Vivo debate sobre si existe o no una ¨¦tica espec¨ªficamente militar
Un grupo de unas cuarenta personas (militares, pol¨ªticos, profesores, dos periodistas y un religioso), procedentes de seis pa¨ªses de Europa occidental, han debatido durante tres d¨ªas, en Sig¨¹enza, un tema que parece extempor¨¢neo en el secularizado mundo de nuestros d¨ªas: la ¨¦tica del soldado de ma?ana (1).Dos impresiones han embargado el ¨¢nimo del observador: 1) el juicio ¨¦tico parece ir asociado indisolublemente al pensar, decidir y actuar de la profesi¨®n militar, hasta puntos que asombrar¨ªan al lego, y ello independientemente del acierto o error de ese juicio; 2) es dificil¨ªsimo, si no imposible, precisar un c¨®digo de comportamiento acorde con los valores ¨¦ticos, que sea de validez general para distintos pa¨ªses y ¨¦pocas.
Dos tesis centrales se disputaron la adhesi¨®n de los participantes. La primera sosten¨ªa que no se pod¨ªa hacer una distinci¨®n entre una escala de valores ¨¦ticos espec¨ªficamente militares y aqu¨¦lla otra abrazada por la sociedad. La tesis contrapuesta sosten¨ªa que la profesi¨®n militar preserva y transmite tinos valores ¨¦ticos peculiares, que no proceden de la sociedad, y que sirven de reserva moral de la que ¨¦sta puede echar mano (o que a la sociedad se puede imponer) en tiempos de crisis espiritual. Hay que decir que la primera tesis encontr¨® m¨¢s amplio consenso.
La confrontaci¨®n de las tesis lleg¨® a producir intenso roce dial¨¦ctico. Cuando un general helv¨¦tico expuso la actitud del pueblo suizo sobre la defensa (neutralidad, paz secular, ej¨¦rcito de milicias ciudadanas, regulaci¨®n de la vida militar por refer¨¦ndum democr¨¢tico, y no inculcaci¨®n de un "ethos? castrense) se produjeron las m¨¢s vivas reacciones intelectuales entre los que sosten¨ªan la doctrina de que es posible el cultivo expreso de las virtudes militares, y que la seguridad e independencia de la patria no puede estar sujeta a la voluntad popular, porque ¨¦sta puede un d¨ªa decidir no defenderse.
El mejor sistema de seguridad de un pa¨ªs, sostuvo un coronel espa?ol, se basa en la tetralog¨ªa familia, escuela, parroquia y regimiento. El general suizo replic¨® que la Validez del sistema de su pa¨ªs se basa simplemente en que funciona tal como es, ya que ha mantenido la paz; ?cuando un general suizo libra una batalla -dijo-, ya hemos perdido la primera batalla; sin embargo, la fibra defensiva no falla; por ejemplo, s¨®lo uno entre mil llamados a la milicia es un objetor de conciencia.?
En el ej¨¦rcito de la Rep¨²blica Federal tampoco se inculca un
?ethos? espec¨ªficamente militar, observ¨® un general alem¨¢n; sin embargo, ello no obsta para que el porcentaje de objetores sea del 10 %. Este general deplor¨® la desviaci¨®n de parte del esfuerzo profesional a actividades socioeconomicas como la formaci¨®n de especialistas para la industria. Un jefe espa?ol, por el contrario, alab¨® la tarea de formaci¨®n profesional que realiza el Ej¨¦rcito espa?ol entre los reclutas. El general alem¨¢n, adem¨¢s, denunci¨® la desviaci¨®n de parte de la oficialidad, en ?seguir el libro del partido que gobierna?; otro jefe espa?ol, sin embargo, rechaz¨® enf¨¢ticamente el apoliticismo del Ej¨¦rcito.
El observador pudo percibir que las m¨¢s ag¨®nicas alternativas morales gravitaban sobre los, participantes alemanes. El ?ethos? profesional de la Wehrmacht se halla desligado de su historia; hay un rechazo expreso de la tradici¨®n b¨¦lica germana. La eficiencia del ej¨¦rcito alem¨¢n surge de la capacidad tecnol¨®gica y econ¨®mica de la sociedad, no de la voluntad ciudadana de defensa. El 50 % de la poblaci¨®n, atestigu¨® un asistente, prefiere un Gobierno comunista a la guerra. Varios ponentes hicieron una exposici¨®n sombr¨ªa del estado espiritual de Occidente, y positiva de los h¨¢bitos morales del soldado sovi¨¦tico (patriotismo, obediencia) y del revolucionario descalzo. Spengler parec¨ªa asistir a la reuni¨®n. Si tan en decadencia est¨¢ nuestra sociedad -pregunt¨® alguien-, ?por que nos empe?amos en decir que vale la pena defenderla?
Un teniente general espa?ol, recientemente pasado a le reserva, quiso a?adir una apreciaci¨®n ¨¦tica a sus juicios profesionales: ?En est¨¦ mundo materialista -dijo-, si los soldados no tienen fuerzas morales, de nada servir¨¢n los mejores sistemas de armas. Sin embargo, creemos que la OTAN, que cuida mucho los aspectos materiales y menos los morales, sigue siendo un instrumento efectivo, a pesar de todos sus defectos.?
Los asistentes apenas lograron salir del laberinto moral coincidiendo con la ¨²ltima hora de debate. ?Lo, que hemos estado intentando descubrir -dijo un oficial- es que lo que vale la pena defender es la libertad y el derecho, no la paz.? Un general espa?ol lleg¨® a este sobrio resumen de nuestros esfuerzos: ?El tema de esta reuni¨®n, esto es, la ¨¦tica del soldado de ma?ana, se pod¨ªa haber llamado igualmente la ¨¦tica del ciudadano de ma?ana.?
(1) Novena reuni¨®n de estudios de la Sociedad para Estudios Pol¨ªtico-Estrat¨¦gicos, sociedad internacional con sede en Austria.
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