La narrativa de la nostalgia
Todos lo sabemos: el mundo cambia. En ocasiones, a trav¨¦s de se¨ªsmos espectaculares. Otras -durante los m¨¢s largos per¨ªodos- movi¨¦ndose lent¨ªsimamente, igual que la Tierra en el espacio: sin que lo sintamos. Todos sabemos tambi¨¦n que esta mudanza permanente va influyendo, de modo inexorable, en las artes, en los g¨¦neros literarios (y similares). Aunque no siempre acertemos a medir el retraso con que esta influencia se hace ostensible, ni las formas indirectas, sumamente complejas y muchas veces contradictorias, en las que se ejerce.Leyendo Mi tierra y mi gente me volv¨ªan a la cabeza estas consideraciones elementales. Antes, los que se lanzaban a escribir sus memorias, eran personas importantes, socialmente representativas. Ahora empiezan a escribirlas trabajadores innominados, seguramente porque en el mundo de hoy, ellos son tambi¨¦n, ?y con cu¨¢nta significaci¨®n!, socialmente representativos.
Mi tierra y mi gente
Vicente Fillol. Monte Avila Editores Caracas, 1977
En este libro, Vicente Fillol, hijo,. ex mec¨¢nico de Barcelona, exiliado pol¨ªtico en Venezuela, cuenta en primera persona, la vida de Vicente Fillol, padre, huertano y bracero de Montesa (Valencia), primero, y, m¨¢s tarde, obrero -emigraci¨®n interior- en Barcelona.
La vida de la familia Fillol, con el abuelo inconmovible y justo como un juez antiguo, con su h¨¦rcules Quico, con su lobo domesticado Riki, con su trabajo de forzados, sus penurias y sus sufrimientos, est¨¢ contada en prosa tan llana, tan vulgar, dig¨¢moslo, que a las pocas p¨¢ginas uno se siente tentado de desistir de todo apunte cr¨ªtico. Pero resulta que seguimos leyendo, que no tenemos m¨¢s remedio que seguir leyendo. Y poco a poco, insensiblemente, nos vamos sumergiendo en este r¨ªo de vida popular. ?Qu¨¦ l¨¢stima -nos decimos- que aqu¨ª, en lugar de un narrador a la pata la llana, no haya un novelista de garra! Pero, de todas formas..., ?qu¨¦ exuberancia de acci¨®n! La de la vida cotidiana. ?Y qu¨¦ dura esta lucha por la vida y cu¨¢nto dolor! Estos espa?oles de la gleba y del trabajo a brazo, ?c¨®mo sudan su pan!
Mi tierra y mi gente se inserta en esa narrativa del exilio, dolorosa obra multipersonal. Es la narrativa de la nostalgia. Nostalgia de la patria prohibida, de la tierra que nos maltrat¨® y luego nos maldijo, pero que... ?es la nuestra!
Ahora Espa?a est¨¢ recuperando esa prosa y esos versos y relatos como Mi tierra y mi gente, que no se sabe bien si son literatura o no -yo a¨²n no me he dado respuesta a la pregunta-, pero que son vida y son Espa?a y son humanidad.
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