El "Concorde" autorizado a aterrizar en Nueva York
Un juez federal norteamericano dio ayer v¨ªa libre al avi¨®n supers¨®nico franco-Ibrit¨¢nico Concorde para aterrizar en el aeropuerto John F. Kennedy, de Nueva York, lo que hasta ahora estaba prohibido por las autoridades del aeropuerto, en contradicci¨®n -seg¨²n el juez- con una norma anterior que determinaba que el Concorde deb¨ªa pasar diecis¨¦is meses de prueba antes de obtener la autorizaci¨®n definitiva para volar a Norteam¨¦rica.La decisi¨®n del juez Milton Pollack fue interpretada por expertos legales en el sentido de que el pol¨¦mico avi¨®n comercial supers¨®nico podr¨ªa aterrizar ?inmediatamente? en el principal aeropuerto de Nueva York. Un portavoz de la British Airways, compa?¨ªa que, junto con Air France, incluye al Concorde en su flota, manifest¨® que los preparativos t¨¦cnicos retrasar¨ªan por lo menos una semana la llegada del aparato al aeropuerto Kennedy.
Por su parte, las autoridades del aeropuerto anunciaron en seguida su decisi¨®n de apelar contra la decisi¨®n del juez Pollack.
El gobernador del estado de Nueva York, Hugh Carey, uno de los m¨¢s decididos adversarios del Concorde, dijo que la decisi¨®n judicial traer¨ªa ?graves consecuencias? y alent¨® a las autoridades del aeropuerto Kennedy para que recurrieran contra la misma.
El juez Pollack argumenta en su sentencia que existe una norma general, dictada por el anterior secretario del Transporte, William Coleman, por la que el Concorde debe atravesar un per¨ªodo de prueba de diecis¨¦is meses, y que el aeropuerto Kennedy no tiene autoridad para discriminar el tr¨¢fico que llega al mismo, por lo que la prohibici¨®n de aterrizaje al avi¨®n queda sin efecto.
Hasta ahora, y pese al poderoso lobby, que trabaja a favor del Concorde en el Congreso, el aparato supers¨®nico, que emplea menos de cuatro horas en cruzar el Atl¨¢ntico norte, s¨®lo puede aterrizar en Norteam¨¦rica en el aeropuerto Dulles, a unos cincuenta kil¨®metros de Washington.
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El Concorde, cuesti¨®n pol¨ªtica
Viene de la primera p¨¢ginaLa oposici¨®n principal al Concorde se basa en el ruido que produce, muy superior al de los reactores comerciales normales y al peligro que podr¨ªa suponer su vuelo sobre zonas densamente habitadas. Sin embargo, los defensores del avi¨®n alegan que en el fondo de la oposici¨®n est¨¢ el desaire norteamericano ante un producto europeo de alta tecnolog¨ªa. Norteam¨¦rica abandon¨® hace unos a?os sus proyectos de aparatos comerciales que volaran a m¨¢s velocidad que la del sonido, por considerarlos no rentables, y el Concorde puede suponer el desmentido de dicha teor¨ªa.
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