Una interpretaci¨®n de la derrota de don Joaqu¨ªn
Don Joaqu¨ªn, as¨ª te llaman tantos con un¨¢nime afecto, todos menos algunos, por ejemplo yo con los treinta a?os de amistad, de tanta aventura y charla, de no peque?a evoluci¨®n, de ?debilidad? no disimulada hacia uno de los hombres m¨¢s honrados, m¨¢s ?dados?, m¨¢s cristianos que conoc¨ª y conozco, todo lo cual al par que me anima me desconcierta al escribirte esta ?interpretaci¨®n ? que considero como reconocimiento del mayor de los servicios que nos has hecho.Una interpretaci¨®n, nacida de mi perplejidad y eterno interrogante dirigido a quien cuando hablamos de Providencia solemos considerarla como ese Alguien que juega siempre con ventaja a nuestro ajedrez. Una interpretaci¨®n, no la interpretaci¨®n de un caso que como todos otros nos merecen reflexi¨®n, pero no juicios terminantes.
Y una derrota porque pol¨ªticamente lo fue, y tus ?federados? toparon con las puertas cerradas de las Cortes, o algo m¨¢s doloroso, con la minor¨ªa casi nula de los hispanos que, sin embargo, te admiran y respetan.
Pues bien, lo m¨ªo es sospechar que a los creyentes -quiz¨¢s tambi¨¦n a los dem¨¢s- nos has proporcionado la mejor lecci¨®n y servicio de tu vida. ?Por qu¨¦? Aqu¨ª de mis ?caprichos?: el cristianismo no ha venido a triunfar en la tierra, no dice ¨¦xito sino cruz y entonces.... todo lo que se adjetiva de cristiano, al irse depurando topa con lo inevitable. Me explico:
La pol¨ªtica s¨ª, dice y tiene que decir proposici¨®n de victoria, de imposici¨®n sobre una sociedad de una estructura que haga a los hombres menos desgraciados en la tierra y m¨¢s se?ores de esto de las cosas tantas. La pol¨ªtica s¨ª, busca todo lo distinto del cristianismo. Sin embargo...
Es fatal que cristianismo y pol¨ªtica se hayan encontrado y recorrido juntos siglos y siglos, m¨¢s a¨²n que tampoco se tengan que dar las espaldas y en cambio tengan que darse ciertas y dif¨ªciles connotaciones, entre ellas. Y as¨ª porque el protagonista. es el mismo: este hombre avocado a hacerse una ciudad y a otro nivel a creer en Jes¨²s y su Mensaje, apuntando en otra dimensi¨®n.
Es fatal la relaci¨®n, la cual gast¨® f¨®rmulas muy diversas, desde las persecuciones primitivas. al constantinismo multisecular y variopinto y al final pues, esto de la Democracia Cristiana como su liquidaci¨®n y el ?bautismo? de un liberalismo liberador que comenz¨® en el dieciocho llanando diosa a la Raz¨®n, abriendo unos parlamentos y unas libertades, m¨¢s todo eso que hoy decimos democracia. La Iglesia entonces se enfrent¨®, se vio humillada, el cristianismo se resinti¨® y tuvo a fuerza y golpe de Esp¨ªritu, que sin rectificar dar a luz a la pl¨¦yade de aquellos primeros dem¨®cratas cristianos del XIX, y despu¨¦s a los Dom Sturzo, a Adenatier, etc¨¦tera. El ?liberalismo? segu¨ªa condenado, pero la democracia -¨ªncluso con la trilog¨ªa de la revoluci¨®n francesa- asimilada y bien, con sus servicios y sus concesiones o errores.
Entre ellos el de siempre, el de cierto olvido de que el cristianismo no ven¨ªa para arreglar esto en directo -la ciudad es obra del hombre- ni para mezclar sus valores equivocadamente con lo meramente honrado y razonable. La Democracia Cristiana entonces cubri¨®, sin embargo, su papel -que lo juzguen los entendidos-, pero en su proceso lleg¨® a algo tan curioso y hasta contradictorio al negarse al confesionalismo -el cristianismo ante todo es una confesi¨®n-, pero perteneciente a un ?equipo? que se llamaba todav¨ªa cristiano. Y todo ello apuntando como acertada pol¨ªtica a un triunfo en esta tierra cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil de estructurar. La Iglesia, siempre tard¨ªa, aqu¨ª y hoy lleg¨® a comprenderlo, y por lo menos en esta pen¨ªnsula se margin¨® lo que pudo del cl¨¢sico compromiso. T¨² entonces, t¨², entonces, Joaqu¨ªn, en esta l¨ªnea fracasaste fielm¨¦nte, proporcion¨¢ndonos lo que te dec¨ªa del m¨¢ximo servicio.
No me refiero aqu¨ª al de decirnos que lo justo era ?centrarse ? de otro modo, tampoco que la fidelidad a lo en otros tiempos tan bendecido deb¨ªa mantenerse en otra forma un pa¨ªs al que siguen llamando, sin embargo, reserva de valores espirituales (lo de reserva no me cae del todo mal).
Tu servicio, lo que llamo mi interpretaci¨®n, se reduce a una lectura del cristianismo en su m¨¢s pura e inexplicable misi¨®n. Fracasaste, porque bueno es fracasar en cristiano, para purificar lo que no dejamos de mundanizar siglo a siglo, empe?ados como cuando el milenarismo loco en mantener que el mundo ha de ser cristiano y no s¨®lo por la predicaci¨®n de los creyentes, sino por las t¨¢cticas y presiones de los diversos Poderes.
Nos has servido como un buen Macabeo, el h¨¦roe y hasta santo que luch¨® como fiel israelita las batallas, no s¨®lo por su Dios Yavh¨¦, sino tambi¨¦n por su Ley y su Pueblo. Si Judas Macabeo hubiera triunfado de los Antiocos aquellos, entonces yo me pregunto: ?Hubiera podido venir Jes¨²s para ser crucificado salvando a un mundo tan resistente y feroz? Joaquin Macabeo, ca¨ªste como ¨¦l y como hab¨ªa que caer para mostrarnos a quienes hemos hecho del cristianismo algo m¨¢s que una dif¨ªcil creencia gratuita y una forma de vivir disparatada, un estilojuicioso y lleno de sabidur¨ªas dispuestas para hacer que esta sociedad sea m¨¢s humana (cuando decimos ?humana? solemos suprimir el calificativo de equ¨ªvoca, porque lo humano no es lo bueno, sino lo extra?o).
Ca¨ªste terminando con la actualidad del confesionalismo pol¨ªtico desconfesionalizado (algo as¨ª como el caf¨¦ descafeinado); ca¨ªste para decirnos que la pol¨ªtica tiene que ser pol¨ªtica -sin demasiadas esperanzas hist¨®ricas aunque apostando por todo como hace el marxismo, para y como si pudiese esto ir mejor o al rev¨¦s- y el cristianismo pues una llamada en gracia respondida libremente y en Iglesia como premisas para otra ?ciudad ? que no es la opuesta o la no relacionada con ¨¦sta, pero s¨ª la distinta y la que no se construye como se construye est¨¢n con ¨¦sta a base de materiales y ciencias que necesitan los hombres doctos en la ?polis? terrena.
?Querido Joaqu¨ªn!, ?respetado don Joaqu¨ªn!, ya se acabaron o se van acabando lo de las canonizaciones de guerreros y cruzados -hoy s¨®lo lo son las monjas y los misioneros sencillos; un solo pol¨ªtico fue escogido y no lo ha conseguido, el marqu¨¦s de Comillas-, pero yo, si me pusiese a so?ar, lo har¨ªa poniendo sobre la cabeza del ¨²ltimo y moderno Macabeo la corona incomprensible del fiel combatiente que cae, porque Cristo nos ense?¨® que la cruz es lo suyo -aqu¨ª Pablo y sus insensatecesno una condecoraci¨®n a una ciencia, sino un signo de derrota y por tanto de fe.
Gracias y ?perd¨®n! Un abrazo. Todos deudores ahora.
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