El confuso "cuerno de ?frica"
Pocas veces como en el denominado ?cuerno de ?frica?, inmerso hoy en la guerra que Etiop¨ªa est¨¢ librando, en dos frentes a la vez, con Somalia en el desierto de Ogaden, y con los mal llamados secesionistas eritreos, los intereses estrat¨¦gicos y pol¨ªticos se han impuesto con tanta fuerza a los meramente ideol¨®gicos. As¨ª se ve c¨®mo la izquierdista Somalia del presidente socialista Syaad Barre est¨¢ recibiendo ayuda militar de Estados Unidos -y de los ¨¢rabes m¨¢s conservadores, como los de Arabia Saudita-, y el hasta hace poco no tan Marxista coronel Mengistu Haile Meriam, de Etiop¨ªa, la recibe ahora de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Al mismo tiempo, en el frente internacional creado en favor de Addis Abeba por Mosc¨², Tr¨ªpoli y La Habana, aparece nada menos que Tel Aviv, deseoso, seguramente, de debilitar la potencia de los petrod¨®lares sauditas. El hecho de que el se?or Begin se enfrente al se?or Carter en un a zona tan delicada como el ?cuerno de Africa?, demuestra lo poco que tiene que ver ah¨ª la l¨®gica de las ideas con la de los hechos.Pero lo grave de esta doble guerra en Eritrea y en el Ogaden es que su final no podr¨¢ aclarar demasiado las cosas. En Eritrea, brutalmente incorporada en 1962 al poder central de Addis Abeba por el emperador Heile Salassie (luego de haber sido ¨²nicamente federada por las Naciones Unidas en 1952), reivindicada en 1974 como parte ?unitaria del territorio nacional? por los militares nacionalistas que derrocaron al ?rey de reyes?, y, finalmente, trasformada en escenario de terribles masacres, luchan ahora por la Independencia tres grupos revolucionarios, todos ellos con diversos contenidos de izquierda: el. Consejo Revolucionario (FLE), el Frente Popular de Liberaci¨®n de Eritrea (FPLE), y el Frente de Liberaci¨®n de Eritrea-Fuerzas Populares de Liberaci¨®n de Eritrea (FLETPLE), cada uno con sus feudos, desde Asmara a Sud¨¢n. El respaldo pol¨ªtico occidental y los petrod¨®lares ¨¢rabes, unidos a sus diversos intereses ideol¨®gicos y territoriales, pueden hacer de esta guerra de liberaci¨®n frente a Etiop¨ªa, a punto de concluir victoriosamente, una guerra civil.
En el caso de Somalia, la alianza del presidente Barre con Estados Unidos -precipitada por la del coronel Mengistu con la URSS, en mayo pasado- presenta tambi¨¦n sus peligros. Una buena parte del ej¨¦rcito somal¨ª y de los dirigentes del partido ¨²nico se muestran a¨²n contrarios, pese a su resentimiento hacia Mosc¨², a cualquier cambio que pueda conducir al r¨¦gimen a renunciar a su v¨ªa marxista-leninista. Barre tambi¨¦n debe ser consciente de los problemas ?t¨¦cnicos? que pueden plante¨¢rsele en el futuro a sus fuerzas armadas, dotadas de moderno material sovi¨¦tico y adiestradas por 5.000 ?consejeros? rusos. Evidentemente, las ?apuestas? de Washington y Mosc¨² en el ?cuerno? africano superan las posibilidades de control de sus circunstanciales aliados.
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