No se admitir¨¢n m¨¢s de quinientos alumnos en la Facultad de Medicina
Estudiar medicina va a resultar, en la pr¨¢ctica, como hacer oposiciones a abogac¨ªa del Estado. Los decanos de las distintas facultades espa?olas se han reunido hace alg¨²n tiempo para plantear el ultim¨¢tum claro y rotundo: no se admitir¨¢ en las aulas m¨¢s que el n¨²mero de alumnos que se pueden formar. La Complutense madrile?a ha anunciado ya ese n¨²mero m¨¢ximo de alumnos que va a admitir: quinientos. Hace un par de d¨ªas, lo hizo la de Murcia: cien alumnos. Ya no se habla ni de selectividades ni de numerus clausus, sino de capacidad real de formaci¨®n.
El tema es grave, sin duda. Especialmente, porque se plantea cuando la asistencia sanitaria al pueblo espa?ol sigue sin resolverse y constituye uno de los problemas heredados de la continua imprevisi¨®n y, sobre todo, de la falta de planificaci¨®n. Dos son los problemas b¨¢sicos a definir: por un lado, el n¨²mero de m¨¦dico que Espa?a necesita, cifra que nadie ha estudiado seriamente porque ser¨ªa preciso para ello saber qu¨¦ cobertura sanitaria se iba a dar al ciudadano espa?ol; y otro, est¨¢ el problema de la ense?anza de esos futuros m¨¦dicos.?Desde luego, no es funci¨®n de la Universidad fijar el n¨²mero de profesionales que Espa?a necesita. Nosotros necesitamos, para garantizar el derecho a la salud unos m¨¦dicos bien formados cient¨ªfica y profesionalmente. Quien as¨ª habla es el vicerrector de la Universidad Complutense y catedr¨¢tico de Filosof¨ªa, Antonio Gallego..
EL PAIS: ?Desde cu¨¢ndo se arrastra est¨¦ d¨¦ficit formativo?
Antonio Gallego: Ya en 1964 se reunieron en asamblea las facultades de Medicina espa?olas. Se lleg¨® entonces a una serie de conclusiones que cubr¨ªan las medidas necesarias para perfeccionar la ense?anza de la medicina y prevenir el caos que ya entonces se vislumbraba. Despu¨¦s, la Sociedad Espa?ola de Educaci¨®n M¨¦dica (SEDEM) continu¨® en reuniones nacionales e internacionales realizando informes y estudios que merecieron por toda respuesta el silencio por parte de rectores digitales, directores generales, subsecretarios y ministros de Educaci¨®n.
EL PAIS: ?Existen datos concretos?
A. G.: Un estudio realizado ya en 1974 mostraba que en las veintiuna facultades de Medicina espa?olas, el n¨²mero total de estudiantes matriculados hab¨ªa pasado de 20.000 en 1963-64, a m¨¢s de 45.000 diez a?os despu¨¦s. En el primer curso de 1975-76, se matricularon m¨¢s de 20.000 nuevos estudiantes, n¨²mero casi igual a de las 117 facultades de Medicina de toda Norteam¨¦rica. Las soluciones que se buscaron entonces fueron ficticias: el Ministerio reaccion¨® creando m¨¢s faculta des. Pero sin profesorado suficiente, sin medios docentes e incluso, en alg¨²n caso, sin hospitales para la ense?anza cl¨ªnica. As¨ª el deterioro de la ense?anza ha sido tal, que ha tenido incluso repercusiones internacionales.
EL PAIS: O sea que va a ser tan peligrosa la enfermedad, como ponerse en manos de los m¨¦dicos.
A. G.: Sin ¨¢nimo de dramatizar, objetivamente, el hecho es que estamos abocados, en un inmediato futuro, a que el riesgo, para el paciente no lo sea tanto la enfermedad o el traumatismo como la asistencia sanitaria que eventualmente se le pueda prestar. Yo sostengo que la ense?anza en la Universidad Complutense ha llegado a una situaci¨®n insostenible, por ca¨®tica y, peligrosa para los enfermos. La facultad dispone para la ense?anza de un total de 6.000 camas. Insuficiente, por completo y especialmente en lo que se refiere al Hospital Cl¨ªnico, en donde incluso hay profesores que, por seguridad de sus enfermos, se niegan a ense?ar all¨ª para eludir las infecciones que obligar¨ªan al cierre temporal de quir¨®fanos, hecho que provoca conflictos graves entre profesores, alumnos e incluso pacientes.
Soluci¨®n: limitar alumnos
EL PAIS: ?C¨®mo podr¨ªa resolverse esta situaci¨®n?
A. G.: Ya desde 1967 estamos pidiendo limitaci¨®n de alumnos como ¨²nica soluci¨®n. Ped¨ªamos entonces 250 alumnos por semestre. Con el plan actual -que data de 1973- el n¨²mero fue fijado en quinientos alumnos por a?o acad¨¦mico.
EL PAIS: ?Y a qu¨¦ obedece esta cifra? Podr¨ªan haber sido cuatrocientos, o 750.
A. G.: No. La cifra tiende a normalizar una situaci¨®n que, de continuar, provocar¨ªa en un plazo m¨ªnimo el colapso de la facultad de Medicina. Dado que son cuatro los cursos cl¨ªnicos a nivel hospitalario, llegar¨ªamos de esta forma a la cifra de 2.000 estudiantes, con una relaci¨®n de tres camas por estudiante. Si se toman ahora estas medidas correctoras llegaremos a esta situaci¨®n en 1983. Pero adem¨¢s, hay otros problemas: habr¨ªa que regular los estudios de medicina en los colegios universitarios (el CEU tendr¨¢ que limitar sus ingresos dentro de los quinientos de la facultad de Medicina), y habr¨ªa tambi¨¦n que tomar medidas con los estudiantes extranjeros. Porque, precisamente, muchos vienen a nuestro pa¨ªs y a nuestras aulas tras no haber sido admitidos en sus pa¨ªses de origen. Y, claro, parece absurdo admitir a estudiantes extranjeros cuando estamos limitando el ingreso de los espa?oles. Y se dar¨ªa adem¨¢s el caso de que contribuyentes espa?oles, cuyos hijos no podr¨ªan acceder a los estudios de medicina, estar¨ªan subvencionando a estudiantes extranjeros. Porque debe saberse que la matr¨ªcula, apenas cubre un 5 % de lo que cuesta formar un m¨¦dico.
EL PAIS: Sin embargo, la facultad, de acuerdo con los compromisos internacionales adquiridos por Espa?a, no puede cerrar las puertas a los estudiantes extranjeros.
A. G.: No, cerrar, no. Pero la -junta de gobierno de la Universidad ha pedido que los extranjeros se soMetan a las mismas pruebas que los espa?oles. Por justicia y por equidad.
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