A prop¨®sito de la pol¨ªtica del PCE
(Del Comit¨¦ ejecutivo del PCE) Si las recientes posiciones adoptadas por el PC despu¨¦s de su legalizaci¨®n han causado desconcierto a determinados sectores, seg¨²n analiza un reciente editorial de EL PAIS, y una escasa comprensi¨®n en otros, a?ado yo, los comunistas nos sentimos m¨¢s obligados a explicar las razones de fondo que marcan nuestra l¨ªnea de conducta.
En los innumerables m¨ªtines, en los que he intervenido en esta apasionante campa?a electoral en la provincia de Alicante, he explicado que el Partido Comunista ha jugado un papel fundamental en la historia de este pa¨ªs durante los ¨²ltimos cuarenta a?os. En primer lugar porque ha sido el primer partido en tender la mano a todas las fuerzas pol¨ªticas y todos los hombres que independientemente del bando en que estuvieran en la guerra civil pudieran coincidir en la lucha por la libertad y la democracia, en la lucha contra la. dictadura, que como era previsible, aunque no todos lo previeran, se impuso al pa¨ªs como resultado de los tres a?os de lucha fratricida. Este esfuerzo tard¨® mucho en cuajar en realidades concretas. De la elaboraci¨®n de la pol¨ªtica de reconciliaci¨®n, 1956, a la creaci¨®n de la junta democr¨¢tica, 1974, transcurrieron dieciocho a?os y no por culpa de los comunistas. La junta, y no me detengo ahora en argumentar los porqu¨¦s concretos, permiti¨® la creaci¨®n de la Plataforma Democr¨¢tica y su posterior fusi¨®n en Coordinaci¨®n Democr¨¢tica y, con el andar del tiempo, la creaci¨®n de ?La Comisi¨®n de los diez?, sin cuya existencia y presi¨®n continua sobre el Poder ¨¦ste hubiera tenido las manos libres para fraguar una pol¨ªtica reformista a¨²n menos democr¨¢tica de la que ahora existe, y dif¨ªcilmente hubiera podido resistir la presi¨®n que en un sentido contrario ejerc¨ªa Alianza Popular.
Otro aspecto fundamental con el que el PC ha contribuido a la lucha del pueblo espa?ol por la democracia es con sus nuevas concepciones sobre los movimientos de masas y, en concreto, con su concepci¨®n de las Comisiones Obreras. Es dif¨ªcil concebir la lucha de la clase obrera bajo la dictadura sin la existencia de Comisiones Obreras. Una de las pruebas palpables de la originalidad de esta experiencia y de su adaptaci¨®n a lo que el pueblo necesitaba la estoy constatando hoy aqu¨ª en Alicante, provincia que, seg¨²n los sondeos de EL PAIS, da un tanto por ciento muy bajo al voto comunista, donde el n¨²mero de afiliados a CCOO supera en varias veces al de afiliados a USO y UGT juntos.
Esta profunda influencia del PC sobre la situaci¨®n del pa¨ªs ha sido mayor en el per¨ªodo que va de la muerte de Franco a esta campana electoral.
Porque en este per¨ªodo el PC ha contribuido en dos aspectos que yo creo esenciales. El primero es la clarificaci¨®n de cu¨¢l es el objetivo fundamental para las fuerzas democr¨¢ticas en el per¨ªodo que concretamos, y, en consecuencia, qui¨¦n es el enemigo principal que se opone a esa tarea. El objetivo fundamental no es otro que el logro de la democracia, cuya consecuci¨®n peligra todav¨ªa, a pesar de que algunos parecen moverse como si ya vivi¨¦ramos una situaci¨®n de libertades pol¨ªticas consolidadas. Y el enemigo principal para lograr ese objetivo es el b¨²nker, concretado pol¨ªticamente. en Alianza Popular. El b¨²nker no es un tigre de papel y en los ¨²ltimos meses han sido patentes sus esfuerzos por colocar al pa¨ªs al borde la intervenci¨®n militar, al bordedel golpe de Estado. En los dos tema! clave que defin¨ªan la efectividad o no del proceso de mocr¨¢tico, la legalizaci¨®n del PC y la amnist¨ªa total, el b¨²nker, Alianza Popular, han puesto en pie todos los recursos con que cuentan en el aparato del Estado; desde la incitaci¨®n al Ej¨¦rcito y a la Magistratura a la rebeli¨®n contra el Gobierno, hasta el manejo de los oscuros hilos de la provocaci¨®n, para impedir que ambos temas se resolvieran en un sentido democr¨¢tico. Todav¨ªa hoy el PC no descarta nuevas provocaciones antes de las elecciones, porque Alianza Popular teme cada vez m¨¢s los resultados electorales, y si va a las urnas es porque a¨²n conf¨ªa en el voto del miedo, en el voto de la ignorancia, en la actuaci¨®n de sus propios caciques especializados en los manejos seudoelectorales de los referendums bajo la dictadura.
El segundo tema en el que el partido ha contribuido con una aportaci¨®n decisiva es lo que yo llamar¨ªa la transformaci¨®n de la reforma, tal y como fue concebida por Su¨¢rez, en un proceso viable hacia la democracia.
No es af¨¢n de autopropaganda decir que ha existido esa transformaci¨®n y que en ella el PC ha jugado un papel decisivo. Basta recordar que la re forma, apenas elaborada por Su¨¢rez, fue aplaudida por todas las fuerzas pol¨ªticas que hoy se escandalizan de que el PC no critique: el que Su¨¢rez se presente a las elecciones. Cuando la reforma fue elaborada, Coordinaci¨®n Democr¨¢tica y la reci¨¦n nacida Plataforma de Organismos Democr¨¢ticos defend¨ªan un proyecto que contemplaba entre otros puntos la posibilidad de la creaci¨®n de un Gobierno de amplio consenso democr¨¢tico, que presidiera unas elecciones libres. No es culpa de los comunistas que el Equipo Dem¨®crata Cristiano del Estado Espa?ol se apresurara a abandonar esa perspectiva para apoyar p¨²blicamente, y en principio, la ley de Reforma. No es culpa nuestra que alg¨²n dirigente del PSOE calificara p¨²blicamente nuestra perspectiva del Gobierno provisional de ut¨®pica. No es culpa del PC si esa perspectiva result¨® inviable por falta del consenso de otras fuerzas.
Pese a todas las dificultades iniciales, el PC no se resign¨® a aceptar la reforma tal y como Su¨¢rez la preve¨ªa. Y en la previsi¨®n de Su¨¢rez no entraba la legalizaci¨®n del PC ni tampoco la amnist¨ªa total, ni estaba claro lo que iba a ocurrir con las centrales sindicales ni con otros muchos temas. El PC ha luchado con toda su energ¨ªa y su inteligencia y ha impulsado al m¨¢ximo la presi¨®n de la ?Comisi¨®n de los diez? en torno a estos temas. Unos se han logrado antes de las elecciones, otros s¨®lo se conquistar¨¢n despu¨¦s. El PC ha tenido que atemperar el ritmo de las manifestaciones y las huelgas a la gravedad de la situaci¨®n pol¨ªtica creada por Alianza Popular despu¨¦s de la legalizaci¨®n del PC. Pero en ning¨²n momento ha dejado de desarrollar aquellas iniciativas pol¨ªticas que permitieran tanto la legalizaci¨®n de los partidos como la amnist¨ªa total, como en definitiva el llegar a unas elecciones que pese a no ser total mente libres, s¨ª pueden representar el primer paso hacia una nueva Constituci¨®n libre y democr¨¢tica.
No se puede decir lo mismo de todas las fuerzas. Cuando el expediente del PC pas¨® al Tribunal Supremo, junto a fuerzas pol¨ªticas que exigieron con fuerza nuestra legalizaci¨®n y que incluso la plantearon como condici¨®n sine qua non para ir ellos a las elecciones, y por cierto algunos de esos partidos forman hoy parte de la Uni¨®n del Centro Democr¨¢tico, otras fuerzas situadas mucho m¨¢s a la izquierda guardaron un silencio tan significativo como asombroso, y afirmaron p¨²blicamente que su decisi¨®n de ir a las elecciones no variaba si el PC era legalizado o no. Lo menos que puede decirse es que poco pod¨ªa confiar en ellas el PC a la hora de transformar la reforma en ese proceso viable hacia la democracia.
Uno de los puntos que han transformado cualitativamente la reforma es, precisamente, la legalizaci¨®n del PC, y no s¨®lo porque el PC sea una fuerza real, sino porque el pueblo espa?ol no hubiera votado libremente sin el PC legalizado, porque entonces el miedo hubiera sido mayor y todo el espectro pol¨ªtico se hubiera inclinado forzosamente a la derecha y hacia Alianza Popular.
No habr¨¢ libertad plena hasta que todos los partidos pol¨ªticos sean legalizados y todos los prisioneros pol¨ªticos sean puestos en libertad y se paseen libremente por las calles de su patria. Esta realidad describe la insuficiencia de las libertades arrancadas antes de las elecciones. Pero hay que preguntarse sobre qui¨¦n recae la responsabilidad, qui¨¦n controla hoy m¨¢s resortes fundamentales del aparato del Estado. Olvidar que salimos de una dictadura que ha durado cuarenta a?os y que su armaz¨®n jur¨ªdico-administrativo-militar contin¨²a intacto, s¨®lo conduce a la irresponsabilidad, y en las actuales circunstancias, la irresponsabilidad puede salir muy cara a todo el pueblo.
Al PC se le ha acusado de no autocr¨ªtico en las mismas p¨¢ginas de EL PAIS porque el 20 de noviembre de 1975 no adopt¨®, respecto a la Monarqu¨ªa, las posiciones que adopt¨® el 15 de abril de 1977. La autocr¨ªtica es sana y es costumbre en nuestro partido practicarla, m¨¢s de puertas adentro todav¨ªa que cara al exterior, lo cual es, dicho sea de paso, una secuela de la clandestinidad a superar. Pero creo que en este caso EL PAIS no tiene raz¨®n al pedirnos directamente una autocr¨ªtica. Porque si el PC hubiera dicho en 1975 lo que decimos en 1977 hubi¨¦ramos impedido lo que ha sido una evoluci¨®n real de las posiciones de la Monarqu¨ªa respecto a la democracia en ese per¨ªodo. Evoluci¨®n en la que ha jugado un papel fundamental la voluntad democr¨¢tica mayoritariamente expresada en todo ese per¨ªodo por nuestro pueblo, y la actitud de lucha incansable por la democracia de los partidos pol¨ªticos democr¨¢ticos, entre ellos el nuestro. Dar un cheque en blanco a la Monarqu¨ªa el 20 de noviembre de 1975, cuando ning¨²n indicio exist¨ªa de una voluntad democratizadora en el titular de la Corona hubiera sido un error hist¨®rico que hubiera puesto la hegemon¨ªa del proceso democratizador en las manos del franquismo. Con lo cual lo m¨¢s probable hubiera sido que el proceso democratizador no llegara a iniciarse.
S¨ª don Juan ha esperado casi dos a?os en renuncia, a la sucesi¨®n mon¨¢rquica en favor de su hijo, ?c¨®mo puede ped¨ªrsele al PC que depositara su confianza en la Corona el d¨ªa de la muerte del dictador?
Las decisiones del CC del 15 de abril del 77 no suponen que el PC renuncie a su republicanismo ni que depositemos nuestra confianza en la Corona. Las resoluciones del CC y los discursos de Santiago Carrillo est¨¢n ah¨ª para quien quiera leerlos. Lo que decimos est¨¢ dicho en el m¨¢s puro estilo condicional: ?si en el proceso de paso de la dictadura a la democracia, la Monarqu¨ªa contin¨²a obrando de una manera decidida para establecer en nuestro pa¨ªs la democracia, estimamos que en unas futuras Cortes nuestro partido y las fuerzas democr¨¢ticas podr¨ªan considerar la Monarqu¨ªa como un r¨¦gimen constitucional y democr¨¢tico, en el cual ser¨ªa posible ventilar las diferencias pol¨ªticas y sociales que cruzan a la sociedad espa?ola. Naturalmente, si no fuera as¨ª, nosotros no tendr¨ªamos ning¨²n compromiso que nos atara en ese sentido?.
El PC no es pro suarista. Cara a las pr¨®ximas elecciones decimos que nuestro primer objetivo es que triunfen las candidaturas democr¨¢ticas desde el centro hasta los comunistas. ?Qu¨¦ queremos decir? Que lo fundamental hoy es borrar de este pa¨ªs el fantasma de la dictadura, el espectro del pasado y que cada cual ocupe el espacio pol¨ªtico que le corresponde. Que cada partido pueda encontrar su electorado libremente. Hay sitio para todos. Los m¨¢s desfavorecidos para ese encuentro con nuestro pa¨ªs somos los comunistas, despu¨¦s de cuarenta a?os de ataques sistem¨¢ticos que han deformado nuestra imagen. Y sin embargo somos optimistas por la simpat¨ªa, el aprecio y la atenci¨®n que apreciamos en todos nuestros m¨ªtines. Aqu¨ª, en Alicante, por ejemplo, son 70.000 las personas que ha pasado ya por nuestros actos, es decir, m¨¢s del 10 % del censo electoral, sin que, por cierto, esto se haya reflejado en una sola l¨ªnea en EL PAIS.
Para conseguir que triunfe la democracia tenemos que atacar en nuestros actos al enemigo principal de ella: a Alianza Popular. Para conseguir votos para el PC no tenernos que atacar especialmente a nadie, basta con explicar nuestro programa y nuestra estrategia. Nuestro espacio pol¨ªtico es claro. Pero si nos atacan otros partidos democr¨¢ticos no pondremos la otra mejilla. Nos defenderemos.
Para terminar, quiero explicar algo sobre el equipo dirigente del partido al que pertenezco, como su miembro m¨¢s joven, desde hace siete a?os. Es cierto que muchos hombres de este equipo proceden de la Juventud Socialista Unificada. Esa es nuestra suerte. Elaborar pol¨ªtica desde una concepci¨®n marxista es una de las tareas m¨¢s complejas, dif¨ªciles y apasionantes en las que se puede participar. Porque pretendemos transformarla realidad y cuan do reflexiono sobre estos. siete a?os y sobre los a?os anteriores no puedo por menos que reconocer que nuestro partido ha transformado profundamente la realidad espa?ola. En 1956 ¨¦ramos a¨²n un pueblo dividido, hoy hemos unido en el mismo haz todo lo unificable en aras a conquistar la democracia. Ning¨²n acontecimiento internacional, como en Grecia, o institucional, como fue el papel jugado por el ej¨¦rcito en Portugal el 25 de abril, ha contado en nuestro pa¨ªs a la hora de superar la dictadura. Ha sido la labor del pueblo, de las fuerzas pol¨ªticas y con un peso decisivo la combatividad, la energ¨ªa y la inteligencia de un partido creador: el Partido Comunista. Partido que para continuar dando una aportaci¨®n decisiva a la lucha democr¨¢tica en este pa¨ªs necesita la cr¨ªtica y la autocr¨ªtica.
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