Encastados y nobles novillos de Antonio Arribas
No tan chica como la present¨® el ganadero, con un poco m¨¢s de fuerza, y la novillada de Antonio Arribas habr¨ªa sido, excepcional, porque tuvo casta y nobleza y la mayor¨ªa de las reses tambi¨¦n bravura. S¨®lo hubo un manso, que fue el quinto, y a¨²n ese, como todos se fue arriba en banderillas y embisti¨® a la muleta incansable, con clase y boyant¨ªa absoluta.El s¨¦ptimo se qued¨® sin picar. Muy entero, prendi¨® de mala manera a Juan Ramos cuando ¨¦ste cuadraba en un par de banderillas, y en el ¨²ltimo tercio desarroll¨® sentido. Los dos primeros muletazos los tomaba bien, sometido y con largura, pero en el tercero ya se revolv¨ªa e iba al bulto. Por este motivo pudo parecer el garbanzo negro entre un conjunto de seis ejemplares de sensaci¨®n, pero no lo fue porque sus problemas eran los propios del toro de lidia, que habr¨ªan tenido mejor soluci¨®n con una buena lidia -que jam¨¢s se le dio- y una presidencia m¨¢s dispuesta a ordenarla desde el palco, con criterio de aficionado.
Plaza de Las Ventas
Primera novillada de feria. Ocho novillos. Seis de Antonio Arribas, muy justos de presentaci¨®n, comod¨ªsimos de cabeza, excepto segundo y s¨¦ptimo (¨¦ste, bien armado y astifino). Salvo el cuarto, que manse¨® en el caballo, bravos en general, y todos con gran casta y nobleza. El s¨¦ptimo, insuficientemente picado, lleg¨® al ¨²ltimo tercio entero y desarroll¨® sentido. Y dos del Jaral de la Mira (primero y octavo), mansurrones, manejables aunque con genio.Luis Miguel Moro: Palmas y pitos, y salida al tercio. Escasa petici¨®n y vuelta. Chinito de Francia: Oreja. Ovaci¨®n y salida al tercio. Jos¨¦ Luis Palomar: Oreja. Aplausos y salida al tercio. Juan Ramos: Oreja con algunas protestas. Vuelta al ruedo. Presidi¨® con generosidad orejil (y mal en los cambios de tercio) el se?or M¨ªng¨¹ez.
Porque el presidente -el se?or M¨ªng¨¹ez otra vez- estaba m¨¢s que nada a Conceder orejas y eso no es presidir sino ejercer la elegancia social del regalo, para lo cual sobra el ringorango de la autoridad y se bastan p¨²blico y puntillero, que tambi¨¦n saben ser generosos cuando les parece oportuno. Verdad es que ayer les parec¨ªa oportuno tan a menudo que pudo ser la tarde del orejismo desatado. La gran nobleza de los novillos permit¨ªa a los toreros componer la figura y ligar pases, y como adem¨¢s los cuatro espadas ven¨ªan ?arrancados?, dispuestos a aprovechar la oportunidad de que se encontraban en el ruedo de Las Ventas y en plena feria, el p¨²blico tuvo numerosas ocasiones de complacerse y aplaudir.
Los cuatro pusieron en su labor valent¨ªa y lo mejor de su ciencia. As¨ª, Luis Miguel Moro le hizo al jaral que sali¨® en primer lugar (por cierto, tipo anchoa, cojo y manso) una faena de mucho m¨¦rito, pues el novillo se defend¨ªa por la izquierda, en el tercio, y en el centro del ruedo logr¨® meterlo en la muleta para una serie de buenos derechazos. Y al quinto, de gran nobleza -como queda dicho-, le sac¨® excelentes pases, que tuvieron su m¨¢s alta calidad en los naturales y de pecho. Mat¨® con prontitud y entrega, lo cual es importante dato.
El Chinito gan¨® terreno en ver¨®nica se hizo una buena faena a su primero, rematada con hondos y torer¨ªsim¨®s ayudados a dos manos, que pusieron la plaza en pie. Con el sexto, en cambio, no pudo; otro encastado novillo de larga y codiciosa embestida, embarcaba de maravilla el primer pase pero para el siguiente el torero ya ten¨ªa la res encima y se ve¨ªa obligado a rectificar. Falt¨® mando. El Chinito del d¨ªa de su presentaci¨®n en Las Ventas, con un pavo nada f¨¢cil entonces, estuvo mejor.
A Jos¨¦ Luis Palomar le vimos codillero con capote y muleta y por no templar se dej¨® ir un primer novillo extraordinario. El s¨¦ptimo era el dif¨ªcil, y le present¨® pelea con valent¨ªa. No cort¨® la faena, aunque habr¨ªa estado justificado, sino que porfi¨® por ambos lados y a esta entrega correspondi¨® el p¨²blico con cerradas ovaciones. Como banderillero no pas¨® de vulgar, igual que su compa?ero Juan Ramos. Este traste¨® con altibajos al cuarto -pases vulgares, junto a alg¨²n natural de excelente factura-. m¨¢s las espl¨¦ndidas condiciones del noviflo admit¨ªan mucho mejor faena. Un novillo que, por cierto, se rompi¨® el cuerno derecho al estrellarse con el estribo del picador, y pese a ello tomaba el enga?o con enorme suavidad y codicia. Ramos lo mat¨® volc¨¢ndose (sobre el lado del traumatismo, ojo) y tan r¨¢pido como f¨¢cil desenlace enerdeci¨® a un sector de espectadores. El ¨²ltimo, otro jaral, berre¨®n y con cierto genio, result¨® manejable, y el muleteo sali¨® aseado, si bien el acusado defecto de no rematar los pases.
Es decir, que hay o puede haber madera en los cuatro diestros, pero tienen a¨²n que madurar mucho. Moro es el m¨¢s puesto y, pard¨®jicamente, fue el ¨²nico que no obtuvo trofeos. ??Por qu¨¦??. Se preguntaba la andanada. El orejismo no hace bien de ning¨²n tipo a la fiesta. Sobre todo cuando otorga trofeos discutibles de unas reses tan encastadas y nobles como las que Arribas mand¨® ayer a las Ventas.
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