Propaganda s¨ª, descaro no

Pasando el fin de semana en Uceda, pueblo apacible de la provincia de Guadalajara, vino a interrumpir su tranquilidad la ?nota? que paso a comentar:A eso del atardecer del domingo, de pronto, las calles se inundaron de propaganda de Alianza Popular, cuyos escritos iban encabezados por la frase ?Nos atacan?, seguida de otras no menos rimbombantes, y precisamente en una etapa que te¨®ricamente deber¨ªa ser de reconciliaci¨®n nacional.

La poblaci¨®n qued¨® sorprendida; no falt¨® quienes asustados, quiz¨¢ por eso del que ?Nos atacan?, recogieron todos los panfletos encontrados a su alcance, puede que para hacerles una hoguera y evitar con ello el p¨¢nico o la c¨®lera de otras personas. Yo, en particular, no fui sorprendido, pero s¨ª qued¨¦ malhumorado por ?el estilo? y pensando que ni en los pueblos ya se puede estar tranquilo, pueblos peque?os como ¨¦ste, que en cuarenta a?os han vivido un olvido casi absoluto.

No es que yo sea contrario a la propaganda electoral, pero encuentro necesario que esa propaganda se haga con la suficiente ¨¦tica para, en principio, no herir al contrario y, sobre todo, no confundir ni subestimar a nadie y menos a los que lo han sido durante tanto tiempo.

Como ciudadano, desde estas l¨ªneas, me gustar¨ªa dar un toque de atenci¨®n a los grupos pol¨ªticos, para que sean sensatos en sus conductas y manifiestos. Si en su programa no buscan el bien com¨²n del pueblo y s¨®lo persiguen sus fines de poder¨ªo, es preferible se olviden, al menos, que los municipios humildes existen, ya que de ¨¦stos hay que acordarse para ayudarles a superar su largo letargo y no abrumarles con m¨¢s terrores ni tragedias. En mi opini¨®n, esto se consigue si previamente se les profesa un profundo amor y respeto, aunque s¨®lo sea por el marginamiento que hasta ahora han padecido.