Un mal camino
El recurso al INI para solucionar los angustiosos problemas sociales de las empresas con dificultades financieras fue habitual en las ¨¦pocas que el principio de subsidiaridad estaba en plena vigencia y en que la madre Administraci¨®n estaba dispuesta a perpetuar, a cuenta del Tesoro, los problemas de malas gestiones del sector privado.En estos momentos pretender que el INI de salida provisional a empresas en quiebra y socialice de esta forma las p¨¦rdidas es, cuando menos, improcedente. Los casos de Hunosa y Baz¨¢n como empresas de inter¨¦s nacional integradas en el INI con p¨¦rdidas importantes cubiertas en su totalidad por el Tesoro deben ser revisados y tratados de forma diferente a la actual.
Las ¨²ltimas experiencias con Barreras y Alvarez, en las que, para evitar un grave problema de paro y en alguna manera de orden p¨²blico, el Gobierno orden¨® al INI que interviniera, haci¨¦ndose cargo de las empresas viguesas, deben ser el punto final de esta pol¨ªtica intervencionista.
Si las empresas van mal y razones de tipo social aconsejan el apoyo oficial de las mismas, ¨¦ste debe realizarse por v¨ªa presupuestaria normal o extraordinaria, con paso por las Cortes y explicaci¨®n clara. Lo que no tiene sentido es cargar a la empresa p¨²blica con los mochuelos.
En el caso de que las subvenciones presupuestarias no sean razonables debe arbitrarse un seguro de paro adecuado para los trabajadores afectados por la mala gesti¨®n de la empresa. Lo que no tiene sentido es que si no hay razones estrat¨¦gicas, el sector p¨²blico entre en aquellos sitios en que el privado haya fracasado.
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