El canal de Panam¨¢
La Administraci¨®n de Washington est¨¢ tratando de? ratificar el tratado de Panam¨¢, pero los l¨ªderes dem¨®cratas del Senado recomiendan que ¨¦l debate formal se posponga hasta el mes de enero o febrero.?La opini¨®n p¨²blica no est¨¢ preparada para ello?, declar¨® el l¨ªder de la mayor¨ªa del Senado, Robert Byrd. Las votaciones indican que casi el 75% de los americanos se oponen a deshacerse del canal.
El tiempo es un factor muy importante para el presidente. El no quiere que este asunto se mezcle con las pr¨®ximas elecciones del Congreso, por tanto, discutir¨¢ sobre un posible arreglo cuando se reanuden las sesiones del Senado, despu¨¦s del verano.
Byrd opina que esto ser¨ªa un desastre, y piensa tambi¨¦n que ?la opini¨®n p¨²blica cambiar¨¢, sin duda, cuando la gente se familiarice con los hechos, pero la Administraci¨®n necesita tiempo, y nosotros tambi¨¦n?. Otros asuntos. menos importantes se est¨¢n discutiendo entre bastidores.
?Deber¨¢ el presidente Carter visitar Panam¨¢ personalmente para firmar el tratado, o lo firmar¨¢ en Washington o en otro lugar? ?Es preciso que la Administraci¨®n presione a los senadores antes deque se conozca el texto sobre el tratado? ?Deber¨¢ la Administraci¨®n preparar detalladamente un informe para distribuirlo a las organizaciones de? Gobierno y a otras fuera del Gobierno antes de que comience el debate oficial?
Despu¨¦s de diez a?os de tratar el tema de Panam¨¢, y tres o cuatro m¨¢s de una delicada negociaci¨®n, la Administraci¨®n ha llegado a un compromiso que probablemente, ganar¨¢ muchos votos cuando los senadores estudien sus condiciones, y especialmente cuando consideren las alternativas tan alarmantes.
El presidente tiene de su parte fuertes argumentos. El general Brown declar¨® que no pod¨ªa defender el canal contra una poblaci¨®n hostil con 100.000 soldados americanos.
El ex presidente Ford y el secretario de Estado Kissinger simpatizaban con los principios del plan Carter.
Este canal al borde de unajungla ¨¦st¨¢ predispuesto a un sabotaje. Solamente el 3% del comercio americano intercostal atraviesa el canal, comparado con el 50% que pasaba en los a?os cuarenta. Con el aumento de los tama?os de los barcos el valor del canal ha disminuido.
En 1971 fue utilizado solamente por doce buques peque?os de la marina americana, y por una serie de razones no pueden pasar ni los portaaviones ni los submarinos nucleares.
Por ¨²ltimo, los gastos de operaci¨®n han aumentado considerablemente, de modo que el argumento econ¨®mico para seguir manteniendo el canal ya no es v¨¢lido. Ha cambiado considerablemente durante la ¨²ltima generaci¨®n. El argumento en contra que mantienen los americanos es que ellos lo han construido y pagado. Y que hasta ahora hab¨ªan mantenido la seguridad militar y el beneficio econ¨®mico. Los que se oponen al tratado manifiestan que al hacer el compromiso bajo la amenaza de sabotaje o guerra de guerrillas, Estados Unidos est¨¢ negociando por presiones.
En cierta forma, este ¨²ltimo punto es cierto. ?Estamos negociando por compulsi¨®n de la historia y, probablemente, si la ratificaci¨®n del tratado fracasase llegar¨ªa a desencadenar la violencia de los paname?os, y con voluntarios de toda Latinoam¨¦rica.?
Queda a¨²n mucha gente en Estados Unidos que ve en este compromiso un s¨ªntoma de decaimiento de la autoridad americana ante el mundo, y se oponen rotundamente al tratado, alegando sentimientos patri¨®ticos. El tema de Panam¨¢ incluye las relaciones con toda Latinoam¨¦rica y con otros pa¨ªses tambi¨¦n.
El presidente ha predicado sobre el colonialismo y los derechos humanos, y cuando salga a la luz este tratado proporcionar¨¢ una detallada exploraci¨®n de todos estos temas.
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