El programa econ¨®mico del Gobierno
Del grupo de economistas del PSOE
La declaraci¨®n program¨¢tica del pasado lunes 11 de julio, la intervenci¨®n en RTVE del ministro Fuentes, el d¨ªa 9, y la entrevista en EL PAIS a los ministros de Econom¨ªa y de Hacienda, el d¨ªa 17, permiten conocer cu¨¢les van a ser las l¨ªneas fundamentales de la pol¨ªtica econ¨®mica del actual Gobierno.
El esquema central ser¨ªa as¨ª: los dos problemas o desequilibrios principales, el interno (inflaci¨®n) y el externo (balanza de pagos) responden a una causa ¨²ltima (el modelo de crecimiento vigente hasta ahora) y a otra pr¨®xima (la crisis mundial de fines de 1973). La soluci¨®n de los problemas exige un programa que comporta una serie de sacrificios que hay que repartir equitativamente. Para ello se cuenta principalmente con la pol¨ªtica salarial y la fiscal. Para esta pol¨ªtica de saneamiento es necesaria, se dice, la colaboraci¨®n de todos. El programa incluir¨ªa, adem¨¢s, unas pol¨ªticas que buscan una mayor racionalidad del sistema econ¨®mico, libr¨¢ndolo de las trabas que impiden un aut¨¦ntico desarrollo.
El punto central del esquema es realmente la pol¨ªtica de salarios, y es en ¨¦ste en el que la declaraci¨®n habla de la ?colaboraci¨®n de las representaciones sindicales?. Curiosamente, la declaraci¨®n no habla expl¨ªcitamente, en ning¨²n momento, de negociar -mientras -que por lo menos tres veces habla de colaboraci¨®n- al contrario que el ministro Fuentes, quien en su intervenci¨®n s¨ª utiliz¨® ese verbo. Tambi¨¦n en su entrevista en EL PAIS ambos ministros insisten en la necesidad de la negociaci¨®n.
El tema salarial es, repit¨¢moslo, el eje del programa. Se trata, obviamente, de un tema pol¨ªtico. Como se?al¨® el ministro Fuentes en su intervenci¨®n, ?las soluciones de los problemas econ¨®micos nunca son econ¨®micas, sino pol¨ªticas?. El tema es, en ¨²ltimo t¨¦rmino, un problema de poder. Quien detenta una mayor cuota del poder tiene capacidad para imponer su diagn¨®stico y sus recetas.
No es cierto que la Oposici¨®n sea parte del Poder. La Oposici¨®n detenta una cuota de poder social (el que le dan sus bases, pero poder insuficiente, ya que est¨¢ sensiblemente limitado por la carencia de las plenas libertades formales, especialmente en el terreno laboral y sindical) y de poder legislativo (tambi¨¦n muy recortado, por lo que actualmente es casi testimonial). Enfrente, el bloque hegem¨®nico detenta el poder estatal y el econ¨®mico con un dominio hoy incontestable, reforzado por su control de la mayor parte de los medios de comunicaci¨®n de masas.
El eje central del programa es recortar las rentas salariales con objeto de lograr un cambio en la distribuci¨®n funcional de la renta en favor del excedente de explotaci¨®n empresarial y de la tasa de. beneficio. Esta es la filosof¨ªa que subyace en el programa. Se trata, en definitiva, de hacer recaer lo sustancial de la lucha contra la inflaci¨®n sobre determinados grupos de la sociedad: los que tienen menos fuerza. Al fin y al cabo, la inflaci¨®n no es sino una expresi¨®n m¨¢s de la lucha de clases.
No hay todav¨ªa menci¨®n alguna de otros elementos como las rentas no salariales y a aspectos estructurales, como por ejemplo los -canales de comercializaci¨®n y los precios practicados por las empresas monopol¨ªsticas. Quiz¨¢ se piense que la reforma fiscal es el camino para incidir en las primeras (aunque algunas de ellas se pueden controlar directamente si se quiere) y la flexibilizaci¨®n del sistema para los segundos. En cualquier caso, s¨®lo se habla expl¨ªcitamente de rentas salariales, lo que es muy sintom¨¢tico.
Reforma fiscal
La moderaci¨®n en dichas rentas se presenta como una contrapartida al sacrificio que la reforma fiscal va a suponer para determinados sectores de la sociedad espa?ola.
La configuraci¨®n actual del sistema tributario de nuestro pa¨ªs, as¨ª como la aplicaci¨®n que del mismo se hace, no es casual ni caprichosa, sino que obedece a determinados intereses. Si hay una prodigiosa evasi¨®n fiscal, si existe c¨®mo pr¨¢ctica consagrada la doble contabilidad, si la injusticia es la regla general, ¨¦sto no es por azar. Es fruto del sistema capitalista existente: un capitalismo raqu¨ªtico, de rapi?a, y que utiliza burdamente el poder estatal en su provecho.
Lo mismo cabe decir de lo que se califica en la declaraci¨®n como ?intervenciones y protecciones injustificadas?. No son injustificadas, sino que responden a los intereses de determinados grupos sociales.
Todo ello quiere decir que, conforme el programa se vaya concretando, es m¨¢s que probable que se desarrollen contradicciones dentro del bloque hegem¨®nico, puesto que los intereses al interior del mismo no van a ser siempre coincidentes. Puede darse el caso de que esta parte del programa no llegue a instrumentarse legalmente o que se instrumente y no se aplique. Es ya sintom¨¢tico que se hable en la declaraci¨®n de reducci¨®n -y no de supresi¨®n- de los circuitos privilegiados de financiaci¨®n y que en esa misma declaraci¨®n ni se nombre el tema de la especulaci¨®n del suelo, a la que d¨ªas antes el ministro Fuentes hab¨ªa calificado de ?lacra improductiva?.
Desempleo
El paro recibe un tratamiento residual y poco completo. Por lo menos tres instrumentos de los citados en la declaraci¨®n exigen mayor gasto p¨²blico, y el cuarto -los incentivos-, una renuncia a ingresos. En resumen, necesidad de mayor recaudaci¨®n, algo no f¨¢cil de lograr en el corto plazo por la v¨ªa de los impuestos directos.
Adem¨¢s, es m¨¢s que probable que la pol¨ªtica de austeridad lleve aparejado un incremento de la ya muy alta cifra de desempleo. En este caso concreto, y sin ninguna duda, el sacrificio va a recaer sobre las clases m¨¢s despose¨ªdas.
Todo esto no obedece al azar. Es el resultado de un sistema que busca elevar la tasa de beneficio v¨ªa reducciones salariales y mantenimiento de un nivel alto de paro. Es este sistema capitalista el que las medidas que se pretenden aplicar busca hacer m¨¢s eficiente, m¨¢s racional en su conjunto, aun a costa de algunos sacrificios en el bloque dominante, sacrificios rentables si se asegura -y de ello se trata- la continuidad del sistema.
Planteadas as¨ª las cosas, el margen de maniobra de la oposici¨®n pol¨ªtica y sindical y de los sectores sociales que representan, no resulta c¨®modo. Si bien, a nivel social, la correlaci¨®n d¨¦ fuerzas no es desfavorable para esos sectores, s¨ª lo es a nivel de la superestructura. Y es ah¨ª, a ese nivel, donde el poder va a pretender jugar sus bazas de mayor peso. En ¨²ltimo t¨¦rmino, ah¨ª quedan las afirmaciones en la declaraci¨®n program¨¢tica de que est¨¢n en peligro ?la estabilidad y el asentamiento de las instituciones democr¨¢ticas reci¨¦n conquistadas? en caso de que la econom¨ªa no se sanee.
Aun as¨ª, conviene recalcarlo, el margen de maniobra existe y corresponder¨¢ a la Oposici¨®n utilizarlo adecuadamente en el doble plano, pol¨ªtico y social. Es decir, en el Parlamento, en los centros de trabajo y en los barrios.
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