"Ayax", de S¨®focles
Los funcionarios del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia han utilizado al m¨¢ximo los medios disponibles a favor de su programa de actividades culturales y han logrado subir al escenario del teatro Real la versi¨®n que ha hecho Domingo Miras de la tragedia de S¨®focles Ayax. Miras es el Lope de Vega de 1975 a¨²n sin estrenar.Ayax es una de las mayores tragedias de S¨®focles. Pertenece al ciclo troyano y glosa, naturalmente una argumentaci¨®n de Homero. La historia del guerrero toma un sesgo desgraciado cuando los jueces entreian a Ulises las armas de Aquiles. Atenea enloquece al maldiciente. Y los asombrados primeros espectadores de la tragedia comienzan a descubrir temblores nuevos y flamantes pos¨ªbilidades del teatro: la crecida pasion¨¢l, majestuosa y suave, admite curiosas reflexiones sicol¨®gicas y unas renovaci ones formales -indiferencia al criterio arstot¨¦lico de unidad, doble lugar de acci¨®n- indican ya que las posibilidades del espacio esc¨¦nico pueden ser infinitas.
El mordiente Arist¨®fanes lanza un venablo en Las ranas, contra S¨®focles: e¨²kolos, conformista. La palabra tiene para nosotros unas connotaciones peyorativas que no son de recibo. El conformismo de S¨®focles es una colaboraci¨®n apasionada con la g¨¦nesis de la polis democr¨¢tica. ?No importa la estat¨²ra ni el valor del hombre. Cualquiera puede sucumbir por un ligero desliz?. escribe en Ayax. Parece una amenaza, pero es, en el contexto de la obra de S¨®focles, una reflexi¨®n caracter¨ªstica del humanismo pol¨ªtico del poeta. Como Edipo y Filoctetes. Ayax es un gran hombre que vive amargamente la degradaci¨®n inmisericorde que el destino le aplica.
Miras ha hecho una excelente versi¨®n. Es un gran alivio encontrar de pronto en la selva actual, un texto de tan rica condici¨®n literaria. Y un director -Antonio Amengual -tan valeroso. La voluntad de los actores merece respeto. La gran tragedia est¨¢ tan lejos de nuestras escuelas y nuestros h¨¢bitos que es impensable la aplicaci¨®n de medidas para las que no tenemos ni antecedentes ni referencias. Hicieron Ayax. Lo hicieron con modestia decoro y templanza. Parece poco. Pero entonces habr¨¢ que volcar el aplauso sobre la valiente elecci¨®n de una obra maestra poco conocida de nuestro, p¨²blico una de esas obras a las que debemos que el teatro siga, vivo a los casi 2.500 a?os de su estreno.
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