Carta suplicada a don Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez
Somos un matrimonio sin hijos que trabajamos en una importante industria. Auxiliar de laboratorio, yo; mecan¨®grafa, mi mujer. Nuestra empresa pertenece al INI, Concretamente, en el pasado a?o, el sueldo de mi mujer sumado al m¨ªo alcanz¨® al mill¨®n de pesetas.Esta suma de sueldos nos originaba en la declaraci¨®n a Hacienda del pasado ejercicio un pago al Fisco superior a las 30.000 pesetas. Cantidad excesiva para mi criterio en comprender el reparto de capital y el bienestar que todo trabajo debe proporcionar a una modesta pareja de empleados de una f¨¢brica.
El despliegue de vida de mi mujer y m¨ªo es modesto, dentro del l¨®gico bienestar qu¨¦ nuestro esfuerzo conjunto debe proporcionarnos. Ella aport¨® una casa al matrimonio, comprada a la empresa, siendo soltera. El mismo patrimonio que yo aport¨¦, adquirido en id¨¦nticas condiciones. M¨¢s tarde, vendimos uno de estos inmuebles y compramos un apartamento de cincuenta metros en un punto solitario de la costa, donde vivimos muy felices todo el a?o, contentos de haber dicho adi¨®s a una urbe asfixiante.
Yo compro dos peri¨®dicos al d¨ªa, el local y el nacional, y los libros que me gustan. Mi vicio es leer y el tabaco, por supuesto. Mi mujer es maravillosa con las agujas y compra las revistas del hogar que quiere, para, sus labores de ganchillo. Normalmente, salimos quince d¨ªas al a?o a recorrer los caminos. Para ello usamos nuestro ¨²nico ocho caballos, los vuelos charter y los hoteles tur¨ªsticos. Consideramos muy necesario visitar el mundo. Nunca hemos comido la langosta, tampoco el langostino del mar Menor, y el solomillo viene a nuestra mesa muy de tarde en tarde .No tenemos televisi¨®n en color y todav¨ªa quedan ciertos huecos en la casa necesarios de llenar.
De nuestro dinero sobrante, cubiertas estas necesidades, apartamos una peque?a cantidad para imprevistos, en cuanta de ahorros. El resto de nuestro super¨¢vit lo dedico a unos padres septuagenarios muy humildes. Mi padre profes¨® un oficio liberal que le priv¨® de un seguro de enfermedad de un retiro en sus manos ¨²ltimos. Su ¨²nica fortuna ahora es la casa donde viven, nada m¨¢s.
El hecho de unos padres pobres priva a mi conciencia de pago al Fisco. Aunque, a veces, mi esp¨ªritu pusil¨¢nime me haga sentir que estoy cometiendo fraude, por lo arduo que me resulta reflejar este importante gasto en el complicado impreso que ustedes redactaron para hacer nuestras declaraciones, donde no falta, cierto es, el apartado ?donativos? y otros de m¨¢s compleja interpretaci¨®n. Yo pregunto a usted:
?Por qu¨¦ se mide con la misma vara, para efectos fiscales, una n¨®mina a dos que igual n¨®mina, pero de un solo participante? ?Qu¨¦ beneficios hemos de tener ante el Fisco una pareja trabajadora, fichada en n¨®mina, sin relieve alguno dentro de la sociedad que a¨²n tenemos montada y que pretendemos desmantelar? ?Acaso es todav¨ªa pronto para ir pensando que ciertas damas enclaustradas pueden constituir signo externo de riqueza para la renta de aquellos caballeros ' que las representan? ?Por qu¨¦ un esfuerzo a dos, hecho ¨²nicamente para poder conseguir un nivel de vida digno, sigue siendo fuertemente presionado?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.