El olvido de Galicia
En las numerosas veces que EL PAIS se ha referido a la llamada ?cuesti¨®n regional?, ha reivindicado estatutos de autonom¨ªa para Catalu?a y Euskadi, ignorando a Galicia. La ¨²ltima vez ha sido el pasado d¨ªa 17, al comentar los resultados electorales. Este ?olvido? no se debe, sin duda, a una menor consideraci¨®n del pueblo gallego como etnia diferenciada, pues todo aquel que admita el car¨¢cter multinacional de Espa?a reconocer¨¢ que las peculiaridades nacionales de Galicia no son menores que las de vascos y catalanes. La explicaci¨®n debe encontrarse, pues, en el distinto nivel de conciencia y de dramatismo que la reivindicaci¨®n de formas de autogobierno adquiri¨® en las tres naciones: en Galicia no se alcanz¨® en torno a tal reivindicaci¨®n ni el amplio consenso de clases y fracciones de clase de Catalu?a ni el car¨¢cter de tragedia del Pa¨ªs Vasco.Los resultados de las elecciones parecen dar la raz¨®n a los que piensan que nuestro Pa¨ªs Gallego no presenta problemas pol¨ªticos urgentes. Incluso podr¨ªan tentar a un sector de la derecha a compararlo con el norte de Portugal si alg¨²n d¨ªa se hace ?necesario? desestabilizar la situaci¨®n. Que una gran parte del pueblo gallego votara a los responsables y a los c¨®mplices de su atraso puede explicarse por la desinformaci¨®n y confusi¨®n existentes, por las, pr¨¢cticas caciquiles que a¨²n perduran, y porque un buen n¨²mero de gallegos (emigrantes y marineros) no pudieron votar. Y tambi¨¦n por la incre¨ªble ingenuidad de los dirigentes de la oposici¨®n gallega, m¨¢s preocupados en los dos ¨²ltimos a?os por enfrentarse entre s¨ª que por la promoci¨®n pol¨ªtica de su pueblo. S¨®lo a ¨²ltima hora el manifiesto de veintinueve intelectuales y profesionales hizo posible articular unas candidaturas unitarias al Senado y atenuar el desastre electoral.
Pero el indiscutible triunfo conservador no debe hacernos olvidar que hace ahora justamente 41 a?os el pueblo gallego vot¨® masivamente, en condiciones de libertad y democracia muy diferentes a las actuales, su Estatuto de Autonom¨ªa. Y que en estos a?os se ha exacerbado hasta l¨ªmites incre¨ªbles la explotaci¨®n de los hombres y mujeres gallegos, enviados como fuerza de trabajo barata y apta para todo a las zonas desarrolladas de Espa?a y Europa, y la persecuci¨®n de la cultura y la lengua aut¨®ctonas.
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