Un conciliador seguro de s¨ª mismo
Cuando en 1960 Le¨®nidas Brejnev era desplazado al cargo ?honor¨ªfico? de jefe del Estado, se pens¨® con cierta l¨®gica que su carrera pol¨ªtica ser¨ªa corta. Sin embargo, funcionarios sovi¨¦ticos comentaron entonces a sus colegas occidentales: ?Es un error considerar a Le¨®nidas por bajo de su valor.?Su capacidad pol¨ªtica quedar¨ªa demostrada cuatro a?os despu¨¦s, durante la revoluci¨®n palaciega, en la que con ayuda de Mijail Suslov y Nicolai Podgorni, su enemigo m¨¢s reciente, Brejnev consigui¨® derrocar a su mentor de anta?o, Nikita Kruschev. Brejnev era en esos momentos un ?hombre capaz, inteligente y bien visto por el partido?.
Frente a las vacilaciones de Kruschev, o la tiran¨ªa de Stalin, Brejnev posee la caracter¨ªstica de ser un ?conciliador?, excelente maniobrero pol¨ªtico y seguro de s¨ª mismo.
A pesar de la pesadez de sus discursos televisivos, agravada en los ¨²ltimos tiempos por su enfermedad, Brejnev sabe, llegado el caso, exhortar a la poblaci¨®n en la m¨¢s pura ortodoxia comunista.
Su vida privada es la de un bur¨®crata que tiene todo el poder y que, como parte de una ?clase privilegiada?, aprovecha las comodidades que esta situaci¨®n le brinda. Le gusta la buena mesa, beber, los cotilleos, los coches y tener la mejor entrada en el estadio Lenin, de Mosc¨², para ver a su equipo de f¨²tbol favorito, el Dynamo.
La jovialidad de Brejnev -es un gran conocedor de los chistes antisovi¨¦ticos- choca con el estilo seco propio de los dirigentes de la URSS. Brejnev no se parece en nada a Kosiguin, de quien dice el propio secretario general que es ?una ametralladora con un cerebro de computadora?. Al l¨ªder sovi¨¦tico le gusta la espontaneidad humana, pero nadie mejor que ¨¦l ha calculado meticulosamente en la URSS los pasos para consolidar su posici¨®n pol¨ªtica.
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