Donde todo se compra y se vende
Elisa, vida mia, de Carlos Saura, ¨²nico filme espa?ol en el festival de Cannes, ha sido acogido con una cierta frialdad por la cr¨ªtica internacional, en su primera proyecci¨®n. Todav¨ªa es pronto, sin embargo, para establecer un juicio estad¨ªstico, a falta de la reacci¨®n popular en las dos sesiones de gala. El un¨¢nime entusiasmo despertado en 1976 con Cr¨ªa cuervos... y la audiencia del autor en Francia pueden modificar todav¨ªa este impacto, teniendo en cuenta, especialmente, la escasa entidad de sus contendientes en la selecci¨®n oficial.Pero las pel¨ªculas cuentan cada vez menos en la apretada agenda diaria, aunque vengan aureoladas por una innegable expectativa que cada pa¨ªs se encarga de fomentar. La presencia de los creadores y artistas sigue siendo fundamental para asegurar el ¨¦xito del producto, sobre todo cuando los int¨¦rpretes re¨²nen el doble car¨¢cter de actores y estrellas, como es el caso de Sof¨ªa Loren y Marcello Mastroiani, por ejemplo, la pareja protagonista de Jornada particular, que despert¨® los entusiasmos dormidos de los aficionados.
Encuentros a los que el festival presta el ambiente y la ocasi¨®n. Las conversaciones secretas -cuyas consecuencias sufrir¨¢ muy pronto el cine mundial- se desarrollan con especial discreci¨®n en esas embajadas oficiosas que son los grandes hoteles de La Croisette, a pocos metros del palacio del festival, aut¨¦nticos cuarteles generales de las multinacionales de la industria, con la paternal vigilancia de los nav¨ªos de la VI Flota americana, habituales hu¨¦spedes de las aguas de Cannes, que deciden autoritariamente lo que va a ser el cine de los pr¨®ximos meses. Nadie puede atreverse a evaluar las consecuencias econ¨®micas de estos negocios fabulosos, perpetrados aqu¨ª en una impunidad total, con un despotismo inimaginable.
Tambi¨¦n se re¨²nen, pero esta vez a puerta abierta, los responsables de los grandes festivales internacionales -Cannes, San Sebasti¨¢n, Mosc¨², Karlovy, Vary, San Francisco, Par¨ªs, Londres...- preocupados por el futuro incierto de estas manifestaciones a escala mundial.
Los directores de todo el mundo, presentes informalmente en el certamen, se han congregado tambi¨¦n bajo la presidencia indiscutible de Roberto Rossellini -que este a?o preside el jurado internacional- para comentar las incidencias de las actuales condiciones socioecon¨®micas y culturales en su trabajo.
Cine y televisi¨®n -se reencuentran, de forma casi permanente, en Cannes, y no s¨®lo por el uso -cada vez m¨¢s frecuente y habitual- del videocassette para mostrar pel¨ªculas de forma c¨®moda, con destino a su venta inmediata, sino tambi¨¦n por los lazos mutuos, irreversibles, al nivel de la producci¨®n. Un porcentaje muy elevado de pel¨ªculas presentadas en el festival o en sus secciones paralelas han sido hechas para la pantalla electr¨®nica, y s¨®lo el azar o los intereses inmediatos han motivado su proyecci¨®n en estas salas. El ?cine-cine?, para entendernos, es ya casi un producto ex¨®tico que apenas tiene cabida ni viabilidad.
Los partidos pol¨ªticos no dejan pasar la ocasi¨®n para instrumentalizar el festival y as¨ª, el Partido Socialista Unificado, ofrece su selecci¨®n de cine pol¨ªtico, repartido en distintos apartados -Ecolog¨ªa, El ni?o y la sociedad, Trabajadores emigrados...-, que intentan aprovechar la fuerza del espect¨¢culo filmado para difundir sus propios programas.
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