Capitalismo e Iglesia cat¨®lica
Leo con curiosidad, ya que no con sorpresa, el art¨ªculo de don Antonio Garrigues Walker, en la p¨¢gina 42 de EL PAIS de fecha 4 de mayo. Observo con regocijo c¨®mo se cumple la profec¨ªa de aquel que dijo que el capitalismo no tiene inconveniente en destruir todo aqueIlo que interfiera su camino hay que desfondar a la cruz, pues s¨¦ la desfonda.Resulta de todas formas ir¨®nico que sea un socialista el que salga en este caso en defensa de la Iglesia cat¨®lica, pero es obligaci¨®n de toda persona honesta corregir los errores que se deslizan en el citado art¨ªculo.
No es del todo il¨®gico que un caracterizado representante del .m¨¢s mohoso capitalismo multinacional, no haya le¨ªdo a Santo Tom¨¢s de Aquino. ?Y qui¨¦n pone en duda a Santo Tom¨¢s como fuente de la doctrina de la Iglesia? Sin embargo, en, su Summa Theologica afirma impl¨ªcitamente. que la propiedad privada no es de Derecho Natural, cuando dice: ?La propiedad privada no es contraria al Derecho Natural, pero es un invento de la raz¨®n humana (Summa Theol¨®gica II, quaest. LXVI. art. 2).
Con estos antecedentes, mal podr¨ªa haber defendido la Iglesia cat¨®lica -como tal- que ?la propiedad privada sea un valor permanente por constituir un Derecho Natural? o que ?La propiedad privada tenga el car¨¢cter de derecho incondicional y absoluto?.
Bien es verdad que la Iglesia cat¨®lica ha cometido, gigantescos errores (unos reparados y otros sin reparar a¨²n), pero como cuerpo ideol¨®gico tiene una insuperable ventaja sobre el capitalismo. Sabe rectificar, con lo que ha logrado hist¨®ricamente -almenos hasta ahora- algo que no ha conseguido ni, conseguir¨¢ ning¨²n sistema pol¨ªtico o econ¨®mico. Sucederse a s¨ª misma.
Es cierto que fa Iglesia cat¨®lica ha sido un instrumento del capitalismo y viceversa, pero de ah¨ª a afirmar que ambos son inmortales, hay mucho trecho. Sobre la inmortalidad de la Iglesia cat¨®lica no quiero entrar en discusi¨®n, pero sostener que el capitalismo es eterno, me recuerda a aquellos inmut¨¢bles principios que terminaron mut¨¢ndose, una vez que una gruesa losa cay¨® sobre la tumba de su sostenedor.
Como todo el mundo sabe ?los contubernios? tienen larga tradici¨®n en nuestro pa¨ªs. Primero fue el contubernio judeo-mas¨®nico, cuyo creador es de todos conocido. Con posterioridad, un almirante, que fue jefe de Gobierno, afirm¨® un mes antes de su tr¨¢gica muerte, que ?son tres los enemigos de Espa?a; a saber, el comunismo, la masoner¨ªa y la democracia cristiana, detr¨¢s de todos ellos est¨¢n losjud¨ªos y tras los jud¨ªos, Sat¨¢n?. Y ahora es don Antonio Garrigu¨¦s Walker el que inventa el contubernio socialismo Iglesia cat¨®lica, creado para destruir las excelencias de la libre concurrencia, la iniciativa privada y el lucro.
Pienso que de seguir tolerando estas geniales aportaciones intelectuales, Espa?a est¨¢ irremisiblemente perdida.
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