Huelgas para reajustar plantillas
Agosto puede pasar a la peque?a historia de la conflict¨ªvidad laboral como una de las ¨¦pocas m¨¢s negras para los trabajadores que se han visto ¨ªncursos en ella. La fuerte conflictividad del ¨²ltimo mes, considerado por muchos como un campo de pruebas de lo que puede ser el inmediato oto?o, ha dejado un saldo de despedidos y represaliados que no compensan, en t¨¦rminos generales, los beneficios obtenidos (si es alguna vez un despido puede compensar las mejoras logradas por un colectivo).Zaragoza, Tarragona y, muy especialmente, La Coru?a, por hablar s¨®lo de un sector, la hosteler¨ªa, han mantenido unas huelgas que han beneficiado m¨¢s que perjudicado -hablamos siempre en t¨¦rminos generales- a la patronal. Las huelgas han servido a muchas empresas para proceder a reajustes de sus plantillas, m¨¢s en funci¨®n de las propias necesidades que de la conflictividad en s¨ª de los despedidos.
El caso de Galicia resulta.bastante aleccionador. Las optimistas previsiones tur¨ªsticas de Fraga, que se montaron en torno a majestuosos y digitales paradores de turismo, como el de Villalba, y al calor de la prosperidad inusitada de zonas deprimidas de la costa mediterr¨¢nea, hizo creer a los gallegos -muchos de ellos inmigrantes retornados- que el turismo era Eldorado de los a?os sesenta. Fondas y balnearios se transformaron de la noche a la ma?ana en hoteles y moteles de moda, duplicando o triplicando sus capacidades, pero sin la contrapartida de la necesaria profesionalizaci¨®n del servicio o el imprescindible an¨¢lisis de las posibilidades de promoci¨®n y demanda.
Hoy, en plena ¨¦poca de vacas flacas de la situaci¨®n econ¨®mica, resulta insostenible aquel castillo de naipes. Hay que adaptar las necesidades a los nuevos tiempos, y nada mejor que una huelga planteada por biso?os en la conflictividad laboral, para que la patronal -sin utilizar la ya de por s¨ª generosa legislaci¨®n al respecto- se desprenda al m¨ªnimo coste de los gravosos trabajadores y ponga un parche pasajero a las secuelas de los males estructurales del sector. Nada mejor y nada m¨¢s antisocial, claro.
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