Ausencia de esp¨ªritu cr¨ªtico
Uno de los rasgos negativos m¨¢s comunes a la izquierda revolucionaria -particularmente en los pa¨ªses de habla espa?ola- radica en su probada incapacidad de asimilar los an¨¢lisis cr¨ªticos que desde dentro o fuera de sus filas descubren sus mitos, insuficiencias o errores o ponen en tela de juicio la presunta intangibilidad de sus leyes o, por mejor decir, de sus dogmas. Enfrentada al desaf¨ªo de una obra conflictiva u opini¨®n perturbadora, su respuesta se traduce por punto general en dos actitudes puramente defensivas y por ello mismo acr¨ªticas: el anatema inquisitorial o el silencio.Hoy d¨ªa, cuando es posible examinar ya desde la izquierda -como, con mayor o menor fortuna lo hace el PCE- la realidad del modelo socialista sovi¨¦tico, sin que el analista sea autom¨¢ticamente tildado de fascista, reaccionario o agente del Pent¨¢gono, vemos repetirse el mismo fen¨®meno de ocultaci¨®n y rechazo respecto a los nuevos modelos hist¨®ricos: chino, alban¨¦s, vietnamita, cubano. En su b¨²squeda desesperada de un paradigma duro y puro, numerosos pol¨ªticos e intelectuales marxistas e incluso socialdem¨®cratas ponen los ojos en Pek¨ªn o La Habana y decretan -con el mismo entusiasmo y candor-que sus colegas de hace treinta a?os a su regreso de una URSS en pleno frenes¨ª estalinista- que cuanto ocurre all¨ª es verdadero socialismo. Confundiendo los t¨¦rminos de antiimperialismo y socialismo, estos panegiristas apresurados no parecen haber ca¨ªdo en la cuenta de que el modelo ajeno que proponen a nuestra admiraci¨®n tiene muy poco o nada que ver con el que propugnan en sus programas de puertas adentro. Simples razones de oportunismo -el deseo de revestirse con el prestigio de la epopeya de la Gran Marcha o la figura heroica de Che Guevara- no explican suficientemente el fen¨®meno. Como tampoco los conocidos mecanismos de compensaci¨®n de quienes, aunque se proclaman revolucionarios, se integran de hecho en los circuitos de lucha propios del sistema democr¨¢tico burgu¨¦s.
El mutismo de la prensa espa?ola y latinoamericana ante obras de la importancia de Los guerrilleros en el poder, de K. S. Karol, o Diario de la revoluci¨®n cubana, de Carlos Franqui, es un buen ejemplo de la postura traum¨¢tica de autojustificaci¨®n y condena que, de modo perfectamente abusivo, convierte la cr¨ªtica en agresi¨®n y, en lugar de estudiar la enfermedad diagnosticada, fulmina contra el diagnosticador. Mientras cualquier manual de divulgaci¨®n marxista -siempre y cuando exprese una visi¨®n conformista y apolog¨¦tica del socialismo real o la estrategia adoptada por los partidos obreros para conquistar el Poder- ser¨¢ objeto de numerosas rese?as y comentarios por parte de nuestros peri¨®dicos y semanarios de izquierda, por ¨ªnfimo que sea su nivel te¨®rico, ante toda publicaci¨®n que plantea seriamente un debate sobre la realidad del socialismo y la pr¨¢ctica revolucionaria en los pa¨ªses donde ¨¦ste se ha impuesto, los diferentes ¨®rganos de nuestra izquierda oficial u oficiosa se encastillan en un prudente silencio que, a fuerza de repetirse, acaba por erigirse en sistema. Ahora bien, como escrib¨ªa recientemente Althusser, ?el silencio sobre el error es la persistencia posible o deliberada en el error. Cuando se calla de modo durable sobre ¨¦l, ello quiere decir que contin¨²a: que se calla para que contin¨²e. En raz¨®n de las ventajas pol¨ªticas que procura su duraci¨®n?.
Silencio misterioso
Estas reflexiones -en cuya adecuada formulaci¨®n no puedo detenerme ahora- nos ayudan a comprender el silencio, a primera vista misterioso, que ha envuelto entre nosotros la aparici¨®n del libro de Teodoro Petkoff titulado, muy significativamente, Proceso a la izquierda. Su autor, miembro del PC venezolano desde 1949, fue uno de los dirigentes m¨¢s destacados de la lucha clandestina contra la dictadura de P¨¦rez Jim¨¦nez y el Gobierno de Bettancourt. En 1970 se separ¨® del PCV para fundar, en compa?¨ªa de otros l¨ªderes de aquel partido, como Pompeyo M¨¢rquez y Freddy Mu?oz, el Movimiento al Socialismo, que es, sin duda alguna, uno de los grupos pol¨ªticos m¨¢s vivos y din¨¢micos de la izquierda latinoamericana. Autor de obras como Checoslovaquia: el socialismo como problema y Socialismo para Venezuela, Petkoff es desde 1974 uno de los once diputados del MAS en el Congreso de su pa¨ªs.
Ante la desoladora perspectiva del fracaso de la lucha guerrillera, el golpe chileno y el creciente proceso de fascistizaci¨®n del mundo iberoamericano, Petkoff observa con raz¨®n que, si de un lado, la necesidad objetiva de una revoluci¨®n es m¨¢s fuerte que nunca, del otro, las fuerzas revolucionarias no han estado jam¨¢s tan alejadas como hoy de la posibilidad de cumplir con sus prop¨®sitos, y formula pregunta: ??C¨®mo es, entonces, que tal conjunto de ideas -y la pr¨¢ctica que a ¨¦l est¨¢ asociada- no se hace evidente por s¨ª mismo, no se impone por el propio peso de su generosidad y racionalidad? ?Por qu¨¦ los movimientos pol¨ªticos de filiaci¨®n socialista, la mayor¨ªa de los cuales se dicen marxistas -o m¨¢s bien marxista-leninistas- permanecen arrinconados en un estrecho ghetto, desconectados del pueblo en nombre del cual hablan y act¨²an, sin comunicaci¨®n verdadera con aquellos que la jerga izquierdista designa como ?las fuerzas motrices de la revoluci¨®n?? ?Por qu¨¦ estos obreros y campesinos, que el lirismo izquierdista considera la sal de la tierra, miran con tal inocultable desconfianza, si no con hostilidad, a esa aristocracia intelectual que habla de una revoluci¨®n incomprensible??. Encarado con la triste realidad de esas ?microsc¨®picas iglesias marxistas sostenidas por el amor de sus feligreses?, de esa izquierda que, a pesar de que ?siempre tuvo raz¨®n? en sus previsiones, sigue siendo ?la misma fuerza raqu¨ªtica que contin¨²a haciendo pron¨®sticos desde un rinc¨®n de la sociedad?, Petkoff aborda con gran lucidez e inteligencia el problema capital de ?c¨®mo restablecer los v¨ªnculos con la realidad, de c¨®mo romper la camisa de fuerza de nuestra propia mitolog¨ªa, de c¨®mo enfrentar el con texto dentro del cual act¨²a la izquierda tal como ¨¦l es y no como quisieran sus deseos que fuera?. Sus propuestas, energ¨¦ticas, estimulantes, constituyen una contribuci¨®n de primer orden al debate actual en torno a los conceptos de libertad y socialismo, que opone el socialismo real de los distintos modelos hist¨®ricos del marxismo-leninismo en el poder al llamado eurocomunismo. Dejando ahora de lado los an¨¢lisis de Petkoff relativos a la espec¨ªfica realidad venezolana, centraremos nuestra atenci¨®n en aquellos puntos del discurso que, a causa de su ¨ªndole m¨¢s general, se aplican o pueden aplicarse a la problem¨¢tica de la izquierda marxista en el seno de nuestra fr¨¢gil y a¨²n vacilante democracia hispana.
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