El Gobierno y la oposici¨®n alemana, de acuerdo en no ceder a las exigencias terroristas
Desde el martes pasado no se ha recibido ning¨²n comunicado de los secuestradores del presidente del patronato alem¨¢n, Hans Martin Schleyer. Este silencio ha adquirido car¨¢cter de tensa espera, sobre todo a ra¨ªz de la declaraci¨®n de Gobierno del canciller Schmidt ante el Parlamento y de las intervenciones posteriores a cargo de representantes de los dem¨¢s partidos pol¨ªticos mayoritarios. La posici¨®n de Gobierno y oposici¨®n, claramente presentada ante el legislativo de la Rep¨²blica Federal de Alemania, puede precipitar el desenlace del secuestro, que comenz¨® el lunes de la semana pasada.
La declaraci¨®n de Schmidt, al comienzo del a?o pol¨ªtico, deber¨ªa haber versado fundamentalmente sobre, las nuevas perspectivas econ¨®micas derivadas de la reforma impositiva que ya ha comenzado a discutir el Bundestag. Sin embargo, toda ella muy breve, se ha limitado al fen¨®meno del terrorismo. Lo mismo ha ocurrido con la del jefe de la oposici¨®n democristiana, Helmut Kohl. La exposici¨®n de ambas tan s¨®lo ha durado en conjunto 35 minutos. Schmidt y Kohl han estado de acuerdo en no provocar ahora un debate sobre el problema.El Estado de derecho como l¨ªmite
El canciller ha atacado indirectamente a ?algunos? medios de prensa al decir que ?casi todos los medios informativos han cooperado en la b¨²squeda de una soluci¨®n del caso Schleyer?, y ha insistido en que este secuestro no va contra una persona, sino que ?va dirigido contra todo el orden de libertad y contra cada ciudadano?. El Gobierno progresar¨¢ ?sin omisiones ni hipotecas? en la lucha contra el activismo, a la que invita a pol¨ªticos, periodistas y ciudadanos en general. Una vez m¨¢s el canciller ha repetido un compromiso contra¨ªdo hace dos a?os, tras el atentado contra la embajada alemana en Estocolmo: ?Iremos hasta los mismos l¨ªmites que nos permita el Estado de derecho.? Al tiempo ha justificado los contactos con los secuestradores, a trav¨¦s del abogado ginebrino Denis Payot como ?un medio para evitar nuevos derramamientos de sangre?. Una vez m¨¢s Schmidt ha vuelto a referirse al discutido problema de los ?simpatizantes con la escena terrorista?, seg¨²n f¨®rmula muy usada en estos d¨ªas, y les ha pedido que abandonen su actitud. La situaci¨®n es, seg¨²n Schmidt, de ?peligro agudo contra todos los ciudadanos?, y reclama ?un firme autodominio para que la situaci¨®n no se deteriore?. Parece sintom¨¢tico, pues los ¨²nicos aplausos dispensados al canciller hayan sonado al hablar ¨¦ste de los simpatizantes y al terminar con una verdadera declaraci¨®n de guerra contra los activistas, anticipando que no se ceder¨¢.
A pesar de la rara uniformidad entre los partidos, a duras penas mantenida por la fuerza de la situaci¨®n, fuera del Parlamento prosigue la pol¨¦mica sobre causas y responsabilidades pol¨ªticas en torno al fen¨®meno. Los ide¨®logos de la izquierda, como B?ell, Dutschke y Marcuse, se han apresurado a delimitar su postura respecto al terrorismo. La Democracia Cristiana insiste, sin embargo, en colocar todas estas posiciones en el mismo caj¨®n en que sit¨²a a los terroristas. Golo Mann, que hace unos d¨ªas ve¨ªa a la RFA envuelta en un clima pr¨®ximo a la guerra civil, ha expresado sus temores de que el pa¨ªs, so pretexto de lucha antiterrorista, transforme sus leyes liberales en base de un Estado autocr¨¢tico.
La actitud expresada en el Parlamento concede un nuevo valor al ¨²ltimo plazo fijado por el ?comando Siegfried Hausner? para que se cumplan sus condiciones. El Gobierno no parece dispuesto a conceder la libertad de los once militantes de la Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo, y los secuestradores han anticipado que a la medianoche del resolver¨ªan sobre la vida de Schleyer.
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