El secuestro del se?or de Ybarra

DURANTE EL d¨ªa de ayer circularon insistentes rumores de que los secuestradores del se?or Ybarra hab¨ªan dado muerte a su reh¨¦n. Afortunadamente, la noticia no ha sido confirmada. Desde ahora mismo, sin embargo, queremos dejar constancia de nuestra opini¨®n sobre ese eventual crimen.Las discusiones que en el pasado pudieron mantenerse sobre la ?intencionalidad pol¨ªtica? de determinados delitos de sangre cometidos por militantes de ETA o del FRAP resultan ahora ociosas. De producirse la muerte del se?or Ybarra, la ¨²nica figura penal en la que encajar¨ªa es la de asesinato, prevista y penada por el C¨®digo Penal ordinario. Apenas unos d¨ªas despu¨¦s de que el pueblo espa?ol haya votado en las urnas a sus representantes (derechistas, centristas, socialistas y comunistas), del que el pueblo vasco acudiera a los comicios y eligiera a sus congresistas y senadores (entre ellos a m¨¢s de diez miembros del Partido Nacionalista Vasco y dos candidatos incluidos en las listas, apoyadas por grupos de ETA, de Euskadiko Esquerra) y de que el Gobierno optara por la excarcelaci¨®n de todos los presos pol¨ªticos vascos, cuaquier intento de justificar, pol¨ªticamente ese eventual crimen ser¨ªa una burda comedia.

Unos gansters han secuestrado a un ciudadano y condicionan su liberaci¨®n a la entrega de una importante suma de dinero. Si el asesinato fuera el final de esta siniestra operaci¨®n, sus autores ser¨ªan simplemente unos mercaderes que habr¨ªan traficado con la vida humana, no por la causa del pueblo vasco, sino por la de su propio bolsillo. As¨ª de claro.