Un buen servicio del gaullismo a Washington
Uno de los aspectos parad¨®jicos de la pol¨ªtica internacional gaullista, concebida con el prop¨®sito de fomentar la ?Independencia? de Francia y de Europa frente al mundo anglosaj¨®n, es que casi sistem¨¢ticamente ha servido para facilitar los objetivos estrat¨¦gicos de Estados Unidos, tanto en Europa como en el Tercer Mundo.En 1975, tras el aparente ¨¦xito pol¨ªtico de la Convenci¨®n de Lom¨¦ entre la CEE y las ex colonias europeas de Africa, el Caribe y el Pac¨ªfico, el presidente franc¨¦s. Giscard d'Estaing, prepar¨® una nueva especie de Lom¨¦ a escala universal: el di¨¢logo Norte-Sur. El plan respond¨ªa, naturalmente, a los postulados nacionalistas del gaullismo, que entonces dispon¨ªa -y sigue disponiendo- de un dominio absoluto en el ¨¢mbito de las relaciones exteriores francesas. Giscard d'Estaing lo hizo suyo por razones dom¨¦sticas y de prestigio personal: deseaba, por un lado, satisfacer los sue?os ?independentistas? del gaullismo y de la Uni¨®n de la Izquierda y por el otro, labrarse un prestigio mundial que contrarrestara el deterioro interno de su figura de cara a las elecciones legislativas de 1978, y tambi¨¦n para competir. en el seno de la CEE, con la estrella ascendente del momento, el canciller alem¨¢n Helmut Schmidt. Como el general De Gaulle lo demostr¨®, la pol¨ªtica exterior gaullista siempre fue una pol¨ªtica interior.
Los resultados est¨¢n a la vista. Washington se apresur¨® a recoger la idea del di¨¢logo Norte-Sur por cuatro razones: Primero. El hecho de que las naciones industrializadas se pongan a discutir con las subdesarrolladas un ?nuevo orden econ¨®mico? no hace m¨¢s que afianzar el concepto de bloques, de ?pobres?, pero tambi¨¦n de ?ricos?, tal como lo entiende Washington. Segundo. En cualquier cas¨®, todo acuerdo de los primeros con los segundos sobre precios y stocks de materias primas, ?reguladores? de ese nuevo ?orden econ¨®mico?, tiene necesariamente que pasar por Washington, puesto que Washington es el ¨²nico, entre los ?ricos?, con capacidad efectiva para formar stocks y fijar, mediante su poder de producci¨®n y reserva de energ¨ªa, granos (Estados Unidos y Canad¨¢ producen el 75 % de los cereales b¨¢sicos del mundo) y materias primas estrat¨¦gicas, los precios ?reguladores? internacionales, con lo cual el ?nuevo orden? ser¨¢ siempre un ?orden? norteamericano. Tercero. La perspectiva de un arreglo interbloques no puede menos que acentuar las discrepancias naturales en el interior de cada uno de los dos bloques debido a los diferentes grados de producci¨®n, de industrializaci¨®n y, sobre todo. de capacidad comercial de cada. ?rico? y de cada ?pobre?, con el consiguiente aumento de su dependencia individual ante Estados Unidos, lo que, en definitiva. traba el funcionamiento de los dos grandes grupos rivales de Washington, el financiero de la OPEP y el comercial de la CEE. Cuarto. Todo ?orden? econ¨®mico supone un ?orden? pol¨ªtico; el precio que el Tercer Mundo tendr¨¢ que pagar por los precios y stocks reguladores e su subsistencia ser¨¢ el de la eliminaci¨®n de los movimientos de ?liberaci¨®n? y hasta de la propia pol¨ªtica exterior que dificulte un ?orden mundial?, en el que Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica ocupan el centro de la escena (lo que ; entre otras, cosas explica el relativo apoyo de Mosc¨² a esta conferencia). Tal eliminaci¨®n allana el camino a la hegemon¨ªa pol¨ªtico-militar norteamericana y priva a la CEE, a Jap¨®n y a los socios de la ?tercera posici¨®n? de su campo de maniobra privada frente a las superpotencias.
Hoy, a la hora de la reuni¨®n final del di¨¢logo Norte-Sur, ya se han alcanzado algunos de los objetivos norteamericanos: en la OPEP, por ejemplo, ya existen dos precios para el petr¨®leo, y hasta es posible que Venezuela. amparada en la variedad de sus crudos, en la seguridad militar que ofrecen sus suministros y en su capacidad de producci¨®n (dos millones y medio de barriles diarios en 1980), termine por crear un tercero (10% superior a partir del 1 de julio); en la CEE, los precios energ¨¦ticos y agr¨ªcolas de Alemania Federal y Gran Breta?a se alejan cada vez m¨¢s de los de Francia, mientras se ahondan los enfrentamientos entre Par¨ªs y Bonn sobre el fondo financiero de garant¨ªa de la CEE para las exportaciones de los pa¨ªses de Lom¨¦; en el mundo ¨¢rabe, en fin,"el distanciamiento entre Libia, Argelia, Egipto, los palestinos y Arabia Saudita es ahora considerablemente mayor que en diciembre de 1975, cuando se inici¨® el famoso di¨¢logo de Par¨ªs. El gaullismo -y en este asunto su ejecutor exterior, el presidente Giscard d'Estaing-, que siempre ha sabido morderse la cola, est¨¢ ahora a punto de com¨¦rsela.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Val¨¦ry Giscard d'Estaing
- Diplomacia
- Opini¨®n
- Pa¨ªses industrializados
- Comercio internacional
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Pol¨ªtica exterior
- Francia
- Estados Unidos
- Uni¨®n Europea
- Comercio exterior
- Coyuntura econ¨®mica
- Geopol¨ªtica
- Europa occidental
- Organizaciones internacionales
- Europa
- Relaciones internacionales
- Relaciones exteriores
- Econom¨ªa
- Finanzas
- Pol¨ªtica
- Comercio