Entrem¨¦s con promesas
Despu¨¦s del atrac¨®n de corridas que llevamos, y cuando debieran venir los postres, la empresa Pag¨¦s nos sirve unos entremeses. Ayer, a las doce, fue la novillada, esta ma?ana ser¨¢n los rejoneadores.Si salvamos la cuarta corrida de feria, enterita; lo del viernes de Paquirri, algo de Parada, el rejoneo de Vidri¨¦, la presentaci¨®n de las primeras ganader¨ªas, la bravura del Guardiola Comando Gris y poco m¨¢s, de ning¨²n modo se podr¨¢ decir que los platos de esta feria han sido sustanciados y abundantes; antes bien, escasos, caros y mal condimentados. De manera que el entrem¨¦s con promesa de la novillada de ayer podr¨ªa haber servido para catar bocados ricos, aunque fuera en peque?as porciones.
Plaza de la Maestranza
Novillada matinal de feria. Reses de Torrestrella, recortaditas, c¨®modas de cabeza, manejables.Alfonso Mart¨ªn: Oreja. Vuelta a su aire. Jairo Antonio: Vuelta por su cuenta. Oreja. Nime?o II: Oreja. Vuelta.
Pero tampoco. Con unas reses facilitas, justitas de presencia, comod¨ªsimas de cabeza, fuerzas las m¨ªnimas y ninguna mala intenci¨®n, los toreros estuvieron excesivos, incontrolados e incontinentes. ?Mil pases dieron? Quiz¨¢ m¨¢s, sin calculadora electr¨®nica no se podr¨ªan contar. De clase se vio menos: quiz¨¢ unos derechazos de Alfonso Mart¨ªn, alg¨²n pase de pecho de Nime?o, ciertos ayudados de Jairo Antonio.
Tienen posibilidades y maneras los tres, de eso no hay duda; lo que pasa es que traen la lecci¨®n aprendida de donde han podido, que son las figuras del momento, y en ¨¦stas, pureza torera no hay, precisamente. De modo que estos que empiezan traen la lecci¨®n aprendida, pero mal: pierna contraria atr¨¢s, todos, y casi siempre en la ejecuci¨®n de las suertes; cites en corto, aunque la res los pida de largo, repertorio escaso, espada de hojalata.
Y a todo esto, el Sol era un fuego vivo que echaba de la plaza. La, novillada de los infiernos fue por culpa del Sol. La luz cenital pon¨ªa. sombra bajo alhamares y lentejuelas. El albero se habla dorado a oro viejo. Los variopintos Torrestrella, -salpicaos, jaboneros, coloraos, negros- se confund¨ªan con su propia sombra. S¨®lo hubo una ovaci¨®n de gala cerrada, y ¨¦sa fue para el puntillero: como al sexto, devuelto por cojo, no hab¨ªa forma de que los cabestros lo arroparan hasta el corral, lo llam¨® desde un burladero y, a pulso y seg¨²n ven¨ªa, de un limpio cachetazo lo dej¨® frito. Tuvo que salir al tercio a saludar. Un poco m¨¢s y lo sacan a hombros por la puerta de? Pr¨ªncipe.
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