Nueva generaci¨®n
?As¨ª como el ir y venir de las hojas, as¨ª el paso de las generaciones.? Y en verdad que los que Homero dej¨® escrito en la ll¨ªada, por v¨ªa de met¨¢fora y aun de hip¨¦rbole, parece hacerse realidad y costumbre en el recuento de los grupos, subgrupos, capillas y cotarros..., que, de un tiempo a esta parte, vienen aflorando en el acontecer art¨ªstico. Dij¨¦rase que, apenas se han juntado cuatro amigos, parece de raz¨®n que se inscriban en la correspondiente tendencia generacional y adopten la fe bautismal del caso.La diferencia que separa untiempo de otro viene, sin embargo, determinada por las distintas cosas que ven los hombres de una y otra edad, ?Nad?a cambia de generaci¨®n en generaci¨®n -apunta con agudeza Gertrude Stein-, salvo. la cosa vista.? Es, pues, el cambio efectivo de las co sas el que supondr¨ªa el advenimiento de una nueva generaci¨®n, por encima de modas fugaces y lances ef¨ªmeros, que de hecho certifican continuidad en el tra siego aparente de las vanguardias ?Merece, a tenor de ello, ta nombre la que as¨ª se autotitula oficialmente y ocupa ahora nues tro comentario?
Nueva Generaci¨®n
Palacio de Vel¨¢zquez. Parque del Retiro.
?Nueva Generaci¨®n -nos es dado leer en el panel que preside la exposici¨®n- fue un grupo de artistas organizado por Juan Antonio Aguirre, que hacia mitad de la d¨¦cada de los sesenta rompi¨® los esquemas entonces vigentes de nuestra vanguardia. Otro mundo, qu¨¦ sustitu¨ªa al informalismo. La primera exposici¨®n conjunta fue en Madrid, en mayo de 1967. Desde entonces, cuando las distintas obras ofrec¨ªan un trasfondo com¨²n, hasta ahora, diez a?os despu¨¦s, parte de los principales eventos de nuestra escena han estado de alguna manera vinculados a estos artistas.?Hecha salvedad de la fecha, digamos, fundacional y del nombre de su mentor, tres notas deja entrever el texto precedente, proplas o definitorias del grupo: su car¨¢cter eminentemente local (se alude claramente a nuestra escena, a nuestra vanguardia); su espec¨ªfica condici¨®n de ruptura (se afirma, sin escr¨²pulo, que el grupo rompi¨® con los esquemas de la vanguardia hasta entonces vigente), y su Influjo en el auge de sucesos posteriores (se da por cierta la vinculaci¨®n, a lo largo de diez a?os, de los principales eventos art¨ªsticos).
Aceptado, sin reservas, el primer punto, cabe aquilatar, en lo tocante al segundo, que los hombres de Nueva Generaci¨®n refieren su ruptura al informalismo (o abstracci¨®n expresionista, como en otro lugar precisan) surgido en la d¨¦cada anterior ( 1957) y ejem plarmente definido por las hues tes de El Paso. La supuesta ruptura, en tal caso, es parcial, si se tiene en cuenta que los m¨¢s del nuevo grupo practican una abstracci¨®n constructiva, directamente vinculada, antes que en frentada, a la que llevaron a cabo sus predecesores del Equipo 57, cuya cita se omite.
Quiz¨¢ sea el tercer punto el que concentre lo m¨¢s y mejor de este grupo intermedio entre una vanguardia supuestamente caduca y otra presuntamente en auge. Nueva Generaci¨®n tuvo la virtud de aglutinar, indiscrini ?nadamente, a pintores abstaccionistas y pintores figurativos, y, por m¨¢s que se carguen las tintas en la ruptura que pudieron suponer aqu¨¦llos (los m¨¢s numerosos del grupo), hab¨ªa de venir de uno de los otros (Luis Gordillo), casi en solitario, la consecuencia m¨¢s granada y el influjo m¨¢s patente a lo largo de estos diez ¨²ltimos a?os.
A contar de Gordillo, nacido a la luz p¨²blica en el marco de Nueva Generaci¨®n, cabe hablar de una pr¨¢ctica neofigurativa claramente diferenciadora de las precedentes, y de magisterio innegable en j¨®venes hornadas, constituyan o no grupo. ?Tanto, sin embargo, han cambiado las cosas, o es tal su novedad, que nos permite hablar, siquiera al nivel local en que el caso se produce, de otras y otras generaciones sucesivas? Me creo que no, ni aun trasladando el asunto a escala universal. Demasiadas generaciones, para cambios poco notorios; tantas, tan profusas y encadenadas, que, remedando un dicho de D'Ors, nega uno a pensar que alguna est¨¢ repetida.
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