"El n¨²cleo del Opus Dei es la b¨²squeda de seguridad psicol¨®gica y el miedo al cambio"
Alberto Moncada, autor de "Los hijos del Padre"
El Opus Dei contin¨²a siendo objeto de discrepancia y debate desde unas u otras perspectivas. Alberto Moncada, soci¨®logo, ex numerario de la Obra, fundador de la Universidad de Piura (Per¨²), acaba de publicar un libro m¨¢s que se viene a a?adir a todo lo publicado sobre esta peculiar instituci¨®n. Esta vez se trata de una novela, que bajo el t¨ªtulo Los hijos del Padre, recoge vivencias de su autor.
? El Opus, con independencia del poder que pueda conservar sobre las estructuras pol¨ªtico-econ¨®micas de Espa?a -asegura el se?or Moncada- es para mi un ejemplo fascinante del comportamiento fundamentalista en ¨¦pocas de cambio. Significa la voluntad decidida de personas; que se agrupan para defender estilos tradicionales de vida en mornentos de transformaci¨®n social. Habiendo vivido el-fen¨®meno desde dentro, me resulta f¨¢cil compararlos con otros muy parecidos que se inscriben en esos rnovimientos de rechazo de la modernidad que la historia nos muestra a cada paso. ?? El n¨²cleo de ese fundamento -prosigue Alberto Moncadaest¨¢ en la necesidad de seguridad sicol¨®gica de personas que se asustan ante el cambio, que les da miedo plantearse agujeros de intelegibilidad en su vida y que prefieren encerrarse en una reverencia intransigente a ritos y mitos que les tranquilizan. Ello va unido a una ideajer¨¢rquica de La sociedad y de las fuentes de legitimaci¨®n de la conducta p¨²blica y privada. La concepci¨®n elitista dela vida del Opus De? y su asociaci¨®n permanente con el poder pol¨ªtico y econ¨®mico es para m¨ª accesorio de lo principal. Que Escriv¨¢ haya cultivado a Franco y a los Borbones o cortejado a los financieros bilba¨ªnos y catalanes es consecuente con su punto de partida. Si se repasa la historia de las Iglesias cristianas constitucionales en Occidente se hallamismo fen¨®meno de imbricaci¨®n. Las iglesias establecidas nunca han sido populares m¨¢s que en unos primeros momentos sectarios. Luego se han convertido en parte de las culturas dominantes, alojadas en el poder correspondiente y presentes en los vaivenes de ejercicio de dicho poder. Cuando a algunos obispos espa?oles y al ala liberal del Vaticano les dio por modernizar algo la estructura eclesi¨¢stica espa?ola, Escriv¨¢ les present¨® batalla en el mismo plano del poder, usando a sus fieles m 1 nistros, a sus contactos curiales, nunca en el plano popular. ?
Relato de una desilusi¨®n
El autor de Los hijos del Padre considera que no tiene mucho futuro esta fundamentaci¨®n: ? La urbanizaci¨®n, la industrializaci¨®n, la escolarizaci¨®n y la comunicaci¨®n de masas, van encapsulando esos grupos en ghettos cerrados a menos que la estructura del poder no sea democr¨¢tica y mantenga a los ciudadanos en un estado de puerilidad. Por eso el Opus florece hoy en Chile y en Argentina. Pero no todo el mundo opina igual como comprob¨¦ no hacc.mucho tiempo cuando o¨ª a Herman Kahn, el soci¨®logo americano, defender explicita~ mente al Opus como una tecnocracia de gente sin ambiciones personales al servicio de las multinacionales como instrumento de la modernizaci¨®n espa?ola.?Alberto Moncada ha recurrido a un g¨¦nero descriptivo m¨¢s literarlo que cient¨ªfico, la novela.?Por qu¨¦?: ?Fue una respuesta a varios ? amigos que se quejaron de que mi primer libro sobre el Opus le faltaba calor humano. Y, como autor, este estilo ha sido un descanso de mis dos ¨²ltimos libros de sociolog¨ªa de la educaci¨®n, m¨¢s t¨¦cnico, con m¨¢s jerga. Es una novela casi hist¨®rica. Adem¨¢s hay ficci¨®n, habi¨¦ndome proporcionado una buena oportunidad de enriquecer mi capacidad literaria. Veremos qu¨¦ dice la cr¨ªtica. Mi novela es el relato de una desilusi¨®n. Abunda en ese instinto tan sencillo y tan popular de analizar la incongruencia entre los altos fines de una instituci¨®n y sus s¨®rdidos manejos. Para decirlo en t¨¦rminos contempor¨¢neos, es una reflexi¨®n sobre la negaci¨®n d¨¦ los derechos humanos en organizaciones que ha cia afuera parecen respetables, pero que en su Interior son m¨¢quina de triturar individuos. Hacen como tantos otros grupos, pero jugando a lo m¨¢s ¨ªntimo de la persona, usando de tu propia inseguridad sicol¨®gica en las es feras menos manejables por t¨ª mismo, como la fe, la lealtad, la sinceridad.?Las posturas de los dirigentes del Opus Del, que ha previsto el autor del libro, son as¨ª descritas: ?Ya han intentado que el libro no salga apelando a los mecanismos de presi¨®n familiar, siempre tan dolorosos y eficaces. Nunca ser¨¢n capaces de dar batalla en p¨²blico, aceptando una confrontaci¨®n, un careo. ?Condecir que ala autora de otro reciente libro cr¨ªtico, entre otras lindezas, la andan acusando privadamente de lesblai,a! Pero la chica parece que se va a defender en los tribunales. Los del Opus tratan de minimizar las cr¨ªticas. Incluso se contentar¨ªan con que su clientela, sus fieles, no lean el libro, si eso fuera posible. Uno de los compromisos que fuerzan a aceptar a los que se van es que nunca hablen en p¨²blico de cosas internas. Pero no siempre lo consiguen. Eso les ocurre, en parte, porque el Opus no est¨¢ en el negocio de la religi¨®n en cuanto asunto del misterio ¨²ltimode la condici¨®n humana, sino en el negocio del control de comportamiento grupal, de la legitimaci¨®n del poder, de la fabricaci¨®n y mantenimiento de ortodoxias. Y tiene por ello que ser herm¨¦tico, sectario y condenatorio. En realidad no s¨¦ por qu¨¦ se enfadan conmigo, pues mi an¨¢lisis es bastante cordial y cient¨ªfico. En vez de hacerme faenas, deber¨ªan agradecerme todo lo que hice por ellos. Les fund¨¦ una Universidad en Per¨². Les entregu¨¦ casi treinta millones de pesetas a lo largo de mi vida profesional.. Y nunca les he reclamado nada. Pero son muy fan¨¢ticos y algunos se pasan de acera cuando me ven para evitar una conversaci¨®n que a estas alturas yo no plantear¨ªa hostilmente, sino con ¨¢nimo de interpretaci¨®n. Yo no tengo ning¨²n poder, sino una d¨¦bil y siempre controvertible posici¨®n cient¨ªfica y literaria.
Babelia
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