Hoy comienza la "cumbre" de la izquierda francesa sobre el programa com¨²n
?Se puede llegar a una soluci¨®n, el problema consiste en saber si se desea?, estim¨® ayer un dirigente de la Uni¨®n de la Izquierda. Con ello, no hizo m¨¢s que expresar un sentimiento general la v¨ªspera de la ?cumbre? que reunir¨¢ hoy, en la sede del Partido Socialista (PSF), a Fran?ois Miterrand, primer secretario de este partido; a Georges Marchais, secretario general del Partido Comunista (PCE), y a Robert Fabre, presidente de los Radicales de Izquierdas (MRI). Los tres l¨ªderes, al frente de delegaciones de diez personas, intentar¨¢n superar sus divergencias para ultimar la renovaci¨®n del ?programa com¨²n? que ofrecer¨ªan al pa¨ªs en los pr¨®ximos comicios legislativos de marzo de 1978.
Este 14 de septiembre pasar¨¢ a la historia como una fecha importante para Francia y, en cierta medida, para el resto de Europa occidental. Los tres partidos que integran la Uni¨®n van a esforzarse para rematar la actualizaci¨®n del programa que firmaron en 1972. Si as¨ª fuera, teniendo en cuenta las posibilidades de victoria que se le conceden a la oposici¨®n en las elecciones legislativas de marzo pr¨®ximo, por primera vez una coalici¨®n de izquierdas, por el camino de las urnas democr¨¢ticas, llegar¨ªa al poder en el mundo capitalista occidental; el modelo franc¨¦s no dejar¨ªa de influir en esta regi¨®n del globo y, con m¨¢s probabilidades, debido a la dimensi¨®n de sus partidos comunistas, en los pa¨ªses de Europa del Sur.?Cu¨¢les son las intenciones de los comunistas? La pregunta dominaba ayer los comentarios y reflexiones en la capital francesa. sobre el desenlace de la guerra feroz desencadenada por el PCF contra los socialistas hace un par de meses.
?Est¨¢ tentado por un cambio de estrategia el PCF? Para muchos, tales cuestiones a¨²n parecen rid¨ªculas. Resultar¨ªa inveros¨ªmil que dos partidos que han fundado su estrategia para la conquista del poder en una alianza y en un programa socialista sin precedentes. decidan la ruptura cuando ese poder parece ofrecerles la mano. Es la primera vez que un l¨ªder socialista, Fran?ois Miterrand, a lo largo de los ¨²ltimos doce a?os (y a los 61 de edad), se juega su porvenir y el de su partido a la carta de la uni¨®n con Un Partido Comunista. Es, tambi¨¦n, la primera vez que un l¨ªder comunista, Georges Marchais, defenestra la dictadura del proletariado en aras de la alianza con fuerzas socialistas y progresistas para hacer cre¨ªble una imagen democr¨¢tica. Es, asimismo, la primera vez que un programa, aunque con muchas restricciones para no romper brutalmente con las estructuras capitalistas, hace entrever la senda del socialismo sin ahogar el juego democr¨¢tico.
Sin embargo, como se ha venido informando de dos meses a esta parte, todo indicar¨ªa que los comunistas esconden alguna carta que, objetivamente, nadie acierta a descifrar. Sus divergencias program¨¢ticas con los socialistas se consideran todas ellas susceptibles de un compromiso.
En materia de salario m¨ªnimo, el PCF propone 2.400 francos (40.000 pesetas) y los socialistas 2.200. La escala de sueldos, seg¨²n el PCF debe oscilar entre una y cinco (es decir que el salario m¨¢s elevado en el pa¨ªs no debe superar el inferior quintuplicado). Para los socialistas, la escala ir¨ªa de uno a nueve. El problema de la defensa nuclear, como el de las nacionalizaciones, es m¨¢s complejo, pero en ninguno de los dos casos existen divergencias de fondo. Seg¨²n los comunistas, adem¨¢s de estas tres cuestiones espinosas, quedan por resolver unos sesenta puntos m¨¢s del ?programa com¨²n?, pero ellos mismos reconocen que su importancia es relativa.
Sobre la pol¨¦mica engendrada en torno a estas divergencias, ?nadie cree seriamente que de lugar a la ruptura?, opinaban anoche los m¨¢s optimistas.
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