunca mu?ecos dise?ados para ostentar un sexo apremiante. Las abundantes relaciones sexuales est¨¢n planteadas y contadas desde una ¨®ptica realmente adulta y no necesariamente fam¨¦lica. Nada m¨¢s lejos de los tristes y anticoncupiscentes desnudos y coitos de nuestro cine predemocr¨¢tico que esta historia de hombres y mujeres ¨¢vidos de realizarse vitalmente, y no s¨®lo en el ¨²nico sentido del t¨¦rmino, sino en un aut¨¦ntico conocimiento carnal que les lleve a otros saberes finales.

Mike Nichols no era, quiz¨¢s, el director ideal para realizar esta historia, que adopta la forma comedia para no acabar en farsa tr¨¢gica, pero tiene el buen hacer suficiente para no estropearla, y la capacidad para entender sus planteamientos generales sin falsearlos. Los actores -inesperado Garfunkel, que trae una presencia ins¨®lita, sin canciones- est¨¢n espl¨¦ndidos, sobre todo Jack Nicholson. Las mujeres est¨¢n a la altura de sus compa?eros -lo que ya es raro, en un cine masculino-, y la sorpresa la da, sobre todo, Ann Margret, en una actuaci¨®n que est¨¢ al borde de la autoparodia, mientras la siempre excelente Rita Moreno soprende en un papel poco agradecido, en el que demuestra su clase excepcional.