Un posible fantasma
Hoy domingo, la m¨¢xima actualidad de la Liga se constri?e al partido de Madrid, entre los dos equipos madrile?os que figuran entre los ?grandes de Espa?a? del f¨²tbol. Sus partidos, no hay que decirlo, son tradicionales y pasar¨¢n bastante de los cien, porque s¨®lo en Liga, desde 1928, se han enfrentado ya m¨¢s de noventa veces, no pocas en Copa y hasta en la Copa de Europa lo hicieron en las semifinales de 1959 donde jugaron hasta el desempate en Zaragoza despu¨¦s de los dos encuentros rituales. Hay motivo, pues, para examinar bastante de cerca su aureola de eternos rivales, dentro de la relativ¨¢ eternidad del f¨²tbol. En todo caso, la hip¨¦rbole est¨¢ ah¨ª, pero no en recalcar que desde que el f¨²tbol es f¨²tbol en Espa?a y su capital, los dos equipos se oponen por ley natural.De todas formas conviene advertir que esta condici¨®n que cargaba de electricidad los partidos entre el Madrid y el Atl¨¦tico, puede que haya cedido un tanto. La condici¨®n de eternidad no ha variado, y a¨²n cada a?o se le a?aden m¨¢s partidos para apisonarla, pero la rivalidad cl¨¢sica ha deca¨ªdo algo, como creo que sucede en los Barcelona-Espa?ol, sin perjuicio de que como existe, puede reactivarse alg¨²n d¨ªa. Con el ingreso en el f¨²tbol europeo al alcance de la mano que enciende el televisor en el peor de los casos, se han descubierto pisos superiores de pasi¨®n y expectaci¨®n sobre lo que antes era la grande, la m¨¢xima emoci¨®n de la temporada.
Los Madrid-Atl¨¦tico o viceversa ya no son en parte lo que eran (?y ya no bebo, no bebo / lo que dicen que bebia? escribi¨® Manuel Machado) aunque para ambos equipos y a¨²n m¨¢s para sus parroquias sigan figurando entre los grandes de cada calendario. Y como se les ha despojado de electricidad, la incertidumbre emocional que comportabart y que se basaba en el argumento de autoridad de algunos precedentes, ha deca¨ªdo un poco pues se resuelven de acuerdo con los pron¨®sticos m¨¢s veces.Pero esta suerte de desmitificaci¨®n s¨®lo rige para los partidos exentos de. toda otra condici¨®n y es bien posible que vuelva la cl¨¢sica cuando de un partido de estos dependa algo m¨¢s que la prueba m¨¢s reciente, el ¨²ltimo test de la cl¨¢sica rivalidad, la cotizaci¨®n de cierre del bols¨ªn de sus valores o la disputa de los puntos.
Y esto sucede ante el partido de hoy. Jugado con el ingrediente picante de que de ¨¦l puede depender ya el t¨ªtulo de campe¨®n para el Atl¨¦tico, el encuentro se recubre de su antigua piel, recupera todos sus nervios e incertidumbre. En esta temporada, el Real Madrid ha hecho lo posible por desanimar a los espectadores con fallos y con sus partidos hu¨¦rfanos de efectividad o de espectacularidad de tal forma que a no venir el Atl¨¦tico como probable campe¨®n, el inter¨¦s del partido hubiese sido moderado y todo el recuerdo de la eterna rivalidad no hubiese servido para levantarlo. La situaci¨®n del Atl¨¦tico ha ido en socorro del tesorero del Madrid, porque llenar¨¢ los grader¨ªos.
Es posible que retorne el fantasma que acompa?aba alguna vez a estos encirentros y cuyas apariciones tanto han ayudado a formar su leyenda. Se volver?a a recordar aquella Liga en que al Atl¨¦tico, entonces en su terreno del estadio Metropolitano le bastaba el empate para ser campe¨®n y el Madrid, que acudi¨® a jugar con un equipo de circunstancias que parec¨ªa de saldo -se rumoreaba por los maliciosos hasta el ?tongo? cuando se supo que formaban la defensa, por primera y ¨²nica vez, Barinaga-Huete- gan¨® el partido y dej¨® al Atl¨¦tico con un palmo de narices. Recuerdo esto porque si alg¨²n Madrid-Atl¨¦tico ha aparecido desnivelado en valores de la Liga actual ha sido el de hoy. Aun con sus arritmias, el Atl¨¦tico ha jugado una francamente buena Liga y su situaci¨®n lo demuestra mientras el Real Madrid ha desfraudado de principio a fin y s¨®lo especiales circunstancias determinaron que su entrenador Miljanic no haya saltado como un tap¨®n de champa?a. En su terreno han ganado tres equipos (Athletic de Bilbao, Salamanca y Betis) y han empatado cuatro (Barcelona, Sevilla, Ceuta y Real Sociedad), resultados que proporcionan abundantes precedentes a la hip¨®tesis de que hoy punt¨²e tambi¨¦n el Atl¨¦tico, que lleva doce puntos de ventaja en la clasificaci¨®n y que en su terreno gan¨® por cuatro a cero.
Pero el fantasma puede aparecer. El Madrid, si no recae en los malos partidos que con tanta frecuencia viene ofreciendo, puede jugar con una tranquilidad suprema. Si pierde o empata no hablar¨¢n de ¨¦l peor que se ha hablado y por tanto est¨¢ en la situaci¨®n del que nada tiene que perder. En cambio el equipo onerado con la responsabilidad es el Atl¨¦tico, que necesita vitalmente un punto para alzarse campe¨®n en Madrid precisamente. Quiz¨¢ esto le atenace o le dicte una t¨¢ctica atenazante. Mejor, es mejor, desde luego, salvo en este detalle. Tambi¨¦n era mejor el Real Madrid de 1960 y 1961. En el cenit de su fama europea y en las finales de Copa jugadas en el Estadio Bernab¨¦u gan¨® ambas el Atl¨¦tico que jugaba, sobre todo la primera parte ante el triunfador de Glasgow con despreocupaci¨®n soberana. Claro que el Madrid se juega el acceso a la Copa de la UEFA, pero ¨¦sta es baza menor, algo como dec¨ªa Agust¨ªn de Fox¨¢ ?morir por el sistema m¨¦trico decimal?, pero por el agujero de la preocupaci¨®n atl¨¦tica puede aparecer el viejo fantasma otra vez,
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