Sempere
Tres son, de hecho, los alcances de esta exposici¨®n: la presentaci¨®n de un libro que transcribe, muy a la letra, la larga conversaci¨®n mantenida por Andr¨¦s Trapiello con Eusebio Sempere; la Presentaci¨®n,igualmente, de una carpeta de serigraf¨ªas con que el propio Sempere Ilustra la muy singular obra po¨¦tica de Jos¨¦ Miguel Ull¨¢n, titulada Alarma (que ya vio la luz, con anterioridad, en la edici¨®n que de ella hizo Trece de nieve, al cuidado de Gonzalo Armero), y la exposici¨®n, propiamente tal, de las ¨²ltimas pinturas dadas a la luz por el artista alicantino.
El libro de Andr¨¦s Trapiello tiene algo de conversaci¨®n a tumba abierta. M¨¢s ac¨¢ o m¨¢s all¨¢ de la interpretaci¨®n propiamente est¨¦tica, prevalece en ¨¦l el abierto desenfado conque el uno pregunta y responde el otro, con pocos pelos en la lengua de la intimidad. Humano y muy humano, el di¨¢logo incide y reincide en el transfondo visceral. mejor que art¨ªstico, de Sempere, sin que las preguntas de Trapiello le vayan en ello a la zaga. Di¨¢logo abierto y fren¨¦tico, en que entrevistador y entrevistado dan de lado cortapisas y eufemismos, hasta a veces rayar en la neurosis.
Sempere
Galer¨ªa Rayuela. Claudio Coello, 19.
Por lo que a las ilustraciones del libro de Ull¨¢n ata?e, y dada su intr¨ªnseca condici¨®n pl¨¢stica, se me ocurre, recurriendo al refranero, plantear los extremos de este llano dilema: ?Pan con pan? ?Miel sobre hojuelas? M¨¢s, a juicio m¨ªo, hay de lo uno que de lo otro. Ocurre que esta original¨ªsima obra de Ull¨¢n en parte es texto, y en parte, o de rechazo, es tambi¨¦n ilustraci¨®n de s¨ª misma. Todo un ejercicio de elegancia (en su m¨¢s recta acepci¨®n etimol¨®gica), de capacidad electiva, permite a Ull¨¢n acotar palabras de un texto ajeno y establecer entre ellas una nueva relaci¨®n sint¨¢ctica, quedando el resto de cada p¨¢gina a merced de unos rasgos y unas manchas que al logro po¨¦tico agregan la nota ilustrativa o hacen innecesaria la ilustraci¨®n ajena.
Y las ¨²ltimas pinturas de Sempere. Para m¨ª, lo mejor de ellas es la santa paciencia o la falta de perd¨®n con que el artista diariamente se castiga. Sempere est¨¢ donde siempre estuvo, en ese universo de la minuciosa repetici¨®n que por mor de su encadenamiento o encarcelamiento sin plazo, llega a entra?ar el conf¨ªn mismo de la diferencia. L¨ªnea por l¨ªnea y trama por trama, Eusebio Sempere vuelve cada ma?ana a asomarse a ese horizonte del tornasol (muy al margen de enga?osos cinefismos) en que desde hace mucho tiempo ha venido dejando lo mejor de su sensibilidad.
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