Una victoria del pueblo
Victoria en principio y sobre todo del pueblo espa?ol que ha manifestado a lo largo de toda la campa?a y el d¨ªa de las elecciones una dignidad, una madurez, una disciplina notables, as¨ª como una sed de comprender, de conocer y de participar. Eramos unos pocos quienes sab¨ªamos que la sociedad espa?ola moderna, liberal, fruto del espectacular desarrollo econ¨®mico de los a?os sesenta, estaba preparada para asumir los riesgos y las ventajas del juego democr¨¢tico mucho antes de la desaparici¨®n de Franco. Esta sociedad, muy semejante a las del resto de las naciones de la Europa occidental, no estaba en absoluto representada por las instituciones pol¨ªticas arcaicas heredadas de una guerra civil que la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles no han conocido, no han vivido en su carne, y que no est¨¢ de ning¨²n modo dispuesta a continuar soportando sus consecuencias y tab¨²es.Esta evidencia se impone hoy a todos, en primer lugar en el extranjero, a todos aquellos que se obstinan en analizar a Espa?a en funci¨®n de una tragedia vieja de cuatro d¨¦cadas. El foso que hab¨ªa comenzado a colmarse en los esp¨ªritus Y los corazones, mucho antes de noviembre de 1975, lo ha sido en las instituciones y las costumbres pol¨ªticas cada vez m¨¢s claramente desde julio de 1976. El m¨¦rito del Gobierno que ha orquestado esta evoluci¨®n, esta pac¨ªfica transici¨®n de un r¨¦gimen de poder personal a un sistema m¨¢s representativo atemperado por el arbitrio real, no es peque?o. Los m¨¦ritos de la oposici¨®n democr¨¢tica, largo tiempo humillada, ignorada y escarnecida, y que ha dado pruebas desde hace dieciocho meses de sentido com¨²n, de moderaci¨®n y esp¨ªritu pol¨ªtico no le van a la zaga.
Pero el 15 de junio de 1977, que entreabre la puerta de la coexistencia razonada y pr¨¢ctica, no hubiera sido posible sin esta aspiraci¨®n que llegaba de las profundidades del pa¨ªs. S¨®lo queda desear modestamente que los problemas concretos, pero urgentes, que se imponen a los dirigentes -como el relanzamiento de un plan econ¨®mico, la puesta en marcha de instituciones que eliminen los ¨²ltimos vestigios de un sistema inadaptado, y las reivindicaciones de las nacionalidades para las que la democracia o es total o no es-queda desear que estos problemas sean abordados con el mismo esp¨ªritu de tolerancia y participaci¨®n.
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