Una primera revoluci¨®n moderna
La revoluci¨®n de las comunidades de Castilla (1520-1521). Joseph P¨¦rez.Siglo XXI. Madrid, 1977.
La Editorial Siglo XXI viene entreg¨¢ndonos una serie, de libros sobre la historia de los movimientos sociales que en su conjunto representan un cuadro variado por su tem¨¢tica y valioso por su contenido.
En su conjunto, e individualmente, estas obras muestran al lector culto y a los especialistas en particular, la vasta gama todav¨ªa, pese a los esfuerzos individuales, imperfectamente acotada, de los diversos casos y tipos de movimientos sociales.
Sin entrara discutir aqu¨ª sobre el complejo problema de las definiciones de tipos de revueltas o sobre la divisi¨®n de la sociedad en clases u otros agrupamientos sobre los cuales los historiadores vienen discutiendo ¨²ltimamente sin demasiada fortuna, apresur¨¢monos a decir que la entrega que se nos presenta es verdaderamente importante.
Importante por sus aspectos formales, nada desde?ables en este mundo desaprensivo y fugaz, me refiero claro est¨¢ a la presentaci¨®n, traducci¨®n, tipograf¨ªa y varios etc¨¦teras m¨¢s.
Importante por su tema y por su autor, Joseph P¨¦rez dedic¨® su mejor esfuerzo de hispanista e historiador a esta obra que constituye su tesis doctoral. Terminada en 1969, editada en franc¨¦s en 1970, la tesis del profesor de la Universidad de Burdeos -de quien conoc¨ªamos ya la edici¨®n cr¨ªtica de El caballero de Olmedo, de Lope de Vega, en espa?ol, y otras obras en su lengua, como L'Espagne de XVI eme si¨¨cle- se nos brinda ahora en castellano en la versi¨®n que comentamos.
Desde 1935, a prop¨®sito de un art¨ªculo de Am¨¦rico Castro, qued¨® abierto un debate, propuesto un interrogante: los movimientos de las comunidades de Castilla, ?deb¨ªan ser considerados como revoluci¨®n o revuelta? Castro se pronunci¨® por lo segundo. En 1963, el profesor Maravall retorna el tema y la pol¨¦mica. El subt¨ªtulo de su libro nos da la clave de su postura: una primera revoluci¨®n moderna.
Joseph P¨¦rez encuadra su trabajo dentro de esta misma l¨ªnea de planteo y sigue a Maravall en su respuesta final, ?el movimiento comunero es sin duda una revolucion, a condici¨®n de que se tenga la precauci¨®n de no atribuir a los comuneros la responsabilidad de cuantos conflictos surgieron en Castilla durante la ausencia de Carlos V?.
El autor circunscribe su estudio a las zonas donde aparecieron dos motivaciones principales; en el plano nacional, la adhesi¨®n a un gobierno revolucionario que exprese la voluntad nacional frente al poder real y la nobleza alta; en el plano local, la sustituci¨®n de las instituciones de los antiguos regimientos aristocr¨¢ticos por instituciones representativas.
P¨¦rez no acepta, a nuestro juicio acertadamente, que la revoluci¨®n haya sido fruto de una exaltaci¨®n nacionalista de or¨ªgenes inmediatos, por el contrario busca los or¨ªgenes de este movimiento en la crisis de poder pol¨ªtico que se inaugura en Castilla con la muerte de Isabel la Cat¨®lica. Rota la posibilidad de mantener un poder mal fuerte, la alta nobleza intent¨® recuperar sus prerrogativas pol¨ªticas, a ella se adhili¨® la parte de la clase media que hab¨ªa logrado por entonces posiciones privilegiadas, la burgues¨ªa mercantil.
Contra este conjunto sociopol¨ªtico se levant¨® la burgues¨ªa industirial (no estamos de acuerdo con esta terminolog¨ªa de P¨¦r¨¦z): artesanos, obreros, letrados, etc¨¦tera. Dado este agrupamiento social, la revoluci¨®n, desde el punto de vista geogr¨¢fico, qued¨® circunscrita a la zona de mayor desarrollo industrial, es decir la que abarca ambas vertientes del Guadarrama y que tiene como centro Segovia.
Progresismo y debilidad
Desde el punto de vista pol¨ªtico, las comunidades elaboraron una Constituci¨®n que limitaba estrechamente el poder real, quer¨ªan organizar un Gobierno representativo que representara ante todo a las clases medias. Este punto importante y progresista constituy¨® sin embargo uno de los principales aspectos de su debilidad, dado que, obviamente, iba a resultar dif¨ªcil imponer el punto de vista burgu¨¦s en un reino donde la burgues¨ªa era sumamente d¨¦bil, y estaba, adem¨¢s, dividida.Prueba de ello es que al perder el apoyo de la burgues¨ªa mercantil de Burgos, en 1520, la Junta perdi¨® la ¨²nica burgues¨ªa aut¨¦nticamente fuerte de Castilla.
Por esta raz¨®n P¨¦rez califica la revoluci¨®n de las Comunidades como una revoluci¨®n moderna (en esto sigue a Maravall) pero tambi¨¦n como una revoluci¨®n prematura, por cuanto se trat¨® de estructurar un poder a partir de una burgues¨ªa d¨¦bil y dividida.
Su derrota tuvo amplias consecuencias, desalent¨® a largo plazo a una oposici¨®n verdadera y consagr¨® el triunfo de la monarqu¨ªa. La aristocracia tampoco triunf¨® desde el punto de vista pol¨ªtico, pero, refugiada en sus dominios, se dedic¨® al cuidado de sus intereses. La burgues¨ªa textil, desalentada, vio retardadas por d¨¦cadas sus posibilidades de expansi¨®n, mientras que la burgues¨ªa mercantil dividi¨® sus esfuerzos entre el comercio y la renta p¨²blica.
P¨¦rez opina que la tradici¨®n liberal no err¨® al situar el 1521 como el comienzo de la decadencia de Castilla y afirma que ?lo que desapareci¨® en Villalar no fueron las libertades castellanas, es decir, franquicias anacr¨®nicas, sino quiz¨¢ la libertad pol¨ªtica y la posibilidad de imaginar otro destino distinto al de la Espa?a imperial con sus grandezas y sus miserias, sus hidalgos y sus p¨ªcaros?. ?Lo que durante el reinado de los Reyes Cat¨®licos y el gobierno de Cisneros se hab¨ªa preparado, una naci¨®n independiente y moderna, Carlos V lo abort¨® sin duda.?
El libro que presentamos se compone de tres partes. En la primera se estudia Castilla en 1520, sus rasgos econ¨®micos, sociales y pol¨ªticos; en la segunda, la revoltici¨®n, sus aspectos pol¨ªticos y a geograf¨ªa del movimiento comunero, esta parte se cierra con un acertado estudio sobre la ?sociolog¨ªa de las comunidades?. Cierra el libro una larga descripci¨®n de Castilla despu¨¦s de las comunidades.
Quiz¨¢, como ya se ha se?alado, falte al libro de P¨¦rez se?alar los aspectos nacionalistas (y digamos tambi¨¦n idealistas) que tuvo el movimiento comunero. Los comuneros luchaban por algo m¨¢s que por defender sus intereses de clase. Sent¨ªan repulsa por verse maltratados por elementos extranjeros, pero sobre todo deseaban poner un control al poder del rey.
Quedaba todav¨ªa, luego de redactado este importante libro, un aspecto de las revueltas por tratar. Toda una corriente derivada del mismo (que el libro de P¨¦rez menciona sin desarrollar) que tuvo una enorme importancia. Tal es la revuelta campesina que acompa?¨® al movimiento comunero. La revuelta antise?orial. Este estudio qued¨® realizado, de manera magistral, en 1973, por Juan Ignacio Guti¨¦rrez Nieto.
Resulta as¨ª que en el escaso t¨¦rmino de diez a?os la histonograf¨ªa produjo (1963, Maravall; 1970, P¨¦rez y 1973, Guti¨¦rrez Nieto) una important¨ªsima revisi¨®n, sobre la base de concienzudos estudios cient¨ªficamente fundados, de las revoluciones de las comunidades castellanas. Este fuerte inter¨¦s por el tema tiene, debe tener, una explicaci¨®n contempor¨¢nea. Deriva seguramente del momento pol¨ªtico que alborea en Espa?a a partir de la d¨¦cada del sesenta.
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