Sonata de espectros
El t¨ªtulo es de Strindberg, pero me viene bien. Ya no tenemos Secretar¨ªa General del Movimiento, ni sindicatos verticales ni Secci¨®n Femenina, pero tenemos sus espectros. Esos organismos no han desaparecido ni se han desmontado, sino que, sencillamente, se han vuelto espectrales. Ha salido, por ejemplo, una se?ora que es como una Pilar Primo de Rivera de paisano:-?De d¨®nde ha salido esa se?ora?- se preguntaba el otro d¨ªa una progre, a gritos.
O sea que no han quitado la Secretar¨ªa General, ni los sindicatos ni la Secci¨®n Femenina, sino que los han puesto de paisano. El remodelado democr¨¢tico que le estamos haciendo al pa¨ªs consiste en poner de paisano a lo de siempre. Espa?a de paisano. Se han quitado las ropas chapadas y eso es todo. He ido a Cuenca en autom¨®vil. Todos los pueblos del camino ostentan el, yugo y las flechas a la entrada y a la salida. La carretera de Cuenca ni siquiera se ha puesto de paisano. A m¨ª no es que me urja que quiten ni pongan nada, sino que incluso comprendo el problema. No es un problema de fidelidad a los viejos cuchillos que est¨¢n tiritando bajo el polvo, como dijo Garc¨ªa Lorca, sino un problema de nomina.
-O sea, m¨¢s paro- dice el parado.
Justo. ?Qu¨¦ hacen con todo ese personal de los tres organismos citados, y de otros? ?Ponerlos en la mism¨ªsima rue? No ser¨ªa humano. Y, sobre todo, no ser¨ªa preelectoral, porque es una gente que puede votar al centro gubernamental, si el centro gubernamental se comporta. Pero si el centro gubernamental les deja ahora en la mism¨ªsima, a lo mejor votan a Camu?as, que es rojo.
Lo que la dictadura ha heredado, pues, de la dictadura, es burocracia. Lo que la burocracia ha heredado de la burocracia, pues, es dictadura. Se lo puedo decir a ustedes de muchas maneras, porque yo soy un estilista y un cl¨¢sico.
As¨ª que estan los en plena sonata de espectros. Los espectros son esos miles de funcionarios que, naturalmente, quieren seguir funcionando. Y cobrando a fin de mes, a ser posible. Voy a cenar a Picard¨ªas con la generaci¨®n del 98 del humor. Me dice Manolo Vicent:
-La nueva plaza de Col¨®n es como las pir¨¢mides de Egipto con alpargatas.
O sea una horterada. Manuel Vicent es un costumbrista salvaje y un valenciano ¨¢crata que acierta siempre con la greguer¨ªa envenenada. Yo creo que, ya que tenemos la plaza de Col¨®n ah¨ª, tan fea y tan grande- podr¨ªan traer a todos los funcionarios y a todas las viejas muchachas de la Secci¨®n Femenina y ponerlas a bailar sardanas y cosas regionales, en plan Coros y Danzas. Algo as¨ª como una demostraci¨®n sindical perpetua. M¨¢s que nada por tapar la plaza, para que no se viese el pastel.
-Se est¨¢ usted pasando, jefevuelve el parado. Tengo todo mi respeto hacia esos funcionarios, para los que pido seguridad en sus empleos, pero creo que el Gobierno no ha sabido resolver el problema, de modo que, volviendo a la apor¨ªa de antes, que yo creo que me ha quedado bien, ya no es posible decir si la dictadura engendra burocracia o la burocracia engendra dictadura. -?Como en Rusia?- dice el abrecoches, que es un ¨¢crata y lee Ajoblanco.
Eso, como en Rusia, pero con la plaza del Descubrimiento en lugar de la plaza Roja, que hay sistemas que se parecen por las grandes plazas. Me escribe Fernando Arrabal una larga carta explic¨¢ndome sus razones y sinrazones, desde Par¨ªs. Yo creo que a Fernando se le debe pasar el pronto que ha cogido y lo que tiene que hacer es venirse y montar un auto sacramental p¨¢nico en la plaza de Col¨®n con todos los funcionarios y funcionarias como extras. Porque el franquismo todav¨ªa no ha tenido su apoteosis final y tiene que tenerla. Que no les dejen sin trabajo, pero que en nombre de la burocracia no perpet¨²en la dictadura. Ni a la viceversa.
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