La violencia en el "rock"
El reflejo descarnado de una sociedad
?Recuerda alguien el aterrizaje hispano del desaparecido Jorge Negrete? Sus fans de la ¨¦poca estuvieron a un tris de desnudarle. El pobre Jorge sali¨® diciendo que ¨¦ramos (los espa?oles) unos cafres. ?Recuerda alguien las persecuciones que tuvieron que soportar en sus a?os mozos Frank Sinatra o Bing Crosby? ?Tampoco? Pues lo cierto es que los excesivos amores de su estimado p¨²blico no les permit¨ªan salir a la calle sin disfrazarse a menos que quisieran veren peligro su integridad f¨ªsica. As¨ª era entonces.
Lo peculiar de estas manifestaciones de violencia desbordada, resid¨ªa en el hecho de que sus ejes y protagonistas no trataban de provocarla. La sonrisa dent¨ªfrica del crooner se contrapon¨ªa a una realidad no tan sonriente, que se manifestaba en los rugidos del respetable. Y es que hubo de aparecer la forma musical M¨¢s sincera de estos ¨²ltimos siglos, es decir, el rock, para que esa violencia ambiental de la cual TV y pel¨ªculas s¨®lo son un p¨¢lido reflejo, fuera asimilada a la m¨²sica y a sus int¨¦rpretes.
Elvis the pelvis
Elvis Presley surgi¨® provocando. Echando besos a su gente, lanzando sus piernas por encima de cabezas adoradoras. Se establec¨ªa por primera vez en mucho tiempo una transferencia entre transmisor y receptor, entre cantante y fans. Casi todos los rockers de la primera ¨¦poca participaban de ese brutalismo. Todos disfrutaban de la misma p¨¦rdida de inhibiciones; el ser m¨¢s animal que el vecino ya no estaba mal visto, se pod¨ªa gritar hasta la afon¨ªa y el cansancio final pose¨ªa el suave regusto del haberlo hecho.Por supuesto que esta situaci¨®n no pod¨ªa durar. Fueron apenas un par de a?os en los que las energ¨ªas se desbocaron espont¨¢neamente. Lo que sigui¨® despu¨¦s eran unos ni?os almibarados, que como Paul Anka desataban una admiraci¨®n pasiva y est¨¦ril, aunque los berridos de sus admiradoras fueran todav¨ªa m¨¢s agudos.
Rolling Stones
Tuvimos que esperar a los Rolling Stones para encontrar de nuevo ese desmadre de violencia. Mientras los Beatles eran transformados por Brian Epstein para despojarles de sus chaquetas de cueros y con ellas de sus aspectos m¨¢s patibularios, los Rolling recorrieron el camino inverso. Los conciertos de Mick Jagger y compa?¨ªa destrozaban los teatros, hab¨ªan de ser protegidos nor miembros del equipo de rugby local y todo ello saltaba a las p¨¢ginas de la prensa diaria con gran alarde fotogr¨¢fico. Los Rolling fueron catalogados como sustitutivo sexual, como provocadores, degenerados, embaucadores de una juventud inocente a la cual pervert¨ªan con sus maneras. Y en ello cimentaron su fama.Y es que, si el rock americano (el original) coincildi¨® con el nacimiento de unajuventud que no quer¨ªa y que se ve¨ªa reflejada en filmes como Rebelde sin causa, el rock ingl¨¦s lo hizo en el seno de una sociedad que comenzaba a descomponerse. Las r¨ªgidas normas victorianas, la t¨ªpica y tradicional flema inglesa saltaban hechas cisco en las peleas que mods y rockers (bandas rivales, elegantes los unos, impresentables los otros, pero utilizando las mismas cadenas) manten¨ªan casi todos los fines de semana en la playa de Brighton. La pel¨ªcula de esta ¨¦poca podr¨ªa muy bien ser La soledad del corredor defiondo, la canci¨®n My Generation, de los Who.
Al poco tiempo todo se vino abajo. Muchos artistas de aquella ¨¦poca se convirtieron en estrellas.Los rebeldes ten¨ªan ya una causa en la guerra de Vietnam, el pacifismo de las flores hac¨ªa estragos y durante una ¨¦poca la juventud permaneci¨® pregunt¨¢ndole al viento y so?ando con mandalas y gurus.
Un nuevo ciclo
La nueva era, en la cual la violen0a saltar¨ªa otra vez a los escenarios, se produjo casi al mismo tiempo en California y en Detroit. Los Who, que no hab¨ªan degenerado del todo, machacaban sus equipos ante una audiencia sicod¨¦lica para la cual aquello constitu¨ªa una alucinaci¨®n m¨¢s. En la ciudad de la Ford, Detroit, Irupos como MC5 se vincul a an expl¨ªci tam ente a los grupos m¨¢s violentos de la contrapultura, como, los White Panthers. El confusionismo era terrible y los j¨®venes americanos pasaban de correr delante de la polic¨ªa a sentarse buc¨®licamente en los prados del festival de Woods, Lock o de Wight. Creo que la clarificaci¨®n final vino con el festival de Altamont, en el cual los Rolling Stones contrataron a un grupo de pac¨ªficos hell angels (bandas motorizadas parafascistas) para apaciguar los ¨¢nimos. Lo ¨²nico que se consigui¨® fue que las contradicciones (le que hablaba se manifestaran en todo su esplendor. Los hell angels aporrearon a la concurrencia, ¨¦sta les respondi¨® en ocasiones y, finalmente uno de los pretorianos de marras acuchill¨® a un espectador que amenazaba al grupo con una pistola. Fue el final de las flores y del pacifismo a ultranza.
El punk
Hoy, ahora, el fen¨®meno de la. violencia vuelve a los escenarios magnificado y reforzado. Los grupos punk insultan a la gente, se pegan con los productores de TV, sus declaraciones aparecen te?idas de obscenidades y de llamadas a la barbarie. Son grupos sucios, que se dirigen a gente sucia, grupos que, se debaten, como todos los j¨®venes, entre unas rejas que no saben c¨®mo forzar. Son fieras en una jaula y la ¨²nica soluci¨®n que dan muchos de los que se encuentran al otro lado es la de que habr¨ªa que matarlos. Pero mientras se siga pensando en esas soluciones habr¨¢ violencia en nuestra m¨²sica. Que nadie se asuste.
Babelia
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