Actuaciones en Madrid del Young Vic, de Londres
Representar¨¢n una obra de Tom Stoppard
El Young Vic, que act¨²a ma?ana, mi¨¦rcoles, y el jueves en el teatro nacional Mar¨ªa Guerrero, de Madrid, y durante el fin de semana en el Corral de Comedias, de Almagro, es una instituci¨®n brit¨¢nica indispensable para entender el mundo del teatro ingl¨¦s y que ha logrado mantenerse viva a pesar de los escepticismos con que se enfrent¨® desde su nacimiento.
La obra que el Young Vic va a poner en los teatros espa?oles es Rosencrantz and Guildenstern are dead, de Tom Stoppard, un joven autor ingl¨¦s que ya resulta un cl¨¢sico de la escena internacional. La misma obra ser¨¢ la que abra luego a finales de este mes en Londres la temporada que el Young Vic organiza para conmemorar el jubileo de la reina Isabel.El Young Vic naci¨® en 1969, como iniciativa de su director actual, Frank Dunlop. Primero qued¨® integrado en el grupo de compa?¨ªas del teatro nacional, que entonces presid¨ªa Sir Lawrence Olivier, ahora lord Olivier. En 1974, cuando el teatro nacional se reorganiz¨®, Peter Hall, el sucesor de Olivier, consider¨® que el prestigio que hab¨ªa alcanzado el Young Vic le hac¨ªa merecedor de andar solo por el mundo. Ahora, esta compa?¨ªa, que fue fundada para dirigirse a audiencias j¨®venes, para adaptar obras cl¨¢sicas y modernas a un p¨²blico que no estaba entre las audiencias sesudas del teatro nacional ni en las de los grupos independientes no profesionalizados, es una de las m¨¢s prestigiosas del Reino Unido y sus responsables se sonr¨ªen un poco cuando se les habla del escepticismo con que fueron acogidos al nacer.
En 1971, durante su primera jira al extranjero, el Young Vic lleg¨® a Espa?a y obtuvo en nuestro pa¨ªs la medalla de oro de los cr¨ªticos para compa?¨ªas del car¨¢cter de esta empresa inglesa. En M¨¦xico, donde una audiencia de habla espa?ola escuch¨® sobrecogida un Macbeth que los hombres del Young Vic consideran irrepetible, la compa?¨ªa fue despedida en olor de multitud, con champ¨¢n y con flores, en el aeropuerto. En Londres, el Young Vic llena siempre su local.
La compa?¨ªa sobrevive a pesar de haber abandonado el amparo del teatro nacional. Ahora recibe cien mil libras (algo m¨¢s de un mill¨®n de pesetas) del departamento de las Artes del Gobierno y una, cantidad inferior del Ayuntamiento del gran Londres. Sus seguidores son los que le permiten de verdad al Young Vic seguir adelante y estar presente en los escenarios al menos veintisiete semanas al a?o. Su subvenci¨®n oficial, insuficiente, es m¨ªnima en relaci¨®n con los cinco millones de libras que recibe el teatro nacional. La historia del Young Vic contrasta con la del Old Vic, la otra compa?¨ªa de obras cl¨¢sicas que tambi¨¦n figuraba en la n¨®mina del teatro nacional, pero que tras la reorganizaci¨®n de esa entidad, no ha sido capaz de competir con el nuevo monstruo que dirige Peter Hall y muere poco a poco en un edificio que hay enfrente del local ins¨®lito que ocupa la compa?¨ªa que ahora visita de nuevo Espa?a.
Al Young Vic se entra, en sus locales del sureste de Londres, por el establecimiento de un carnicero. El lugar sobre el que est¨¢ el teatro fue bombardeado durante la guerra. S¨®lo qued¨® en pie la carnicer¨ªa de un tal Wilson, que trabajaba con sus hermanos. Los arquitectos la han respetado. En la entrada principal del Young Vic est¨¢n todav¨ªa los elementos decorativos de aquella tienda y los garfios de los que se colgaba la carne. Alrededor, un edificio muy simple que fue construido en 1969 con unos seis millones de presupuesto.
Para sobrevivir en el local del carnicero, el Young Vic ha tenido que evitar algunos riesgos. Su secretaria general, Miss Marriott, nos dijo, en su oficina cubierta de carteles taurinos espa?oles, que ?nosotros no nos podemos permitir el riesgo de experimentar con j¨®venes autores. Lo que s¨ª podemos hacer es poner en escena adaptaciones renovadoras de obras cl¨¢sicas. En el teatro de Londres se descubre cada d¨ªa m¨¢s que son las grandes obras cl¨¢sicas las que atraen a las audiencias, y si nosotros no somos capaces de llenas el teatro terminar¨ªa no habiendo Young Vic.?
A pesar de que la obra de Stoppard que el Young Vic presentar¨¢ en Espa?a es un producto de un autor joven, tanto en este pa¨ªs como en el nuestro se considera al escritor, un hijo de emigrantes del Este que adapt¨® su nombre al ingl¨¦s y que en su obra hace una alegor¨ªa de esta circunstancia, como un cl¨¢sico de la literatura teatral moderna. Rosencrants and Guildenstern are dead fue pedida por la entidad del Ministerio de Informaci¨®n y Turismo que invit¨® al Young Vic.
?Yo no s¨¦ si la audiencia espa?ola podr¨¢ entender esa obra -dice la se?ora Marriott-, porque es fundamentalmente una obra de palabras, y ser¨¢ dicha en ingl¨¦s. Pero los espa?oles entienden mucho de teatro y a ellos no s¨®lo les preocupa la comprensi¨®n, sino sobre todo el montaje. Me parece que a la vista del escaso ¨¦xito que tuvo la traducci¨®n simult¨¢nea en Espa?a cuando estuvimos en 1971, ahora actuaremos sin hacer uso de ese medio. Espero que la respuesta sea tan entusiasta como la que obtuvimos en aquella ocasi¨®n. ?
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