Zaire y la opini¨®n p¨²blica americana
Hablar de la opini¨®n p¨²blica estadounidense en asuntos internacionales supone rizar el rizo. Aparte de una desinformaci¨®n generalizada sobre las relaciones exteriores de su pa¨ªs existen en ?Am¨¦rica? varias opiniones p¨²blicas. En este y otros aspectos, ni son ni saben lo mismo los ciudadanos de Nueya York o San Francisco que los de Arizona o Fort Wayne, Indiana. Leer en la prensa local USA una informaci¨®n sobre el Zaire ajustada a la realidad y de cierta altura es un privilegio dif¨ªcil de usufructuar.El problema se agrava si se tiene en cuenta que ¨²nicamente hay un par de peri¨®dic¨¢s de verdadera altura (New York Times y Washington Post). Ambos. se las ven y desean estos d¨ªas en explicar a sus lectores, no demasiado enterados en estos temas, lo que ocurre en Zaire.
La realidad, sin embargo, es otra. La realidad, para cualquiera que haya permanecido los ¨²ltimos quince d¨ªas en USA, es que los ?representantes? de la opini¨®n p¨²blica norteamericana (es decir, quienes escriben en la prensa, los parlamentarios, los de una u otra estirpe, personalidades en general) no s¨®lo no se aclaran en exceso so bre lo que acontece en Zaire, sino que est¨¢n absolutamente divididos sobre la cuesti¨®n. Y como en USA no hay derecha ni izquierda..., la cuesti¨®n resulta embarazosa. As¨ª, el autor del editorial sobre Zaire en el New York Times, prudentemen te insin¨²a que al fin los USA han decidido que ?Africa sea para los africanos?, al desligarse de toda actuaci¨®n directa en Zaire (omitiendo que Francia, aliada de Washington y Marruecos, firme pe¨®n de la estrategia occidental en Africa, est¨¢ representando el pa pel que en otros tiempos habr¨ªa jugado directamente USA). Al tiempo que en una larga parrafada el Times explica qu e los invasores procedentes de Angola pertenecen a la etnia luba, ?huida a Angola tras la frustrada secesi¨®n katan gue?a en 1960?, se inclina por el buen sentido de Carter al no inten tar otra aventura a lo Vietnam.
El caso es que estos d¨ªas, la? ?opini¨®n p¨²blica americana? se agita a este respecto en un mar de incertidumbres. Por un lado, el ?esc¨¢ndalo? que el ciudadano de color, se?or Andrew Young, representante USA en Naciones Unidas, est¨¢ aireando a los cuatro vientos con sus opiniones sobre Africa Meridional y Central (a prop¨®sito de Rodesia, ?Inglaterra es maestra en artes racistas?; ?las tropas cubarias han desempe?ado un papel estabilizador en Angola?).
Por otro lado, sesudos columnistas del Times (William Safire) pregonan que Carter est¨¢ manejado por el negro Young en la pol¨ªtica africana de USA, que los marines se tuestan al sol, en las playas de California mientras los rusos avanzan en Africa -como si franceses y marroqu¨ªes estuvieran bronce¨¢ndose en la Costa Azul- y que el continente est¨¢ perdido por culpa del embajador USA en la ONU, negro, y liberal ¨¦l. Como si los americanos hubieran ganado Africa alguna vez...
Sin embargo, el embajador Young -bien sentado el papel sustitutorio en Africa que de los EEUU hacen Francia y Marruecos- cuenta con la simpat¨ªa de otros editorialistas yanquis. As¨ª, Tom Wicker, tambi¨¦n del Times (?bendiciones de la'libertad de prensa sin el art¨ªculo 2!) afirma que periodistas y pol¨ªticos se est¨¢n volviendo hist¨¦ricos con el asunto del Zaire (el propio Young -provocando otro ?esc¨¢ndalo?- acaba de aludir a los semp¨ªternos anticomunistas de Washington como ?paranoicos?). Dice Wicker que si el r¨¦gimen de Mobutu est¨¢ corrompido y un levantamiento pojular logra derribarlo, mejor para todos; que si a algunos vecinos africanos les molesta tal acci¨®n, que se preocupen sus propios Gobiernos; que nadie ha demostrado que los cubanos est¨¦n dentro del Zaire y que en cualquier caso ya est¨¢ bien de actuar de gendarmes en todas partes. El se?or Wicker asegura que a ver qui¨¦n prueba que los ex gendarmes katangue?os invasores son comunistas e, ?in extremis?, que est¨¢ harto de que los USA no hagan m¨¢s que invadir pa¨ªses extranjeros a pesar de todos sus comentarios en el Times. Directamente o por intermediarios.
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