Una aut¨¦ntica batalla puso f¨ªn al mot¨ªn de Carabanchel
Minutos antes de las seis de la tarde de ayer concluy¨® el mot¨ªn iniciado cuatro d¨ªas antes por los reclusos de la prisi¨®n madrile?a de Carabanchel, secundado por reclusos de otras doce penitenciar¨ªas espa?olas. El fini del mot¨ªn fue precedido por una breve negociaci¨®n entre los reclusos y la polic¨ªa, que desde el d¨ªa anterior mantuvo pr¨¢cticamente cercadas las azoteas de la c¨¢rcel, donde los amotinados se hab¨ªan hecho fuertes. La rendici¨®n se produjo despu¨¦s de un progresivo y eficaz hostigamiento de la polic¨ªa que bombarde¨® durante tres horas el recinto con botes de humo y gases.
Pasadas las diez de la ma?ana se empezaron a observar movimientos y refuerzos en los destacamentos que cercaban la c¨¢rcel y los presos realizaron distintas tentativas para comunicarse con familiares, curiosos y periodistas que han seguido todo el proceso del mot¨ªn, con distinta suerte, desde las in mediaciones.Minutos antes de las doce, y precedido por una etapa de fogueamiento de las terrazas con bombas de humo, se inici¨® la primera de las operaciones de asalto a las plantas donde permanec¨ªan los amotinados.
Mientras en les alrededores de la c¨¢rcel familiares femeninos de los reclusos protagonizaban escenas de histeria ante el recrudecimiento del asalto, una parte del bosquecillo que circunda la prisi¨®n comenz¨® a arder por varios sitios, lo cual motiv¨® la aparici¨®n de varios coches de bomberos, que sofocaron el incendio. Paralelamente, y sobre la calle de Oca?a, que ocupa la franja posterior de la c¨¢rcel, otro grupo de familiares y personas solidarias con los reclusos arrojaron ladrillos y material de construcci¨®n sobre la calzada, cuyo tr¨¢fico cortaron durante breves minutos.
A las dos y media, una nueva ofensiva se inici¨® con mayor contundencia que la anterior, pero esta vez con el apoyo de un helic¨®ptero, desde el cual la polic¨ªa verti¨® gases encima de los amotinados. Las bombas de humo se acompa?aron de balas de goma disparadas contra los reclusos desde casi todos los ¨¢ngulos, mientras se planeaba el horadar la techumbre de algunas galer¨ªas desocupadas por los reclusos y en manos de la polic¨ªa para intentar, por un -nuevo conducto, acceder a las terrazas. As¨ª se entendi¨® poco despu¨¦s de las tres de la tarde, cuando el fragor de una explosi¨®n hizo a los reclusos presagiar que la polic¨ªa intentaba dinamitar los muros de la sexta galer¨ªa. Ante el intento, los presos refugiados all¨ª se trasladaron a la tercera y s¨¦ptima.
Poco antes de las cuatro y media de la tarde, cegados por el humo y los gases lacrim¨®genos, los primeros grupos de amotinados se entregaron a la polic¨ªa, en la terraza de la s¨¦ptima galer¨ªa. La reducci¨®n de estos grupos se realiz¨® de un modo no cruento, hecho que se interpreta como determinante de la actitud posterior de los amotinados de la tercera galer¨ªa, que presenciaron los hechos y decidieron a su vez rendirse. Poco antes de las seis descendieron los ¨²ltimos.
Los 450 amotinados fueron provisionalmente encerrados en la planta baja y primer piso de la tercera galeria,
A lo largo de toda la jornada se han producido cambios en la situaci¨®n de los distintos penales del pa¨ªs que adoptaron actitudes de solidaridad con los reclusos amotinados en Carabanchel. La situaci¨®n m¨¢s conflictiva era anoche la de los doscientos reclusos de Palma de Mallorca, que a esa hora permanec¨ªan en huelga de hambre casi total. No obstante, a distintas horas del d¨ªa continuaba remitiendo la situaci¨®n en los penales de Valencia, Granada, Bilbao -Basauri-, Tarragona, Santa Cruz de Tenerife y Melilla. A ¨²ltima hora, la situaci¨®n era controvertida en el penal de Las Palmas de Gran Canaria, donde los amotinados rechazaron los alimentos.
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