"Era la posibilidad de hacer algo bien hecho" (Gustavo Torner)
.EL PAIS: Recordemos un poco c¨®mo surge el proyecto del museo.
Gustavo Torner: La an¨¦cdota es conocida. En el a?o 62, estando en la Bienal de Venecia, entabl¨¦ amistad con una serie de pintores (Z¨®bel, Rueda, Momp¨®, Sempere...,), en funci¨®n de nuestra mayor afinidad. Al volver a Madrid, Fernando Z¨®bel nos Invit¨® a cenar a unos cuantos y en la conversaci¨®n, Eusebio Sempere le pregunt¨® por su proyecto de museo, en Toledo. El asunto estaba detenido porque no encontraba una casa apropiada. A parte de ese comentario, ya no volvimos a hablar del tema. Por aquel entonces, la parte alta de Cuenca era despreciada por los habitantes de la ciudad y, en cuanto a los forasteros, no la hab¨ªan descubierto a¨²n. El ¨²nico que ten¨ªa casa aqu¨ª, era Antonio Saura. Pero el Ayuntamiento pose¨ªa varios edificios muy deteriorados y se los quitaba de encima, para evitar problemas, a precios baj¨ªsimos. Entonces me enter¨¦ de que estaban arreglando las Casas Colgadas por una cuesti¨®n de paisaje y no se sab¨ªa qu¨¦ hacer con ellas. Avis¨¦ a Fernando Z¨®bel de que, en principio, exist¨ªa esa posibilidad. En un primer momento pens¨® que no se le hab¨ªa perdido nada en Cuenca, pero de hecho se le ofrec¨ªa lo m¨¢s representativo de la ciudad y vino a verlo. El alcalde hab¨ªa dicho que el asunto era imposible, que no se pod¨ªa enajenar, pero al conocer a Fernando, viendo que se trataba de una persona profundamente seria, se avino a buscar una soluci¨®n para las cuestiones t¨¦cnicas. La cosa no fue f¨¢cil. El director general de Bellas Artes, que entonces era Gratiniano Nieto, ped¨ªa el local para hacer un museo etnol¨®gico. Al principio se pens¨® dividir las Casas en tres partes: una dedicada a restaurante, otra al museo etnol¨®gico y la tercera al nuestro. La parte que se nos conced¨ªa era rid¨ªcula; tres habitaciones, dos de ellas aguardiIladas. Comprendieron el problema y nos ampliaron el espacio. Fernando no estaba muy convencido, pero por un lado exist¨ªa la ventaja de que al ahorrarse el gasto de la compra de la casa, pues el precio era meramente simb¨®lico, ello pod¨ªa permitir ampliar notablemente la colecci¨®n. Recuerdo un d¨ªa, en el per¨ªodo de dudas, en el que hablando sobre un problema de arte chino de la ¨¦poca Song, me dijo que se decid¨ªa a hacer el museo porque al menos le permitir¨ªa tener con quien hablar. Se estudi¨®, entonces, la forma jur¨ªdica, que es un simple contrato de un servicio de la ciudad, y se sac¨® a concurso p¨²blico. L¨®gicamente, se present¨® s¨®lo Fernando. Alguien m¨¢s se interes¨® por el asunto, pero no lleg¨® a tiempo. Hay que decir que desde el momento en que se opt¨® por llevar a cabo el proyecto, no hubo injerencia alguna por parte del Ayuntamiento. La restauraci¨®n del edificio. la dirigieron los arquitectos municipales, primero Paco Le¨®n, despu¨¦s Fernando Barja. Nosotros d¨¢bamos consejos de tipo t¨¦cnico: Tuvimos en cuenta toda la museograf¨ªa mundial, tanto por lecturas como por visitas. Dudamos si hacerlo al estilo italiano. tan preciosista, o al estilo americano, m¨¢s fr¨ªo. Adoptamos una soluci¨®n intermedia, sin perder nunca de vista que est¨¢bamos en una provincia. No nos interesaba montar una escenograf¨ªa, aunque a posteriori lo parezca; lo que quer¨ªamos era que los cuadros se vieran bien. Las salas m¨¢s espectaculares son as¨ª, porque as¨ª nos las encontramos. Apenas se restaur¨® nada de lo que en ellas hab¨ªa. La iluminaci¨®n se hizo con focos industriales, escogiendo con mucho cuidado los tipos de bombillas y su colocaci¨®n. Pese al nivel tecnol¨®gico rid¨ªculo que eso supone, se nos ha invitado a congresos de iluminaci¨®n de museos, pues lo que interesaba all¨ª eran los resultados.
Pintura ?rara? y menos precio
EL PAIS: ?Cu¨¢l era el ambiente que, en su momento, motiv¨® la ne cesidad de una iniciativa privada para realizar un museo de arte abstracto?
G. T.: La labor de todo este grupo de artistas era despreel ada, salvo si contamos las exposiciones en el extranjero, a las que se llevaba a todos los que pint¨¢bamos ?en raro?. Pero la selecci¨®n de ¨¦stas era un revoltijo de calidad, como pue de apreciarse en los cat¨¢logos Nosotros nos entusiasmamos ante la posibilidad de hacer una cosa bien hecha, sin injerencias de nadie. Todo el mundo quiso colaborar, pero uno de los principios que rigen en el museo de Cuenca, es el de que no se admiten regalos ni donaciones. Es la ¨²nica forma de controlar la calidad. Fernando dice, y creo que muy bien, que no le importa equivocarse con una cosa en la que cree. A lo qu¨¦ no est¨¢ dispuesto es a equivocarse con algo en lo que no cree. Est¨¢ claro que, despu¨¦s de diez a?os, puede que haya tenido algunos errores, pero es indudable que posee un ojo cl¨ªnico fenomenal.
EL PAIS: ?Es, entonces, m¨¢s una colecci¨®n que un museo?
G.T.: La distinci¨®n entre ambos t¨¦rminos resulta confusa. El concepto de museo est¨¢ cambiando en un doble sentido. Por una parte, se va hacia lo que ahora es el Beaubourg, pero hay tambi¨¦n una reacci¨®n bastante grande a favor del museo tradicional, en el sentido m¨¢s peyorativo de almac¨¦n. La gente que va a ver los nuevos museos, se encuentra con exposiciones temporales, que no pueden ser siempre supersensacionales, y no puede ver otras cosas de mayor inter¨¦s porque permanecen guardades.
EL PAIS: ?Qu¨¦ fondo tiene ahora el museo?
G. T.: Es rid¨ªculo lo que est¨¢ colgado, pues creo que son unos cuarenta cuadros. Realmente no estoy seguro, pero supongo que la cifra debe girar alrededor de los doscientos. Parte de lo expuesto va renov¨¢ndose y otras obras permanecen fijas, porque se las considera fundamentales; como porejemplo, el Chillida. Al principio seguimos comprando cuadros de gente m¨¢s joven y los fuimos colocando. Lleg¨® un momento, hacia el segundo o tercer a?o, en que resultaba rar¨ªsimo. Ni por tama?o, ni por cuestiones economicas, puede ser ¨¦ste un museo de arte contempor¨¢neo. O, en todo caso, lo ser¨ªa malo. Fernando pens¨®, y a m¨ª me parece bien, que ¨¦ste era un museo a la manera de un corte en sentido hist¨®rico, de la generaci¨®n de en torno a los a?os cincuenta y principio de los sesenta. Era preferible seguir comprando obras de la misma gente y no de la siguiente, ni de la anterior. Aunque, ahora que despu¨¦s de diez a?os va a realizarse la ampliaci¨®n, no s¨¦ qu¨¦ criterio se va a tomar.
Pr¨®xima ampliaci¨®n
EL PAIS: ?C¨®mo se plantea esta ampliaci¨®n?
G. T.: La idea parte ya del contrato fundacional. A nivel de solar, el anexo es muy peque?o (diez por quince metros), pero tal y c¨®mo se ha planeado se consiguen en los tres pisos, cerca de trescientos metros lineales de muro. Uno de los proyectos interesantes, pero de dif¨ªcil realizaci¨®n, ser¨ªa hacer exposiciones antol¨®gicas muy largas, unos ocho meses cada a?o, de los distintos artistas integrados en el museo. Se har¨ªan con el mismo cuidado que hasta ahora, pues m¨¢s que la calidad se buscar¨ªa la buena selecci¨®n. Con tal motivo editar¨ªamos una publicaci¨®n. Eso ser¨ªa el ideal, pero veremos si es posible. La cuesti¨®n est¨¢ en poder mantener el criterio de independencia. Tambi¨¦n se quieren Instalar las reservas de obra en los cl¨¢sicos peines, para que todo el mundo, sin ser amigo de nadie, pueda verlas s¨®lo con tener inter¨¦s en ello, Tiene gracia el que, en las p¨¢ginas de Artegu¨ªa, uno de los entrevistados dijera que esto no es un museo desde el momento e,n que no se hacen exposiciones. No se da cuenta de que al criticar el museo, desde ese punto de vista, le est¨¢ haciendo unos elogios tremendos, porque lo coloca en el mismo plano de comparaci¨®n que el museo de Arte Moderna de Par¨ªs o el Beaubourg. Hay que pensar que en una ciudad como Cuenca, nuestro proyecto era impensable, en un momento en el que nadie hablaba de descentralizaci¨®n, en una ciudad a la que no ven¨ªa nadie. Ahora el museo atrae mucho turismo. Se venden alrededor de 30.000 entradas anuales, pr¨¢cticamente todas ellas a gente de fuera.
EL PAIS: La resonancia ha sido, entonces, mayor a nivel for¨¢neo que local.
G. T.: S¨ª, incluso a nivel internacional. Fue muy importante la publicaci¨®n del art¨ªculo de Time cuando la inauguraci¨®n. Siendo una publicaci¨®n de tal resonancia, influy¨® mucho en el inter¨¦s del mundo anglosaj¨®n. Y tambi¨¦n, en los inicios, se nos prest¨® atenci¨®n en Checoslovaquia. Pero, en cierto sentido, es m¨¢s conocido a nivel americano que europeo.
EL PAIS: ?C¨®mo se resuelve aho.ra la financiaci¨®n?
G. T.: El museo, como dice Pablo L¨®pez de Osaba, el director residente, es un milagro. Hay, indudablemente, una deuda a Fernando, pero ahora se financia solo. Parte con los tickets y parte con las reproducciones, grabados y postales que los artistas tienen la gentileza de, pr¨¢cticam 1 ente, regalar y, por eso, pueden venderse a tan bajo precio, lo que permite vivir al museo. El gasto de luz el¨¦ctrica es el m¨¢s grande. No hay calefacci¨®n, pues el museo se plante¨® s¨®lo para cuatro meses del a?o: junio, julio, agosto y septiembre. Hay que tener en cuenta que los fr¨ªos de Cuenca son legendarios. Como la gente segu¨ªa viniendo, el primer a?o cerramos tan s¨®lo en enero. Y a partir de entonces, no se cerr¨® porque se recibe tanta gente o m¨¢s en que en verano.
EL PAIS: ?Qu¨¦ relaciones establecen con otros museos extranjeros?
G. T.: Meramente epistolares. Realmente, nos ha sorprendido a todos, la resonancia adquirida. Pens¨¢bamos que una cosa bien hecha tendr¨ªa una cierta repercusi¨®n, pero lo que no cre¨ªamos es que iba a alcanzar estas cotas.
El museo y la ?nueva abstracci¨®n?
EL PAIS: ?La ampliaci¨®n que se proyecta implica un cambio en la pol¨ªtica de adquisiciones con respecto a la gente joven?
G. T.: No lo sabemos todav¨ªa. Todo es posible, pero no est¨¢ decidido.
EL PAIS: ?Qu¨¦ vinculaci¨®n guarda, entonces, el museo con la ¨²ltima abstracci¨®n?
G. T.: Meramente a t¨ªtulo de relaciones personales, por parte de cada uno de nosotros. Y, ciertamente, hemos comprado obras a nivel privado. Lo que ocurr¨ªa es que, al principio, en los primeros a?os, no se ve¨ªa una generaci¨®n siguiente en el campo de la abstracci¨®n. Ahora creo que s¨ª se ve y podr¨ªa ser interesante completar con ella el museo.
EL PAIS: Hablemos del d¨¦cimo aniversario que se ha cumplido este a?o pasado.
G. T.: Nosotros hemos tenido como criterio, no celebrar nunca esas ceremonias que tanto han gustado en el plano oficial. No hubo inauguraci¨®n; simplemente se abri¨® un d¨ªa. No se ha hecho absolutamente nada de publicidad deliberada, previa y pensada. Si un se?or, como t¨² en este momento, quiere informar sobre el museo, es muy due?o. Se le dan entonces todas las facilidades posibles. Pero nunca hemos tomado nosotros la iniciativa. Como el edificio era del Ayuntamiento, no hubo m¨¢s remedio que celebrar un peque?o acto oficial de apertura con el alcalde, el presidente de la Diputaci¨®n, el gobernador, Fernando y yo; pero nadie m¨¢s. No puede decirse que eso fuera una inauguraci¨®n. Al d¨ªa siguiente se presentaron much¨ªsimos pintores, por su cuenta, a pagar el primer ticket, de forma totalmente espont¨¢nea.
EL PAIS: ?Tampoco,se ha celebrado el d¨¦cimo aniversario?
G. T.: Tampoco. Porque una de las cosas que quer¨ªamos comprobar, era la calidad de lo que se hab¨ªa hecho, a trav¨¦s de la resonancia en la gente, sin influenciarlos. Nosotros, quiz¨¢, nos equivocaremos, pero quer¨ªamos hacer algo que fuera aut¨¦ntico. Creo que pretend¨ªamos tener rectitud de intenci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.