El viaje de Su¨¢rez

LA OFENSIVA diplom¨¢tica del presidente Su¨¢rez a Europa -as¨ª la titula la informaci¨®n oficial- ha despertado cierto escepticismo en los c¨ªrculos pol¨ªticos y las canciller¨ªas extranjeras. ?A qu¨¦ va el presidente espa?ol? ?Qu¨¦ quiere negociar en las cuatro capitales comunitarias? ?Qu¨¦ va a proponer al Vaticano?A escala de la Comunidad Europea no hay en este momento nada que negociar. La solicitud espa?ola para negociar el ingreso de Espa?a en la Comunidad se ha presentado ya el pasado mes de julio. Bruselas ha acusado recibo y ha puesto en marcha unas conversaciones diplom¨¢ticas que se extender¨¢n por espacio de cuatro a?os. No hay pues nada que negociar hoy en este frente. Tan es as¨ª, que el presidente Su¨¢rez ha evitado el paso por la capital comunitaria. ?Va el presidente a tratar de temas defensivos? Tampoco parece probable. No se han dado nuevos pasos hacia la OTAN, cuya sede est¨¢ tambi¨¦n en Bruselas.

Podr¨ªa ser un viaje para tratar de intereses concretos: el comercio exterior, los cr¨¦ditos, la agricultura y la pesca. Ninguna de las capitales visitadas por el se?or Su¨¢rez est¨¢ hoy en disposici¨®n de aportar nada decisivo a los problemas financieros de Espa?a. Ni Francia, ni Italia, ni Holanda, ni Dinamarca est¨¢n tampoco en disposici¨®n de cambiar fundamentalmente las grandes l¨ªneas de su comercio exterior con nosotros. S¨®lo Alemania podr¨ªa jugar un papel importante en la presente coyuntura financiera, y Bonn no figura entre las escalas del presidente espa?ol. Francia no mejorar¨¢, sino que previsiblemente endurecer¨¢ su actitud respecto a los productos agr¨ªcolas espa?oles, para ganar el voto campesino en las legislativas del a?o pr¨®ximo. Tampoco es previsible que Italia, nuestro competidor en agrios, vinos y aceites, cambie su pol¨ªtica tras la visita del presidente Su¨¢rez a Montecitorio.

?Y la pesca? El grave problema de jurisdicci¨®n mar¨ªtima que afecta a los armadores espa?oles s¨®lo puede abordarse en una lenta, ardua y complej¨ªsima negociaci¨®n diplom¨¢tica. El pr¨ªncipe de Metternich doblado de Talleyrand fracasar¨ªa hoy si aspirara a resolver en veinticuatro horas y a favor de Espa?a el contencioso de las doscientas millas.

Queda el Vaticano. Si las cuatro escalas precedentes fueran una sutil ficci¨®n para obtener unos resultados tangibles en las relaciones con la Iglesia, habr¨ªa que dar por bueno el viaje completo del presidente espa?ol. Tal es la entidad de los temas (ense?anza, subvenciones, divorcio, contracepci¨®n) directa o indirectamente implicados en la cuesti¨®n concordataria. Pero parece, claro -y as¨ª, lo sabe la diplomacia vaticana- que ya no es posible negociar s¨®lo entre el Gobierno y la secretar¨ªa de Estado de la santa Sede, sino que han de ser las Cortes quienes fijen por parte espa?ola las l¨ªneas maestras de la negociaci¨®n. En estas circunstancias, el viaje del presidente espa?ol puede ser interpretado por m¨®viles de rentabilidad publicitaria destinada al consumo interior.

As¨ª se explicar¨ªan al menos los largos minutos de que ha disfrutado el jefe del Gobierno en la pantalla de TVE, donde el espectador ha visto c¨®mo se explicaba al se?or Su¨¢rez la historia del edificio en que se encontraba. Entre tanto otras noticias importantes se alud¨ªan fugazmente o se ignoraban del todo.