Mi barrio
Me llaman de Radio Madrid para hacerme una entrevista sobre los problemas de mi barrio.-Es que ahora, por fin -me dice el locutor-, estamos abiertos a la informaci¨®n, y andamos locos.
Claro, t¨ªo, no siempre ¨ªbais a estar con Ama Rosa, que el ¨²nico que la clavaba en la radio era don Guillermo Sautier-Casaseca, que para eso le dieron la medalla del trabajo con ramas de roble. Bien merecido.
-Queremos empezar con usted, Umbral, que es como el cronista oficial de la villa, este programa sobre los barrios.
De cronista oficial nada, que no me va el rollo. Lo ¨²nico que puedo hablarles a estos se?ores y a ustedes en general, mis queridos caraque?os (El Nacional de Caracas sigue dando estas cr¨®nicas), es de los problemas de mi barrio, o sea la llamada Costa Fleming, que el nombre me parece que se lo puso Ra¨²l del Pozo en una tarde afortunada:
-?Y t¨² en qu¨¦ costa veraneas?
-Yo en la Costa Fleming.
Ra¨²l del Pozo, que no s¨¦ por d¨®nde anda, ten¨ªa muchas tardes afortunadas. Y muchas noches. Supongo que las sigue teniendo. Bueno, pues de la Costa Fleming puedo decirles a ustedes que, aparte las respetuosas, el quiosquero, el abrecoches, el parado, las jeunes fevilles en fleur (que todo el rato se compran helados en Oliveri) y Luis Ap¨®stua, el urbanismo es pura especulaci¨®n y las zonas ajardinadas han muerto bajo el f¨²tbol caliente de los chicos del barrio, que a m¨ª me parece muy bien que metan tantos goles, pero deb¨ªan hacerles un estadio o dejarles a ratos el Bernab¨¦u, que est¨¢ al lado, porque lo que iba a ser vergel hoy es erial esproncediano. El Ayuntamiento cede terreno a las inmobiliarias para que organicen jardines. Las inmobiliarias chupan metros cuadrados hasta donde pueden, y el jard¨ªn tuberculoso y de tr¨¢mite dejan que se muera en un mes de torneo rel¨¢mpago y perros nauseabundos.
Eso es mi barrio, un barrio caro con una calle que se llama nada menos que Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, pero a Juan Ram¨®n le han llenado de mala arquitectura, bares equ¨ªvocos, tablaos intempestivos, iglesias como f¨¢bricas de chocolate y sitios donde comer el pollo seg¨²n las treinta hierbas diferentes recolectadas por no s¨¦ qu¨¦ coronel norteamericano.
La calle de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez -gran arteria del barrio, con Doctor Fleming- tiene tramos desvergonzadamente estrechos en una urbanizaci¨®n moderna, residencial, funcional y todo eso. En los barrios modernos de Madrid se ve mejor que los intereses particularesy capitalistas han primado sobre los intereses generales, y que no llamar¨¦ municipales porque los intereses municipales ya no s¨¦ cu¨¢les son.
A lo mejor lo sabe Arespacochaga.
Eso es lo que me pregunta el de Radio Madrid:
-?Y qu¨¦ esperanza tiene usted de que todo eso mejore?
-Ninguna frente a Arespacochaga.
Ninguna frente a las alcald¨ªas y las alcaldadas absolutistas. La prolongaci¨®n de Madrid hacia el norte se ha hecho con un criterio neoyorquizante y hortera. Es decir, se ha hecho sin ning¨²n criterio, dejando que cada inmobiliaria dijese su canci¨®n en pesetas a quienes con ella van. Pero no es s¨®lo Madrid, claro. Un amigo de Las Rozas, conductor y socialista, me cuenta las cosas que se han hecho en el pueblo a nivel municipal:
-Ten¨ªan almacenado un gran super¨¢vit y ahora se lo est¨¢n gastando de prisa y de mala manera, porque saben que les vamos a echar en seguida.
A lo mejor lo de Madrid no es tan f¨¢cil. Ya sobrevuelan alcaldes UCD el cielo velazque?o de la Villa. A lo mejor mi barrio sigue igual o va a peor. Pero es el barrio que tiene las m¨¢s l¨ªricas adolescentes de Madrid. Eso no ha podido pararlo ni Arespacochaga.
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