Los toros de la feria de Sevilla no ten¨ªan fuerza
A causa del juego que dio buena parte de las corridas lidiadas en la feria de Sevilla, muchos aficionados y algunos compa?eros de la cr¨ªtica se preguntaban d¨®nde est¨¢ la casta; si se habr¨¢ perdido en ese camino de cruces y recruces que muchos criadores siguen para dulcificar la embestida del toro de lidia.
Como la casta de toda la ganader¨ªa de bravo no se pierde en un a?o, seguramente podemos estar tranquilos en este aspecto. ?Por qu¨¦ un a?o? Sencillamente tenemos como hito otra feria, celebrada hace tan s¨®lo nueve meses, la de los sanfermines, y en ella ocurri¨® todo lo contrario: las corridas, salvo muy escasas excepciones -una de ellas, del mismo hierro que otra lidiada en el reciente abono sevillano-ten¨ªan casta, mucha casta, y bravura, y presencia.Es decir, que casta hay; basta tan s¨®lo ir a las ganader¨ªas que la tienen acreditada. Por ejemplo, las que se vieron en Pamplona. Ocurre, sin embargo, que los toreros que mandan, o los exclusivistas, buscan por otro lado. Naturalmente, para evitarse problemas, que a lo mejor las figuras de la fama no saben resolver.
M¨¢s preocupante es la falta de fuerza del toro. ?Qu¨¦ pasa aqu¨ª? En la feria de Sevilla se lidiaron 78 reses -toros, 76- y ninguna derrib¨®. No lo hicieron, ya puede suponerse, los osborne, los manolo-gonz¨¢lez, Ios torreestrella, de tronada apariencia; pero tampoco los corpulentos boh¨®rquez, los serios ejemplares de Camacho o Guardiola, los grandes y gordos del marqu¨¦s, los trenes miura.
Hubo un miura colorao que salt¨® al albero, serio y majestuoso, gir¨¦ sobre s¨ª lentamente, enter¨¢ndose de c¨®mo andaba el patio, empez¨® a enga?arse, a estirar el cuello, a mirar arriba... La cabeza se le puso a la altura de la catedral y dio las buenas tardes al campanero. 640 kilos, pesaba el mozo (el de la divisa verde y grana, no el campanero). Pues bien, ni ¨¦se derrib¨®; ni siquiera llev¨® al caballo hasta las tablas con estr¨¦pito. Tampoco sus hermanos, tampoco los de los dem¨¢s hierros.
?D¨®nde est¨¢ la fuerza del toro? Hace unos a?os, no ya los toros, sino los novillos, volteaban los jamelgos, los tumbaban patas arriba. El peso del peto y del caballo son hoy grandes, en efecto, pero reses de trap¨ªo, bien criadas, como eran las mencionadas de Sevilla, ten¨ªan que poder con eso y m¨¢s. ?Es que el toro actual no tiene fuerza? Y si la tiene, ?d¨®nde se la deja? Esta es otra cuesti¨®n, a sumar a la tan debatida de la ca¨ªda del toro de lidia. Puesto que as¨ª como hay toros que-no-se-caen, tambi¨¦n hay ciertos toros que derriban. ?Por qu¨¦ unos s¨ª y otros no? Lo de los Camacho, Boh¨®rquez, marqu¨¦s de Domecq y Miura lidiados en Sevilla es un misterio.
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