En La Rosaleda, partido triste y de despedidas
El Madrid se dej¨® sus ¨²ltimas y escas¨ªsimas posibilidades de asomar la cabeza al f¨²tbol europeo la pr¨®xima temporada en la Rosaleda, donde fue derrotado por el descendido M¨¢laga. El partido triste en s¨ª por las circunstancias que lo rodearon, result¨® pobre en juego pero distra¨ªdo por su movilidad. El M¨¢laga hizo las mejores cosas y gan¨® con merecimiento.Partido triste, trist¨ªsimo, en La Rosaleda. El M¨¢laga se desped¨ªa de la Primera Divisi¨®n tras una negra temporada; Monreal, un jugador de tosca t¨¦cnica pero de firme rendimiento, se desped¨ªa de la afici¨®n malaguista, pero le tributaba homenaje; Uriarte futbolista de indudable peso en la ¨²ltima ¨¦poca -muchos a?os titular en el Athletic, m¨¢ximo goleador una temporada- abandonaba el f¨²tbol activo; el Madrid, por primera vez desde la existencia de los torneos continentales, quedaba fuera del cuadro de participantes en los mismos para la pr¨®xima temporada... Eran muchas despedidas, que hicieron del encuentro una reuni¨®n triste, algo as¨ª como si veintid¨®s amigos se juntaran para comentar con nostalgia el recuerdo de tiempos mejores.
La cosa, sin embargo, tuvo sus ventajas. Los dos equipos jugaron sin nervios, sin mala intenci¨®n, y eso borr¨® del encuentro toda posibilidad de actitudes negativas. El juego desarrollado fue sereno, por tanto, aunque no pudiera tener calidad porque no la hay en ninguno de los dos equipos. El M¨¢laga, hundido en Segunda desde hace ya muchas jornadas, quer¨ªa despedirse dignamente de la categor¨ªa y dejar un buen recuerdo tambi¨¦n en las mentes de Monreal y Uriarte, y por eso se entreg¨® con cierto af¨¢n, aunque con desconfianza en sus posibilidades, a la lucha por el triunfo. Migueli, a pesar de los a?os, confirm¨® durante todo el encuentro que sigue siendo un jugador de excelentes condiciones para la construcci¨®n de juego; Vilanova, primero libero y luego centrocampista a partir de la entrada de Nacho por Uriarte, colabor¨® algo con ¨¦l, aunque sin ponerse nunca a su altura, y entre estos dos veteranos consiguieron que el M¨¢laga funcionara con cierta continuidad, a pesar de que Popo mostrase menos fuerza que otras veces. El joven libero Nacho sal¨ªa de cuando en cuando hacia adelante y sus empujones animaban al equipo, y con ello y con la inquieta voluntad de los extremos Juan Carlos y Santi -ambos a¨²n sin cuajar- el M¨¢laga ofrec¨ªa una imagen cuando menos aceptable.
En cuanto al Madrid, jug¨® a medio gas, sin ilusi¨®n por la victoria, porque sus jugadores sab¨ªan bien que lo de la Copa de la UEFA era un sue?o a¨²n ganando el partido. Vel¨¢zquez y Del Bosque mov¨ªan bastante bien el bal¨®n, Jensen trataba de hacerse peligroso con su continua movilidad, pero al juego del Madrid le faltaba el empuje necesario para desbordar a los malaguistas.
Durante la primera parte, mientras Uriarte estuvo sobre el campo, el Madrid pareci¨® jugar con aplomo y autoridad, pero a partir de la entrada de Nacho el M¨¢laga gan¨® mucho en nervio, y el Madrid se encogi¨®. Orozco marc¨® poco antes del descanso -el gol le cost¨® ser sustituido por un tir¨®n-, y antes de los veinte minutos de la segunda mitad un r¨¢pido ataque local daba a Juan Carlos la oportunidad de marcar el segundo tanto. A partir de entonces, el M¨¢laga pas¨® a hacer un f¨²tbol reserv¨®n, a la espera de que pasara el tiempo. El Madrid trat¨® de forzar algo, pero como no .le sobran ni fuerza ni juego no pudo amenazar mucho, y s¨®lo consiguio un gol, en preciso pase de Jensen y estupendo cabezazo de Santillana. Y eso fue todo lo que dio de s¨ª el partido, despedidas aparte. El Madrid se fue a la caseta tan triste como hab¨ªa salido de ella, mientras el M¨¢laga disfrutaba el consuelo que supone cerrar la temporada con una victoria. Ahora, falta saber si la lista de despedidas que represent¨® el encuentro quedar¨¢ completada con la marcha de Miljanic del Madrid.
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