El incremento del salario m¨ªnimo, por debajo del de los precios
El Gobierno decidir¨¢ pr¨®ximamente un incremento en la cuant¨ªa del salario m¨ªnimo interprofesional que, seg¨²n todos los indicios, quedar¨¢ situado en torno a las 500 pesetas. Ello supondr¨ªa un aumento del 13,6 % sobre el actualmente en vigor -440 pesetas- fijado en el mes de abril.
Aunque el salario m¨ªnimo interprofesional s¨®lo afecta -seg¨²n cifras oficiales- a unas 700.000 personas, su incidencia es muy notable por cuanto condiciona directamente la evoluci¨®n de las cotizaciones de empresarios y trabajadores en la Seguridad Social. La vigente ley de Relaciones Laborales establece que el salario m¨ªnimo ser¨¢ revisado semestralmente siempre que el incremento de los precios exceda de cinco puntos en el per¨ªodo anterior.El primer salario m¨ªnimo, fijado en 1963, fue de sesenta pesetas. El pasado a?o ya se procedi¨® a regularlo en dos ocasiones, dado el ritmo evolutivo de los ¨ªndices de precios.
En los distintos medios consultados al respecto por EL PAIS se percibe una especial preocupaci¨®n por el tratamiento que el Gobierno otorga al tema. Al parecer, algunos representantes de los departamentos econ¨®mico-laborales del Gabinete sustentan el criterio de no autorizar una elevaci¨®n excesiva, en buena parte para no agravar la situaci¨®n de las empresas, a las que las cargas de la Seguridad Social est¨¢n causando no pocos problemas de tesorer¨ªa. En esta l¨ªnea, la cifra apuntada ser¨ªa la de 490 pesetas. Recientemente, fue designado presidente de la Comisi¨®n interministerial para el salario m¨ªnimo el subsecretario de la Seguridad Social. Victorino Anguera. Esta comisi¨®n fue constituida en el seno de la de subsecretarios para cubrir el vac¨ªo existente a partir de la desaparici¨®n del sindicalismo vertical. Hasta ahora era competencia del Ministerio de Trabajo, previo informe del de Hacienda y o¨ªdos los Consejos de Trabajadores y Empresarios.
Aunque tradicionalmente la cuant¨ªa fijada pata el salario m¨ªnimo haya quedado situada muy por debajo del salario real de la mayor parte de la poblaci¨®n activa y, por supuesto, inferior a lo que pudiera denominarse salario suficiente, va a ser ¨¦sta una de las primeras ocasiones en los ¨²ltimos a?os en que el incremento fijado por el Gobierno es menor que el experimentado por los precios al consumo. Mientras la tasa de crecimiento de los precios para el conjunto de los siete primeros meses del a?o es ya del 17 %, el incremento del salario m¨ªnimo se deja reducido al apuntado 13,6. Ello se antoja, teniendo adem¨¢s en cuenta que la tasa de crecimiento de precios de agosto y septiembre se espera tambi¨¦n alta por los efectos posdevaluatorios, cuando menos disparatado. Ovbiamente, eI poder adquisitivo de los salarios queda ya reducido, aun antes'de que entre en vigor el nuevo salario m¨ªnimo.
Dadas las condiciones de la actual situaci¨®n econ¨®mica, lo m¨¢s l¨®gico ser¨ªa acudir a un salario m¨ªnimo suficiente, establecido con criterios de mensualidad, y que muy bien pudieran rondar las 25.000 pesetas. Este criterio es compartido por algunos estamentos de la propia Administraci¨®n y ser¨ªa, sin duda, aceptado por las centrales sindicales, que en ocasiones ya han reivindicado el establecimiento de un salario digno.
Una medida como la apuntada conllevar¨ªa, l¨®gicamente, otra inmediata: desvincular inmediatamente las bases de cotizaci¨®n de la Seguridad Social de la evoluci¨®n del salario m¨ªnimo interprofesional. Esto dotar¨ªa, probablemente, de una mayor racionalidad al sistema de cotizaci¨®n de la SS y reducir¨ªa el fuerte gravamen que padecen las empresas por este concepto. Frecuentemente, la presi¨®n de los gastos de Seguridad Social causa a las empresas serios problemas de liquidez, como lo demuestra el hecho de que, en tiempos dif¨ªciles como los actuales, sean numerosas las peticiones de moratoria en el pago de sus cuotas a la Seguridad Social por parte de las empresas.
De otra parte, una reducci¨®n en los costes de la SS sobre los empresarios repercutir¨ªa favorablemente en la evoluci¨®n del empleo. Son muchos los empresarios que se resisten a incrementar sus plantillas por temor a la presi¨®n de las cuotas sociales. Presi¨®n que, como han se?alado reiteradamente los empresarios, dif¨ªcilmente podr¨¢ verse compensada con los beneficios y bonificaciones fiscales que, para el caso de incremento de puestos de trabajo, fije el Gobierno a trav¨¦s de las medidas de actuaci¨®n fiscal urgente, sometidas actualmente a debate parlamentario.
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