La historia de la DINA es la de Pinochet
El general Augusto Pinochet, presidente de Chile por voluntad de las Fuerzas Armadas y aficionado a los juegos de palabras, ha disuelto la Direcci¨®n de Inteligencia Nacional y ha creado en su lugar la Central Nacional de Inteligencia. Como la inteligencia da para todo, no est¨¢ de m¨¢s aclarar que en este caso se trataba de utilizar esa cualidad de la mente humana para dirigir la represi¨®n con meticulosidad y eficacia. Por eso, con toda justicia, el organismo ingres¨® a la enciclopedia del espanto y basta con mencionar sus siglas para evocar un mundo de tragedias: DINA. Falta saber si la nueva CNI tratar¨¢ de emular a su difunto pariente.El general Pinochet, como para que no se piense en alg¨²n tipo de reblandecimiento, ha aclarado que la DINA se disuelve porque ?ha cumplido las funciones que le fueron encomendadas?. Pol¨ªtico al fin, dijo que el nuevo organismo policial s¨®lo recoger¨¢ informaciones y no podr¨¢ detener ciudadanos.
Los observadores prefieren se?alar dos hechos. Primero, que estos anuncios coinciden con la visita a Chile del se?or Terence Todman, ayudante del secretario de Estado norteamericano para Asuntos Latinoamericanos. En segundo t¨¦rmino, informan que los mismos agentes de la DINA integrar¨¢n la CNI. Sensible y solidaria con sus funcionarios, si esto es cierto, la Junta Militar dir¨¢ que ha querido evitarles el paro. Para demostrar esta sensibilidad, bastaban algunos relatos que transcribimos a continuaci¨®n. Son tan s¨®lo una parte de la historia de la DINA, que es la historia de la Junta Militar, ya que, seg¨²n lo expresa textualmente el decreto de su creaci¨®n, es un organismo militar que depende directamente de la Junta de Gobierno.
Desaparecidos que no aparecen
Fracasadas las gestiones para ubicar a las personas desaparecidas en Chile, sus familiares han resuelto apelar a la m¨¢xima instancia: el presidente Pinochet. ?Hemos decidido dirigirnos a vuestra excelencia para tratar un problema que nos afecta de manera directa y cruel: nos referimos a la situaci¨®n de nuestros parientes y cientos de chilenos que despu¨¦s de haber sido detenidos por funcionarios de la DINA o de otros organismos de seguridad pertenecientes a las Fuerzas Armadas, han desaparecido sin dejar rastros de s¨ª.?
La DINA sabe c¨®mo hacer para que la gente desaparezca, pero no c¨®mo devolverlas a la vida cotidiana. Al tratarse precisamente de eso, los familiares denuncian una situaci¨®n que a todas luces resulta planificada y programada en etapas. ?La desaparici¨®n de personas es un fen¨®meno que se ha venido produciendo sistem¨¢ticamente desde el 11 de septiembre de 1973 (fecha del golpe militar). En una primera etapa afectaron fundamentalmente a los sectores campesinos y urbanos que directa o indirectamente hab¨ªan tenido participaci¨®n en el Gobierno anterior. M¨¢s adelante, durante 1974 y en los meses de enero y febrero de 1975, desaparecen gran n¨²mero de militantes y dirigentes del ex Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), acentu¨¢ndose en los meses de junio, julio, noviembre y diciembre. En esos mismos meses tambi¨¦n desaparecen miembros del ex Partido Comunista, recrudeciendo esta acci¨®n contra sus m¨¢s destacados dirigentes en los meses de mayo y agosto. En 1977 varias personas, todas vinculadas de alguna manera a esos partidos pol¨ªticos, contin¨²an desapareciendo.?
El mismo documento que transcribimos analiza las distintas modalidades operativas que se han sucedido desde el golpe militar. ?Primero, los arrestos fueron practicados por personal de las Fuerzas Armadas (FFAA) o por miembros de los servicios de inteligencia de las mismas. Cuando en 1974 se organiza la DINA, sus funcionarios toman a su cargo la mayor parte de las detenciones. En esta etapa, el fen¨®meno de los arrestos y desapariciones se vuelve m¨¢s selectivo, aunque con caracteres que permiten rastrear testigos presenciales de los allanamientos y arrestos. En una ¨²ltima fase, pr¨¢cticamente todas las detenciones se efect¨²an en la v¨ªa p¨²blica, procur¨¢ndose que la acci¨®n sea tan r¨¢pida y sorpresiva que no deje rastros ni testigos de los hechos.? Conclusi¨®n: ?Hemos registrado m¨¢s de quinientos casos de familiares que han desaparecido, y podemos afirmar a vuestra excelencia que ninguno ha sido encontrado hasta hoy. ?
La lista de los desaparecidos demuestra que los servicios de inteligencia de las FFAA, y particularmente la DINA, han actuado sobre las personas que profesaban principios contrarios a los que el Gobierno sustenta. ?Estamos ante un proceso que t¨¦cnicamente se define como genocidio pol¨ªtico. Su objetivo es eliminar f¨ªsicamente y en forma masiva a quienes podr¨ªan tener potencialmente la calidad de opositores al Gobierno?, denuncian los familiares.
Sin defensa posible
Para responder a distintas presiones que la Junta Militar sufri¨® a partir de su acceso al Gobierno, anunci¨® distintas investigaciones que el mismo documento se encarga de recordarle.
?El 20 de agosto de 1975 vuestra excelencia anunci¨® que se realizarla una investigaci¨®n respecto del caso de 119 personas que habr¨ªan muerto en enfrentamientos ocurridos en diversos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina o en encuentros con las fuerzas policiales en la provincia argentina de Salta. A dos a?os del anuncio no se ha conocido el resultado de la investigaci¨®n. En 1976 se inform¨® de las seguridades que vuestra excelencia dio al se?or Hayts, director de la Cruz Roja Internacional, de investigar lo ocurrido en relaci¨®n a, aproximadamente, mil casos de desaparecidos. Sin embargo, a¨²n no se conocen los resultados. Recientemente, al terminar la huelga de hambre que un grupo de familiares inici¨® en la sede de la UNESCO en Santiago de Chile, el delegado alterno de Chile ante las Naciones Unidas se comprometi¨®, en nombre del Gobierno, a proporcionar informaci¨®n sobre los 36 casos que hab¨ªan denunciado dichos familiares.?
En el mes de junio, veintis¨¦is mujeres ocuparon la sede mencionada, y el 23 terminaron la huelga, despu¨¦s de haber obtenido el compromiso de la Junta Militar ante ese organismo internacional. Aun cuando cada caso es doloroso, algunos resultan alucinantes. Por ejemplo, el de Carmen Vizca¨ªno Vega, a quien le han desaparecido el marido, un hijo, una hermana, una cu?ada y un sobrino. Otro caso: desapareci¨® un matrimonio y el peque?o hijo de ambos fue depositado en la puerta de la casa del abuelo paterno; poco despu¨¦s tambi¨¦n desaparecieron el abuelo y otro hijo, todos ellos miembros del PC, y en el caso del abuelo, antiguo dirigente ferroviario. Como para demostrar que aquello es la tierra, de nadie, la Corte de Apelaciones orden¨® a la DINA que ?haga aparecer? a Carlos Contreras Meluje... Sigue desaparecido.
La Junta Militar ha puesto en pr¨¢ctica todo tipo de recursos desde que comenzaron las presiones internacionales. Suprimieron, seg¨²n informan, campos de concentraci¨®n como Tres Alamos y Puchuncavi, pero un informe de Amnesty International dique hay numerosos detenidos en prisiones provinciales, varios cientos esperando juicio o cumpliendo sentencias y quiz¨¢ 1.500 o m¨¢s ?prisioneros desaparecidos?. Por su parte, la Vicar¨ªa de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago denunci¨® y apel¨® ante la Corte Suprema por numerosos casos de desaparecidos reiteradamente, sin obtener nunca respuestas satisfactorias. Cuando el Gobierno de Chile se defendi¨® ante las Naciones Unidas diciendo que muchas de las personas desaparecidas ?no han existido? o ?han fallecido?, la Vicar¨ªa public¨® una n¨®mina y documentos oficiales diversos donde se reconoce la existencia de los ciudadanos ?inexistentes? o la permanencia como detenidos de los ?fallecidos?.
Dif¨ªcilmente el general Pinochet podr¨ªa haber conducido un pa¨ªs hacia la malnutrici¨®n, el hambre, la inflaci¨®n y el desempleo, como tampoco ahogar la fuerte tradici¨®n democr¨¢tica chilena, sin este ba?o de sangre e incertidumbre.
Por eso la existencia de la DINA y organismos similares; por eso el toque de queda y el estado de sitio a¨²n vigente, a casi cuatro a?os del golpe.
Enfundado en su severo traje militar y detr¨¢s de las gafas oscuras, con total conocimiento de causa, Pinochet puede decir que la DINA ?ha cumplido las funciones que le fueron encomendadas?. Pero en la medida en que la crisis es aguda y la oposici¨®n contin¨²a, la Junta Militar chilena no puede dejar de ser dictatorial para seguir al frente del pa¨ªs.
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