Juventudes Socialistas: "Tenemos que ser radicales"
No s¨®lo los j¨®venes socialistas, sino todos los militantes del PSOE deben ser radicales, en opini¨®n de Miguel Angel Pino, secretario general de las Juventudes Socialistas (JJSS), de veintiocho a?os de edad, abogado laboralista. No se considera, particularmente, un hombre de Felipe Gonz¨¢lez, aunque es sevillano y comenz¨® su carrera en el mismo despacho laboralista que el primer secretario del PSOE, de donde pas¨® a Gij¨®n y a Vizcaya. Actualmente se dedica exclusivamente al trabajo pol¨ªtico, y no ejerce, por tanto, su profesi¨®n habitualmente.
EL PAIS: ?Qu¨¦ son las JJSS respecto al PSOE?Miguel Angel Pino: Para nosotros est¨¢ muy claro que las opciones son de clase, y no generacionales, y, por tanto, no nos configuramos como opci¨®n de poder, sino como instrumento que coadyuva a que el partido sea opci¨®n de poder. Por eso todos los miembros de las JJSS estamos obligados por nuestra concepci¨®n pol¨ªtica a militar en el partido, y de esta fornia participamos en la elaboraci¨®n de su l¨ªnea pol¨ªtica y en la elecci¨®n de sus ¨®rganos directivos, aunque necesitamos tambi¨¦n de autonom¨ªa pol¨ªtica y organizativa para desarrollar la pol¨ªtica propia de la juventud dentro del partido.
EL PAIS: ?Pueden considerar las JJSS un reducto radical dentro del PSOE?
M. A. P.: Los j¨®venes socialistas tienen que ser radicales, pero tambi¨¦n han de serlo los militantes del partido, porque los problemas se solucionan acudiendo a su ra¨ªz. De otra forma, estar¨ªamos poniendo parches en lugar de dar una alternativa aut¨¦ntica. Pero no creo que las JJSS sean o vayan a ser una tendencia dentro del partido, precisamente porque utilizamos la doble militancia.
EL PAIS: ?Se considera un hombre de Felipe Gonz¨¢lez en las JJSS?
M. A. P.: No se puede decir que dentro de las JJSS haya hombres de Felipe Gonz¨¢lez o contrarios a ¨¦l: se trata simplemente de ser socialistas o no. Ser¨ªa felipista en ¨²ltima instancia la propia organizaci¨®n, en tanto todos sus ¨®rganos directivos son nombrados sin interferencia ninguna por sus afiliados. Creo, por otra parte, que el primer secretario del partido es un hombre plenamente capacitado, y que est¨¢ desarrollando en representaci¨®n de la organizaci¨®n un papel fundamental en la pol¨ªtica del pa¨ªs.
EL PAIS: ?Las JJSS est¨¢n de acuerdo con el deseo de las Juventudes comunistas de volver a formar las Juventudes Socialistas Unificadas de 1936?
M. A. P.: En ning¨²n caso se tratar¨ªa de repetir la misma experiencia, y es que el acuerdo de unificaci¨®n nolleg¨® a formalizarse plena ni formalmente, en tanto que no se lleg¨® a celebrar el congreso extraordinario de unificaci¨®n, que era el ¨²nico que pod¨ªa tomar el acuerdo.
Nosotros tampoco tenemos nada contra la unificaci¨®n con otras juventudes con las que ideol¨®gicamente no tengamos discrepancias, pero hoy las diferencias con las juventudes comunistas, tanto a nivel ideol¨®gico como pol¨ªtico, son considerables. Si ellos inician un proceso de admisi¨®n de la democracia interna de forma real, tendr¨¢ que ser algo que incida tambi¨¦n en el propio PCE. Este ser¨ªa el primer paso necesario, pero no suficiente, para poder hablar de unificaci¨®n sin que sea hablar de unidad por unidad, que no lleva absolutamente a ning¨²n sitio.
EL PAIS: ?C¨®mo ven la posibilidad de un movimiento juvenil unitario?
M. A. P.: Simult¨¢neamente con la pol¨ªtica de presi¨®n popular, que era la ¨²nica que antes pod¨ªamos desarrollar, hoy hay que realizar otra, a nivel de partido, que es la parlamentaria, y que para las organizaciones juveniles es tambi¨¦n la pol¨ªtica parlamentaria a trav¨¦s de sus portavoces, y de control sobre la gesti¨®n del Gobierno en materias juveniles. Creemos que es necesario, por consiguiente, el reconocimiento inmediato por el Gobierno de un comit¨¦ de la juventud a nivel de todo el Estado, que gestione democr¨¢ticamente el patrimonio juvenil y sea o¨ªdo por los poderes legislativo y ejecutivo en las materias espec¨ªficamente juveniles.
EL PAIS: ?Qu¨¦ soluciones plantean respecto a la problem¨¢tica juvenil?
M. A. P.: Es preciso el reconocimiento constitucional de una serie de derechos civiles, pol¨ªticos, culturales, econ¨®micos y sociales de la juventud, mediante los cuales se har¨¢ posible un posterior desarrollo legal y la modificaci¨®n consiguiente de aquellos preceptos legales referentes a la juventud que se contradigan con esos principios.
En cuanto a problemas laborales, hay que anotar que m¨¢s del 54% de los parados tiene menos de veinticuatro a?os, y que mientras el tercer Plan de Desarrollo preve¨ªa la creaci¨®n de 130.000 puestos de trabajo al a?o, se calcula que anualmente acceden a la edad laboral 250.000 j¨®venes. La tendencia, por tanto, no es hacia la disminuci¨®n, sino hacia el aumento del paro y el subempleo juvenil, a menos que un Gobierno, que tendr¨ªa que ser distinto del actual, siente las bases de una pol¨ªtica de empleo cualitativamente distinta de la actual.
A nivel estudiantil, hay que sustituir la ense?anza autoritaria dada hasta ahora por otra de forma y contenido democr¨¢tico, y desarrollar adem¨¢s los g¨¦rmenes ya existentes de una nueva cultura al servicio del pueblo. Ello conllevar¨ªa que el estudiante no sea considerado como una pieza en el proceso de producci¨®n, al que se dan los conocimientos precisos para extraerle el m¨¢ximo de beneficios, sino como persona con una funci¨®n social que cumplir intelectualmente.
Adem¨¢s, para favorecer la participaci¨®n pol¨ªtica de la juventud es como medida urgente a adoptar por el Gobierno, el reconocimiento del derecho de asociaci¨®n juvenil. Mientras esto no se d¨¦, no se podr¨¢ creer en ninguna de las manifestaciones que el Gobierno hace a favor de la juventud.
EL PAIS: ?Hay una nueva cultura o moral joven opuesta a la adulta?
M. A. P.: La oposici¨®n es entre la cultura y la moral de las clases dominantes, es decir, de la burgues¨ªa, y la de las clases dominadas, que est¨¢ en embri¨®n, y en el desarrollo de cuyos g¨¦rmenes ha tenido una participaci¨®n muy importante la juventud, pero no desde una perspectiva generacional, sino rompedora de los tab¨²es burgueses.
Hay otras culturas de sectores marginados, como los hippies, que no ofrecen una alternativa a la cultura dominante, aunque tienen importancia real. En Espa?a hay una explosi¨®n, de unos a?os ac¨¢, de movimientos culturales socialistas -en sentido amplio- y de movimientos contraculturales underground, que van a desarrollarse y en la medida de lo posible ser asimilados sint¨¦ticamente los segundos por los primeros, a favor de las condiciones pol¨ªticas futuras.
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