Marruecos: la dial¨¦ctica del hecho consumado
?La cuesti¨®n del Sahara occidental ha sido definitivamente zanjada. Se trata de un asunto liquidado; las provincias saharianas forman parte del territorio nacional y, administrativa, econ¨®mica y militarmente conciernen ¨²nicamente a Marruecos, quien ejerce all¨ª su soberan¨ªa ... ?Los t¨¦rminos anteriores forman parte de una declaraci¨®n hecha esta semana en Rabat por la Uni¨®n Socialista de Fuerzas Populares (USFP), principal formaci¨®n de la izquierda, pero podr¨ªan ser del ultranacionalista Istiqlal, de los comunistas del Partido del Progreso y el Socialismo y, naturalmente, de las instancias del actual Gobierno. Todos est¨¢n de acuerdo con respecto al Sabara. Por mantenerlo en su poder los marroqu¨ªes afirman estar dispuestos a ir a una nueva guerra, si es necesario.
No hemos encontrado el mismo acento impregnado de decisi¨®n rayana en el fanatismo, ni la misma unanimidad, cuando hemos abordado con los l¨ªderes de la USFP o del Istiqlal, con intelectuales de ambas formaciones o simples militantes, el tema de las pasadas elecciones y la perspectiva que se desprende de ¨¦stas en el sentido de desgajar la geograf¨ªa pol¨ªtica de Marruecos.
Unos y otros se atribuyen, si no la paternidad que se deja en manos de Hassan II, por lo menos el m¨¦rito de haber propiciado la apertura inscrita en la Constituci¨®n de 1973 relanzando, por as¨ª decirlo, el sistema democr¨¢tico destinado a normalizar institucionalmente a la monarqu¨ªa alauita.
Subsiste todav¨ªa un gran n¨²mero de interrogantes que podr¨ªan ser despejadas por el propio Hassan II el 9 de julio a trav¨¦s del discurso que pronuncia tradicionalmente con motivo de su aniversario. La confusi¨®n pol¨ªtica s¨®lo es superada por la dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica que atraviesa el reino, a horcajadas de dos planes quinquenales y en pleno vac¨ªo parlamentario.
El Istiqlal estima haber superado la disidencia de una fracci¨®n calificada de ?izquierdista?, reunida en tomo a Ahmed Douiri, miembro del comit¨¦ ejecutivo, al que se le conoce como la ?locomotora del partido?, quien habr¨ªa estado a punto de desplazar al dirigente actual de esa formaci¨®n pol¨ªtica Ahmed Bucetta.
En cuanto a la USFP, su propio secretario general, Abderrahim Buabid, nos dijo con visible desprecio que su partido ha rechazado al grup¨²sculo izquierdista condenado a largas penas de prisi¨®n en Casablanca, el cual apoyaba el derecho a la autodeterminaci¨®n de los saharauis.
-Son j¨®venes extremistas que se reclaman del mismo ideario que anima a grupos afines en Francia e Italia y cuyo impacto en el seno de nuestro partido ha sido muy limitado, nos asegur¨® Buabid al recibirnos en la nueva sede de la USFP, una residencia amurallada situada en una estrecha calle del centro de Rabat.
En la conversaci¨®n sostenida se suscita el viaje que realizara a Espa?a hace pocos meses y las conversaciones que sostuviera en nuestro pa¨ªs con algunos pol¨ªticos de la izquierda.
-?No hay nada que hacer!, nos dice con acento iluminado. Ya he explicado a los camaradas del PSOE qu¨¦ la cuesti¨®n del Sahara era para nosotros la oportunidad de culminar la liberaci¨®n de nuestro pa¨ªs en el l¨ªmite sur. No es culpa nuestra si en el siglo pasado hemos sido desmembrados en varias zonas como las hojas de una alcachofa: norte, sur, Tanger, Ifni, etc¨¦tera. Los espa?oles no lo sab¨ªan debido a la censura del franquismo, pero lo cierto es que hemos estado luchando varios a?os con las armas en la mano y no hab¨ªa ni Polisario ni ning¨²n movimiento nacionalista hasta 1964.
El dirigente socialista marroqu¨ª sintetiza el asunto del Sahara bajo la perspectiva trazada por la historia de los ¨²ltimos veinte a?os en Africa. Portugal y sus colonias llegaron a entenderse; Francia y los argelinos firmaron el acuerdo de Evian; Espa?a y Marruecos hicieron lo mismo en el caso de Ifni. ?C¨®mo quiere usted que el acuerdo de Madrid sea diferente? Si los acuerdos de Portugal con Mozambique, Guinea y Angola, luego de la muerte de Salazar, han sido v¨¢lidos, ?por qu¨¦ no van a serio los del Sahara tras el fallecimiento de Franco?
M¨¢s ¨¢rabes que los ¨¢rabes
Para Buabid se trata de una l¨®gica aplastante: ah¨ª est¨¢ eso y no hay m¨¢s que hablar. La izquierda espa?ola se ha equivocado y carece de argumentos.
Sonr¨ªe maliciosamente y prosigue: ?Lo que ocurre es que hab¨ªa que estar en oposici¨®n al Gobierno... Ahora, nuestros amigos socialistas van a reflexionar, pues ya les dije que el Sahara es un problema de tipo regional, como lo son los de Canarias, Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco en Espa?a o los de C¨®rcega y Breta?a en Francia.?
Adquiere un tono de profesor enojado al se?alar que no comprende por qu¨¦ la izquierda espa?ola quiere ser m¨¢s ¨¢rabe que los ¨¢rabes, m¨¢s papista que el Papa. Que por lo menos tenga una actitud de reserva... puede que nos orientemos. a una especie de amplia autonom¨ªa en el Sahara...
Al decir esto, Buabid extiende un dedo imperioso y exclama con retint¨ªn: ?Con el Polisario no hay nada que hacer... iSi por lo menos hubiera existido en 1955 cuando iniciamos la guerra de liberaci¨®n! Pero lo cierto es que naci¨® el mismo d¨ªa, que Franco declar¨® que iba a hacer del territorio un pa¨ªs independiente. Jam¨¢s existi¨® antes; naci¨® con la idea del r¨¦gimen franquista ... ?
No son esos los ¨²nicos argumentos de quien aqu¨ª es considerado como el representante m¨¢s caracterizado de la izquierda marroqu¨ª. La tesis m¨¢s utilizada hace del Sahara una de las muchas etapas de la expoliaci¨®n de Marruecos, a partir de la convenci¨®n sobre l¨ªmites fronterizos firmada por Fez y Par¨ªs en marzo de 1845 en la localidad de Lalla Maglinia.
Las vitrinas de las librer¨ªas de Rabat exhiben un libro titulado Argelia y las etapas sucesivas de la amputaci¨®n del territorio marroqu¨ª. Su portada impresa en verde y amarillo, colores del Islam y del desierto, contiene el ¨²ltimo mapa oficial del pa¨ªs, id¨¦ntico al que puede verse en los despachos de la Administraci¨®n. En el mismo, las fronteras no est¨¢n delimitadas por completo. En el sur, la l¨ªnea de cruces comprende la porci¨®n del Sahara atribuida a Marruecos en los acuerdos de Madrid, se dirige luego hacia Tinduf, incluy¨¦ndolo sin ning¨²n g¨¦nero de dudas y, a partir de ah¨ª, se pierde en l¨ªnea oblicua en las profundidades del desierto.
Hacia el norte, el trazado aparente es todav¨ªa m¨¢s conciso; una peque?a l¨ªnea que parte del Mediterr¨¢neo entre Oujda y Tlemcen y vuelve a perderse al sur de la primera localidad. Todo lo dem¨¢s es zona de litigio.
,La autodeterminaci¨®n de los saharauis? Buabid y Bucetta se hacen coro al afirmar que tienen en conciencia tranquila. ??Y si habl¨¢ramos de todo el Sahara??, me dijo el secretario general de la USFP explic¨¢ndome doctrinalmente, por si lo desconoc¨ªa, que adem¨¢s del occidental, est¨¢ el Sahara central y el oriental.
Son la misma poblaci¨®n, tienen los mismos h¨¢bitos ancestrales, pertenecen a la misma familia y tienen id¨¦ntica geograf¨ªa. ??Por qu¨¦ quiere usted que el Sahara bajo administraci¨®n argelina sea argelino y que la porci¨®n de ese Sahara, la menos importante, se erija en Rep¨²blica Arabe, en pueblo que pedir¨ªa a gritos su liberaci¨®n??
Buabid me habla de la conversaci¨®n sostenida por ¨¦l en Colombo (Sri Lanka) con Buteflika, con motivo de la conferencia de los no alineados, y en la que le habr¨ªa propuesto plantear la cuesti¨®n del reconocimiento de la RASI) a la Liga Arabe, ?puesto que se trata de una rep¨²blica ¨¢rabe?, a lo cual se habr¨ªa opuesto el ministro argelino.
La guerra con Argelia no est¨¢ excluida
El Polisario es Argelia. Todos est¨¢n de acuerdo con esa f¨®rmula. El problema de los refugiados saharauis, que Rabat califica de rehenes, ha sido promovido por Bumedien, me dijo con cara muy seria Buabid, a?adiendo que ten¨ªa el convencimiento de que el presidente argelino ?contaba mucho con el general Franco ...? Bumedien es puesto en la picota por haber dado marcha atr¨¢s con relaci¨®n a lo que declarara en octubre del a?o pasado cuando, afirman los marroqu¨ªes, les dijera que desde el momento en que Espa?a se retirara, para ellos el problema hab¨ªa terminado.
Bucetta, hombre atildado y f¨¢cilmente excitable, que nos recibi¨® en su despacho al regreso de la recepci¨®n dada por el embajador espa?ol con motivo de la fiesta nacional, piensa que Argelia dificulta el proceso de integraci¨®n del Sahara en la naci¨®n marroqu¨ª para consolidar otras partes de Marruecos, que le fueron entregadas por Francia, como Tinduf y la regi¨®n de Tidikelt, por no hablar m¨¢s que de esas.
Cuando le recordamos que hay indicios suficientes para tener en cuenta que la situaci¨®n en el Sahara se agrava, se indigna y enrojece y nos asegura que ¨¦l mismo acaba de pasearse por El Aaiun y Smara y puede jurarnos que por all¨ª no pasa nada.
-Por supuesto no se puede excluir la guerra con Argelia porque no vamos a estar por largo tiempo con los brazos cruzados, pero si hay guerra ello pondr¨ªa un t¨¦rmino definitivo a la cuesti¨®n, afirma belicosamente.
Su voz adquiere tonalidades m¨ªsticas al pasar del Sahara a Ceuta y Melilla, que deber¨ªan ser. liberadas ?aunque habr¨¢ que tomarse el tiempo necesario?.
Buabid considera que a los espa?oles les cuesta muy caro mantener las dos plazas de soberan¨ªa y, en cuanto a su poblaci¨®n, piensa que habr¨¢ de hallarle una soluci¨®n como la doble nacionalidad o la firma de una convenci¨®n de establecimiento. En todo caso, ni los bienes ni las personas est¨¢n en causa, ?pero no podemos aceptar enclaves que datan de la ¨¦poca de las cruzadas?.
En cuanto al examen de la cuesti¨®n sahariana en el marco de la OUA, los marroqu¨ªes entienden dar prueba de tranquilidad solemne aunque se percibe el malestar que les causa la decisi¨®n de celebrar una ?cumbre? especial de la organizaci¨®n, seg¨²n el principio adoptado en isla Mauricio y que debe verse reafirmado estos d¨ªas en Libreville.
En Rabat se estima que la OUA no condenar¨¢ a Marruecos y Mauritania debido a las divisiones que existen entre los africanos y a la necesidad de ?salvar las apariencias? de una cohesi¨®n entre los 49 Estados. La reincorporaci¨®n de Marruecos es presentada como la prueba de que Hassan II tiene la seguridad que la RASD no ser¨¢ reconocida. En el plano estrictamente ¨¢rabe, ni siquiera Libia estar¨ªa dispuesta a querellarse con el monarca alauita. Al menos, esa es la idea que sustentan los marroqu¨ªes al asegurar que Argelia s¨®lo dispondr¨ªa del apoyo de Yemen.
Todo lo cual no impide que el grave dilema humano y pol¨ªtico del Sahara, no obstante la actitud solidaria adoptada por todas las fuerzas marroqu¨ªes, y a pesar de la tranquilidad con que se cubren, mantenga un clima de tensi¨®n en todo el noroeste africano en el que son v¨¢lidas todas las hip¨®tesis de ruptura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.